Revisado por Caty R.
Oír hablar de «la paz» paralelamente a la negación de una ocupación militar extranjera en Palestina, por un candidato a la presidencia de EEUU, así como a representantes sionistas, permite recordar las mismas situaciones kafkianas de las nominaciones de los candidatos al Premio Nobel de la Paz de Hitler y Stalin. Así como las propuestas de Hitler de paz de antaño.
Mientras, transcurre el mes de septiembre, el cual nos colma de múltiples sentimientos encontrados al rememorar otro año más de impunidad del genocidio palestino de Sabra y Chatila a manos de las fuerzas de ocupación militar sionista israelí, en conjunto con las fuerzas armadas de los gobiernos árabes reaccionarios, siempre implantados por el imperialismo de turno.
Y mientras, cada día, se repiten las conductas aberrantes de terrorismo y vandalismo por parte de la ocupación militar extranjera sionista israelí: recientemente, la puerta de la iglesia del monasterio de Latrún, próximo a Jerusalén, ha sido incendiada y se han realizado inscripciones anticristianas y favorables a la colonización israelí de los Territorios Palestinos en sus muros. Francia ha condenado firmemente este acto de vandalismo contra un lugar de culto cristiano y de paz. Tal como el maltrato de menores palestinos por parte de los militares israelíes. Palizas de jóvenes israelíes neonazis a jóvenes palestinos en Jerusalén. Los desmanes de los colonos armados contra la población civil palestina. Los bombardeos diarios a la población civil palestina de Gaza. Las torturas, los asesinatos de resistentes armados, los castigos colectivos, el robo del agua, etc.
Cómo es posible tal disociación y que no se proceda, de una vez por todas, a acabar con el presente holocausto palestino y a la ruptura de las políticas de apoyo incondicional y de veto de EE.UU a la ilegal ocupación militar israelí de la Ribera Occidental del Jordán, Jerusalén Este y Gaza, apoyando el derecho internacional y las resoluciones de las Naciones Unidas, incumplidas por la entidad sionista, que se perpetúa hasta el día de hoy manteniéndose sin fronteras y robando cada día más y más.
Congelar la construcción de asentamientos ilegales en tierras palestinas, y la del muro del apartheid.
Solución y cumplimiento de las resoluciones relativas a los refugiados palestinos, incluyendo el retorno de éstos a sus hogares, y/o su respectiva compensación. Así como una política de igualdad hacia todos los palestinos, pertenecientes a los territorios palestinos ocupados, como a los de Palestina del 48, en igualdad de condiciones con los ciudadanos israelíes, tal como correspondería coherentemente en un «Estado democrático».
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