Al ordenar que todos los mapas de las nuevas ediciones de libros escolares de Israel incluyan la «línea verde» que separa este país de Cisjordania desde la guerra de 1967, la ministra de Educación Yuli Tamir desató una tormenta política. Políticos de derecha y líderes religiosos amenazan con boicotear esos manuales en caso de que […]
Al ordenar que todos los mapas de las nuevas ediciones de libros escolares de Israel incluyan la «línea verde» que separa este país de Cisjordania desde la guerra de 1967, la ministra de Educación Yuli Tamir desató una tormenta política.
Políticos de derecha y líderes religiosos amenazan con boicotear esos manuales en caso de que sean publicados. Pero «no se puede esperar que los niños comprendan la historia si se eliminan porciones de ella de sus libros», explicó Tamir.
La funcionaria fue una de las fundadoras de Paz Ahora, movimiento extraparlamentario que se ha opuesto con fuerza a la instalación de asentamientos judíos en Cisjordania y que apoya la creación de un Estado palestino independiente en ese territorio y en Gaza.
Legisladores de derecha que se oponen a abandonar estas áreas por motivos religiosos o de seguridad acusaron a Tamir de tratar de «politizar» el sistema educativo y de introducir la «agenda de Paz Ahora» en el programa escolar.
La decisión toca el corazón de la puja que enfrenta a la izquierda con la derecha de la sociedad israelí: el futuro de los asentamientos y de Cisjordania.
Muchos israelíes de la derecha religiosa y la comunidad de colonos asignan a Israel el derecho divino a la posesión de Cisjordania. Llaman a esa zona por su nombre bíblico –«Judea y Samaria»– y consideran inaceptable renunciar a ella.
Muchos israelíes, a diferencia de los colonos, están dispuestos a ceder en Cisjordania, pero la mayoría, además, cree que replegar el territorio de su país a las fronteras exactas de 1967 pondría en peligro su seguridad.
Para muchos palestinos, los límites de 1967 con la Jordania de entonces forman la base de su demanda de un Estado independiente en Cisjordania y Gaza.
Pero ni siquiera del lado árabe hay consenso: el gobernante Movimiento de Resistencia Islámica (Hamas) sostiene que el Estado judío debería ser desmantelado y que toda la Palestina histórica, incluido el actual territorio israelí, debería ser entregada a los palestinos.
En los mapas que figuran en los libros de texto palestinos tampoco aparece la línea verde, ni rastro alguno de Israel. Toda el área geográfica comprendida entre el río Jordán y el mar Mediterráneo es presentada como Palestina.
La decisión de Tamir se guía por estudios académicos según los cuales la línea verde desapareció de los libros de estudio, que, en cambio, aluden a Cisjordania como «Judea y Samaria», al uso de los judíos religiosos comprometidos a colonizar el área en el marco del proceso mesiánico.
La denominada «línea verde» fue trazada con ese color en el mapa por los negociadores que acordaron el armisticio de 1949, al cabo de la guerra que enfrentó a Israel con sus vecinos Egipto, Siria y Jordania.
Desde la Guerra de los Seis Días (1967), cuando Israel capturó Cisjordania y Gaza, la fórmula sirve como referencia a la frontera no oficial que separa a Israel de estas áreas palestinas.
Hasta 1967, Cisjordania pertenecía a Jordania, y Gaza, a Egipto. Ahora está controlada en parte por el ejército israelí y en parte por la Autoridad Nacional Palestina.
En cuanto a Gaza, en agosto de 2005 Israel se retiró completamente y desmanteló todos los asentamientos judíos en ese territorio. Pero la retirada fue unilateral, sin ningún acuerdo con Palestina, por lo que tampoco se determinó entonces una frontera definitiva reconocida internacionalmente.
Zvi Hendel, un legislador religioso que se opone al desmantelamiento de los asentamientos y a la evacuación de los colonos de Cisjordania, dijo a IPS que la ministra Tamir intenta promover en las aulas sus opiniones políticas personales.
«Si su intención era que los niños aprendieran historia, dónde estaban las fronteras en 1967, eso sería legítimo. Pero ella está jugando a la política, quiere promover la agenda de Paz Ahora», opinó Hendel.
La línea verde fue la frontera «durante apenas 19 años», entre 1948 y 1967, sostuvo. «En los últimos 40 años no lo fue. Su idea merece desdén. No creo que la concrete», agregó.
Otro parlamentario religioso de línea dura, Yitzhak Levy, acusó a Tamir de tratar de «dictar un futuro acuerdo de paz» y de intentar hacer que los estudiantes «dejen de lado el compromiso de sus corazones y sus almas con Judea y Samaria».
Levy, ex ministro de Educación, dijo que mientras el sistema educativo se encontraba «al borde del colapso», Tamir estaba «entrometiéndose en la política».
Un grupo de rabinos prohibió a sus congregaciones y a los estudiantes de los centros de enseñanza a su cargo usar los nuevos libros de texto, en caso de que alguna vez sean editados.
«La ministra de Educación Yuli Tamir ha declarado una guerra abierta contra el Santísimo, bendito sea, y contra la Tierra de Israel», expresaron los rabinos. «La ministra se unió a los enemigos que lucharon contra el pueblo de Israel durante generaciones».
Al criticar a Tamir, algunos legisladores recordaron la descripción del fallecido canciller israelí Abba Eban: los límites de 1967 son como «las fronteras de Auschwitz».
Según decía Eban, regresar a esos límites tornaría a Israel indefendible, con los principales centros poblados accesibles para el enemigo.
El primer ministro israelí, Ehud Olmert, líder del centrista partido Kadima, apoyó a Tamir. «No hay nada malo en marcar la línea verde. Pero existe una obligación de enfatizar que el gobierno y el consenso público descartan volver a los límites de 1967», señaló.
El plan de Olmert para otra retirada unilateral, que ha postergado desde la guerra de Líbano en julio y agosto, implica la evacuación de muchos asentamientos judíos en Cisjordania, pero también la retención de los mayores, la mayoría de los cuales se encuentran cerca de la línea verde aunque dentro de Cisjordania.
Mientras, parlamentarios de izquierda que postulan concesiones territoriales como base para un acuerdo de paz con los palestinos, apoyaron a Tamir.
Avshalom Vilan, miembro del izquierdista partido Meretz, dijo que la línea verde nunca fue borrada y que señalarla es elemental con miras a la paz con Palestina.
Yosi Sarid, ex ministro de Educación y veterano activista por la paz, dijo que «los estudiantes en Israel deberían saber que las fronteras oriental y septentrional de Israel no son definitivas, y que un día serán establecidas a través de negociaciones».
Tamir insiste en que su decisión es «educativa». «Enseñamos, por ejemplo, la Resolución 242 de la ONU, pero no les mostramos a los estudiantes la línea verde», dijo.
Esa resolución, aprobada por el Consejo de Seguridad de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) el 22 de noviembre de 1967, que exigr la retirada de las fuerzas armadas israelíes de los territorios ocupados durante la Guerra de los Seis Días.
«No podemos negar que solía haber una frontera que todavía es debatida hoy», concluyó.