Ex funcionarios de inteligencia han confirmado que la CIA y su agencia homóloga israelí, el Mossad, asesinaron a un alto líder de Hezbollah, hace siete años este mes. Imad Mughniyah fue asesinado en 2008 en un atentado con coche bomba en la capital siria de Damasco. Según The Washington Post, operarios de la CIA y […]
Ex funcionarios de inteligencia han confirmado que la CIA y su agencia homóloga israelí, el Mossad, asesinaron a un alto líder de Hezbollah, hace siete años este mes. Imad Mughniyah fue asesinado en 2008 en un atentado con coche bomba en la capital siria de Damasco.
Según The Washington Post, operarios de la CIA y el Mossad trabajaron en estrecha colaboración para llevar a cabo el ataque. La bomba fue fabricada y probada en Estados Unidos. Después, los agentes israelíes en Tel Aviv la detonaron en coordinación con sus colegas de la CIA en el territorio de Damasco.
Como jefe de operaciones internacionales de Hezbollah, Mughniyah fue acusado de participar en ataques contra objetivos estadounidenses e israelíes en el Líbano y en todo el mundo, como parte de las medidas del grupo para poner fin a las dos décadas de ocupación israelí en el sur del Líbano. Los funcionarios estadounidenses también lo acusaron de haber participado en el atentado de 1983 a la embajada de Estados Unidos en Beirut y de armar a los combatientes chiíes en contra de la ocupación estadounidense en Irak.
El asesinato de Mughniyah genera varios problemas legales y políticos. Su aprobación requirió de una decisión presidencial por parte del presidente George W. Bush y el respaldo de varios altos funcionarios del gabinete, incluyendo el fiscal general.
Sobre la utilización de un coche bomba para matar a un objetivo, una profesora de derecho internacional de la Universidad de Notre Dame, dijo: «Es un método de asesinato utilizado por terroristas y pandilleros. Viola una de las reglas de batalla más antiguas».
Al confirmarse la participación de la CIA, la revelación podría también desencadenar actos de represalia por parte de Hezbollah contra objetivos estadounidenses de cualquier parte del mundo. Esto sucede solo unos días después de que Hezbollah e Israel cruzaran fuego, en uno de sus enfrentamientos más violentos desde la guerra de 2006.