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La ciudad sitiada y la inteligencia política del 15M

Fuentes: Rebelión

Se cuenta que, entre risas, en la cena del jueves 4 de mayo entre colegas políticos y empresariales, catalanes o españoles, tanto da en estos casos, Artur Mas, el president pro-Eurovegas y del gobierno los mejores privatizadores desalmados, dijo más o menos lo siguiente: «Parecen unas fuerzas de ocupación». Duran i Lleida, el político lobbista […]

Se cuenta que, entre risas, en la cena del jueves 4 de mayo entre colegas políticos y empresariales, catalanes o españoles, tanto da en estos casos, Artur Mas, el president pro-Eurovegas y del gobierno los mejores privatizadores desalmados, dijo más o menos lo siguiente: «Parecen unas fuerzas de ocupación».

Duran i Lleida, el político lobbista y servil más ubicado en la derecha extrema de la clase política institucional catalana, manifestó una ligera queja, de puertas hacia dentro, para consumo interno y de hooligans de su secta, sobre el excesivo despliegue policial al que fue sometida Barcelona y Catalunya durante estos dos días de reunión del Banco Central Europeo (Por cierto: ¡qué desprestigio para una institución! ¡Cómo si fuera una reunión de la cúpula de algún partido de tradición nazifascista!)

Ante las quejas por los gastos -¿y eso quién lo paga?-, se ha señalado rápidamente que no han sido tales, que el despliegue para garantizar la seguridad en un Barça-Madrid es más o menos equivalente. ¡Para morirse de risa y de indigestión!

La manifestación estudiantil del pasado jueves, lo mismo que sucedió en la de la tarde del martes, la manifestación del primero de Mayo (¡han llegado a decir con su rostro impenetrable que les sirvió de ensayo!), fue un enorme rectángulo policial en movimiento que contenía en su interior a los estudiantes y ciudadanos manifestándose. ¡Para alzar los puños con toda la rabia del mundo! A eso se le llama «derecho de manifestación» y libertades democráticas.

Los miembros del 15M acertaron de pleno. ¡Que les den, exclamaron! Nosotros no nos manifestamos con Puig, el del bate. ¡Que se lo coman con patatas y vino tinto aguado! Queda, eso sí, lo esencial: en la Europa de mayo de 2012, cuando se reúne una de sus máximas instituciones, una institución que en teoría debería velar por el bienestar de la ciudadanía pero que se ha convertido de hecho en punta de lanza del golpe de estado de las grandes multinacionales en Europa, se suspenden tratados, se detiene a ciudadanos, se acordonan ciudades, se prohíbe la circulación de personas, se sitian ciudades y se despliegan fuerzas policiales, benemérita incluida, ad nauseam. En esta ocasión, 4 mil Mossos, 2 mil policías nacionales y dos mil guardias civiles. Dicen. Habría que comprobarlo. Parecían más. No sé si los centenares y centenares de policías de paisano, uno de los puntos más negros y aborrecibles de todo este cuadro fascistoide, están incluidos en esas cifras.

De la atmósfera vivida, esta nota de O.G [1] lo dice casi todo. Póngase en situación: Barcelona, centro de la ciudad, jueves 3 de mayo, 11: 30 de la mañana.

José L. F., todo un señor funcionario de 40 años, salía del metro el pasado jueves a las 11:30 y se topó con el despliegue de los Mossos en la plaza Universitat. Faltaba media hora para la manifestación estudiantil contra los recortes en educación y la subida de tasas convocada a las 12. Yo mismo estaba por los alrededores de la plaza a esa hora. «Era impresionante, todo lleno de furgonetas y policía», ha señalado José. Con razón. No exagera, más, mucho más, que en los tiempos del franquismo.

La imagen, es decir, el despliegue policial impactó a José L.F, y lo quiso grabar con su móvil. No estaba prohibido. Tomó dos -¡dos!- imágenes de los vehículos y otras dos -¡dos más!- de Mossos de paisano, los que llevan (¿legalmente?) la cara tapada y un brazalete de «policía».

Error, inmenso error del ciudadano José. En un instante, estaba rodeado de agentes. Le registraron el maletín y le pidieron que se identificara. Problema: se había olvidado el DNI el pasado fin de semana en un hotel. Se lo explicó a los policías y les enseñó sus carnés de funcionario y de la biblioteca, ambos con fotografía, incluso sus tarjetas de crédito. De nada sirvió. Sin el DNI tenía que ir a comisaría.

Un portavoz de los Mossos, sin identificar por supuesto, ha aclarado la cuestión: «Iba sin identificar y la documentación que llevaba no era suficiente». Aclarado está. Añadió que José firmó un papel en el que consintió ser trasladado a comisaría. ¿Consistió? ¡El cinismo y las ocurrencias campan al descubierto! ¿Qué iba a hacer, intimidado y rodeado de policías apremiándote a gritos?.

En resumen: casi dos horas retenido. La reunión del BCE en Barcelona no ha convencido a José: «Me parece todo un exceso. La reacción a una foto, la actitud de los agentes…» Como José tal vez sea un pelín conservador, entiende que «haya que tomar todas las medidas de seguridad que haga falta». Eso sí, no que los mossos tengan que amedrentar así a un ciudadano cualquiera.

¡Y hablamos de una simple reunión del BCE! ¿Se imaginan cuando estemos en otros escenarios más osados? La política del palo como eje central de la política europea. Marcuse ya habló hace bastantes años de la tolerancia represiva. ¡Cuánta razón tenía!

Europa, en general, está en manos de la derecha extrema y represiva y de un centenar de multinacionales. Los pueblos debemos alzarnos en pie de justicia, dignidad, democracia real y libertad no vigilada. No nos queda otra. Con inteligencia y prudencia, eso sí, como la manifestada por el 15M barcelonés.

Nota:

[1] O.G. «Un blindaje policial…» El País, 5 de mayo de 2012, p. 1 (edición Catalunya)

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.