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La España negra contraataca

Fuentes: Gara

Euskal Herria está presenciando y sufriendo tal cúmulo de decisiones que conllevan drásticos recortes de libertades, que corremos el riesgo de considerar como casi normales las gravísimas decisiones jurídico-policiales adoptadas contra Batasuna en las últimas fechas. Cierto es que llevamos dos siglos pisoteados como pueblo y que constantemente se vienen violando con especial saña y […]

Euskal Herria está presenciando y sufriendo tal cúmulo de decisiones que conllevan drásticos recortes de libertades, que corremos el riesgo de considerar como casi normales las gravísimas decisiones jurídico-policiales adoptadas contra Batasuna en las últimas fechas. Cierto es que llevamos dos siglos pisoteados como pueblo y que constantemente se vienen violando con especial saña y virulencia los derechos fundamentales de una parte importante de los vascos y vascas, pero ello no es razón para quitar importancia a las medidas actuales.

Nadie piensa que las declaraciones del militar Mena o las últimas drásticas decisiones del juez Grande-Marlaska obedecen a medidas o impulsos personales. Son parte de una estrategia involucionista perfectamente orquestada por sectores que añoran los viejos tiempos franquistas. Son decisiones promovidas por los mismos que ahora hace 25 años impulsaron el «auto-golpe» del 23-F, es decir los dirigentes más reaccionarios del PSOE y esa «España negra» que configuran los entornos del PP.

Estamos asistiendo a involuciones antidemocráticas de gran calado. A «golpes de Estado» dirigidos por políticos que viven del sistema, sectores de la judicatura y medios de comunicación convenientemente apoyados por los distintos cuerpos policiales y el Ejército. Involuciones que nada tienen que envidiar a los numerosos movimientos de cuarteles que han ido sucediendo desde el comienzo de lo que se ha venido a llamar la «transición democrática», por cierto proceso constantemente vigilado por los sectores más reaccionarios del Ejército.

Porque es evidente que el concepto de «golpe de Estado» ha cambiado de manera importante en cuanto a su forma. Lo que durante siglos era acción del Ejército o de la Guardia Civil, por medio de los Tejero o Pavía de turno, hoy lo llevan a cabo acciones perfectamente orquestadas por el juez Grande-Marlaska, cadenas radiofónicas ligadas a la Iglesia, representantes del Ejército que actúan a la sombra, representantes políticos como el Sr. Acebes… Involuciones antidemocráticas de «guante blanco» pero con el mismo efecto: recorte de las libertades democráticas y aumento de escandalosas medidas represivas.

Tras la muerte del dictador Franco, los más audaces como Fraga, Suárez, la saga de los Oreja… se reconvirtieron, cual camaleones, de la noche a la mañana en «demócratas» y han ocupa- do cargos importantes. Otros sectores se retiraron a la retaguardia pero para seguir viviendo de los mismos privilegios que disfrutaron con el dictador. Mientras el proyecto de la España una, grande y libre no corría peligro han chupado de la piragua sin mayor desasosiego. Sus intereses económicos bien resguardados y los políticos apoyados por todos los partidos de la «Reforma» se han sentido tan demócratas como los más. Igual que en el franquismo y además con el label de demócratas.

Desde la llegada al poder del PP, todos los nostálgicos de los 40 años de dictadura diseñaron una estrategia para salir del anonimato y adoptar una actitud activa en defensa de su ideología ultramontana. Con Aznar en el Gobierno, poco a poco los neofranquistas se sitúan en los puestos claves de la judicatura; invierten y se introducen en varios medios de comunicación; ocupan puestos relevantes en los grupos económicos clave como la banca o el sector energético; actúan al alimón con la Iglesia Oficial ya de antes controlada a través del Opus y se alían con los cuerpos policiales y el Ejército con los que tienen una identificación casi natural.

Con el PSOE en el Gobierno por segunda vez, todos esos sectores, lejos de amilanarse, siguen haciendo su labor de zapa. Un PP como gato panza arriba utiliza toda esa trama para defender las ideas más reaccionarias y recalcitrantes. Con la Ley de Enseñanza (LOE) a pesar de ser españolista a ultranza, es la Iglesia la que encabeza una campaña llena de falsedades y vaguedades. En contra de la recuperación de los «papeles de Salamanca», utilizan los sentimientos más rancios de la población. El Estatut enciende las alarmas. Y de manera permanente Euskal Herria es la bestia a batir y aniquilar. Prohibición del Congreso que Batasuna había convocado en el Bilbao Exhibition Center; persecución sistemática de los líderes más conocidos del independentismo; empecinamiento en el jucio-farsa del 18/98; inhibición ante la práctica totalidad de los casos de torturas mientras se ensañan en víctimas como Unai Romano…

La respuesta necesaria

Esa trama de la «España negra» tiene raíces profundas. Raíces profundas en esa España de los vencedores; en los nostálgicos de los privilegios económicos y políticos. Y sobre todo tiene sus raíces en un nacionalis- mo español imperialista, agresivo y reaccionario. España imperialista al que hay que hacerle frente ideológicamente y políticamente.

Y una vez más, el único que le ha hecho frente ha sido un sector amplio de Euskal Herria. Todos quienes asistimos a la explanada del BEC y muchos miles de ciudadanos más dispuestos a demostrar que seguimos defendiendo el derecho que le asiste a nuestro pueblo a decidir su futuro sin ingerencias externas a pesar de todas las amenazas de los fascistas.

Una vez más Batasuna ha demostrado inteligencia y firmeza ante esta nueva agresión. Inteligencia para no perder la cabeza y actuar a la desesperada y firmeza al convocar numerosas movilizaciones en los pueblos y ciudades de los siete herrialdes vascos. La capacidad imaginativa y valiente de un grupo de ciudadanas y ciudadanos convocando un acto multitudinario en la plaza del BEC, a escasos metros de donde se había proyectado celebrar el Congreso y la amplia respuesta so- lidaria de numerosos agentes politicos, sindicales y sociales han completado la contundente respuesta ante estas nuevas agresiones. Agresiones que se entendía que no iban dirigidas solamente a unas determinadas siglas sino al conjunto de nuestro pueblo, contra Euskal Herria. Ojalá se repita esa foto de respuesta unitaria de Batasuna, EA, Aralar, EB, Zutik y los sindicatos ELA, LAB, ESK, EILAS, EHNE, HIRUŠ!

El PSOE ha vuelto a quedarse en palabras. Las declaraciones esperanzadoras de Zapatero a principios de aquella semana volvieron a quedar huecas y vacías de contenido. Ante el contraataque de la «España negra», a través de los medios de comunicación y de la Audiencia Nacional, el Gobierno se ha plegado. Sus amarras para con el PP y su trayectoria de identificación con los imperialistas españoles más recalcitrantes le siguen pasando factura. El último cese de Fungairiño, sin despreciar su alcance político, no deja de ser un traslado al Supremo donde seguirá haciendo de las suyas…

¿Y el PNV? Una vez más ha dado la espalda a su pueblo. Ha preferido limitarse a mostrar en su discurso su desacuerdo, para en la práctica unirse a las tesis de los represores. Vuelve a perder una oportunidad inmejorable para defender con valentía y dignidad a Euskal Herria.

Todos estos hechos dejan en evidencia que la libertad no nos la van a regalar, se conquista. El camino es el de siempre: la lucha y la respuesta diaria en defensa de los derechos sociales y nacionales de Euskal Herria. Camino dificil, pero ilusionante cuando está en juego el futuro de todo un pueblo. –