Traducido del inglés para Rebelión y Tlaxcala por Germán Leyens
Cinco años de intensa guerra contra el terror y Gran Bretaña está lejos de convertirse en islamófoba en la medida que Blair y sus amigos sionistas habrían esperado. Cinco años de guerra anglo-usamericana contra el Islam, y los que realmente insisten en que ha habido un aumento alarmante en los sentimientos anti-judíos son los judíos británicos. Más de un año después de Londres 7-7 [atentados de Londres] el público británico se sigue negando a apoyar la diferenciación de Blair entre el Islam ‘reaccionario’ y el ‘bueno’.
Aunque el gobierno británico, el Home Office [Ministerio del interior], y las fuerzas de seguridad hacen todo lo posible por dividir a la sociedad británica mediante el miedo, mantienen una intensa presión sobre los musulmanes británicos mediante leyes, batidas, y la creación de algunas fantasmagóricas alertas de terror, el pueblo británico se sigue mostrando totalmente apático ante la llamada de Blair. En todo caso, los británicos están ahora convencidos de que algo anda mal con Blair y que él es, en realidad, quien representa un verdadero peligro. Quieren que Blair desaparezca de la escena. Es muy interesante que el infausto apoyo de Blair al ataque asesino de Israel contra el pueblo libanés haya puesto el último clavo en el ataúd del primer ministro.
¿Por qué será que los británicos no siguen a su primer ministro siofílico?
Mi respuesta es: el kebab, así de simple. A altas horas de la madrugada, todo lo que uno puede comer en Gran Bretaña es un kebab: un shish de pollo, un shish de cordero, un doner de cordero, un doner de pollo y shwarma. Al parecer, los británicos encuentran a la comunidad musulmana en los lugares de kebab, así como en los pequeños negocios en las esquinas. En la mayoría de los sitios el que se ocupa de lo que necesitas es un joven mediterráneo o asiático con acento extranjero. ¿Mediano o grande? – pregunta. – ¿Ensalada? ¿Ajillo, ají?
Ya no es ningún secreto, incorporarse a Gran Bretaña es asimilarse con su cocina. La cocina balti es ahora ‘el plato nacional de Gran Bretaña’. El kebab está a punto de reemplazar a los antiguos negocios de ‘fish and chips’ [pescado con papas fritas] en todo el país. Gefilte Fish, ¿cómo lo digo?, sigue siendo terminología foránea en inglés. Podrás encontrarlo en latas israelíes importadas en la sección kosher en Tesco y Marks and Spencers o en el noroeste de Londres, pero en ninguna otra parte.
El kebab, por otra parte, se encuentra ahora en toda Gran Bretaña. Lo encontrarás en cualquier calle principal. Si visitas un negocio de kebab ubicado en un barrio poblado por árabes como Edgware Road, tal vez tengas la suerte de que te inviten a una sesión de shisha [pipa de agua]. Y es básicamente todo. Una vez que tu kebab se acomoda en tu estómago, tu mente adopta el Oriente. Y en realidad no tiene nada que ver con el valor nutritivo del kebab. Resulta, en realidad, de un principio metafísico esencial: «los seres humanos tienden a confiar en quienes colocan comida sobre sus mesas». Si no confías, no comes. Y es algo que ni siquiera Tony Blair ha podido cambiar.
Vale, podrás pensar, esto explica por qué los británicos no siguieron el orden del día islamófobo de Blair, sin embargo, no explica el presunto ‘aumento del antisemitismo’ que tiene lugar según los dirigentes de la comunidad judía.
Aunque los británicos no-judíos no llegan en masa a Blooms, hay que admitir que a altas horas de la madrugada hay una actividad febril en Golders Green, el städtle oficial de Londres. Está abierto para los visitantes. Más de unas pocas panaderías y productores de bagels venden sus productos. Pero allí encontrarás sobre todo a miembros de la comunidad judía. A diferencia de Edgware Road que ya se ha convertido en el Nº 1 de los crisoles culturales nocturnos de Londres, donde todo el mundo pasa el rato, en Ranush, Maroush o Al-Dar, Golders Green existe un ambiente social kosher. Si te detienes en Karmeli para un Burekas o un rogalah, los únicos que encuentras son individuos macizos con casquetes que pasan el rato con sus esposas vestidas muy kosher. Los goyim [no-judíos] no se sienten bienvenidos en Karmeli, Tabun, Blooms o en algún otro delicatessen del lugar.
Habría que preguntarse dónde los británicos encuentran a sus conciudadanos judíos. Como en el caso de los musulmanes, probablemente los encuentran en muchísimos lugares. En las artes, en el negocio de la música, en las universidades, en el hospital, en el mercado, en el mundo de las finanzas. Los británicos se encuentran con muchos judíos y musulmanes sin siquiera darse cuenta de que lo hacen. Pero la pregunta más interesante que hay que hacerse es dónde los británicos encuentran al ‘judío estereotipo’.
Primero lo encuentran en la prensa, especialmente representado por sionistas que son los más ruidosos (evidentemente) partidarios de las criminales guerras de Blair. El sionista, un judío políticamente orientado, insiste en presentar un argumento engañoso para la violencia en nombre del humanismo y la democracia. Propugna que se mate en nombre de la paz mundial. En breve, es el embajador neoconservador en el Reino Unido. En vista de la emergente derrota colosal de la Guerra contra el Terror, así como en la de Iraq, es bastante obvio que algunos judíos lamentan ahora el belicismo inicial de sus hermanos ideológicamente motivados. Sin embargo, este apoyo inicial a la guerra es exactamente lo que lleva a que los judíos se sientan actualmente tan poco seguros en Gran Bretaña.
Pero es obvio que no se trata sólo de la prensa, en realidad los británicos tienen una imagen clara del ‘judío estereotipo’. ‘El judío’ es ahora la imagen de un hombre muy talentoso, sagaz y capaz. ‘El judío’ es la persona que necesitas cuando piensas en comprar una casa nueva, pero no tienes los fondos necesarios. ‘El judío’ es la persona con la que tienes que hablar cuando buscas a un intermediario para hipotecas que sepa como «juntar un portafolio financiero’ y simplificar las cosas. Cuando un británico necesita preparar su declaración de impuestos, es de nuevo ‘el judío’ contador quien lo hará, estereotípicamente, mejor que cualquier otro. Cuando el británico necesita ayuda legal es de nuevo ‘el judío’ quien posee la reputación de tener las cualidades más apropiadas.
Por lo menos estereotípicamente, ‘el judío’ existe para hacer cosas que el británico duda antes de hacerlas por sí mismo. Seguramente, no tiene por qué ser un problema. ‘El judío’ tiene un papel establecido en la sociedad británica. Existe para encontrar las lagunas legales, para enseñarte cómo ahorrar impuestos, cómo trabajar menos y ganar más. Existe para establecer tus «cuentas en los paraísos fiscales’, para ayudarte a ganar un proceso aunque no estés demasiado seguro de que merezcas una tal victoria. Estereotípicamente, por lo menos, ‘el judío’ es el sagaz en última instancia y es exactamente donde comienza la tragedia judía moderna. Mientras mejor trabaja ‘el judío’ por tu cuenta, más desciende tu opinión a su respecto como tu prójimo. Mientras más éxito tiene en ganar tu caso, menos confianza le tienes. Mientras mejor te sirve, menos quieres que sea tu amigo.
Una vez que los británicos fueron arrastrados al conflicto judeo-islámico infligido por los sionistas y se les exigió que tomaran partido, el que conquistó sus corazones fue el muchacho del kebab, y no el contador. Al parecer, el que es aceptado por la sociedad británica es el joven extranjero empeñoso, que trata modestamente de ganarse la vida, mientras que el moderno ‘Natán el Sabio’ palidece en un aislamiento social inevitable.
Pero la ‘filosofía del kebab’ no se detiene ahí, va por lo menos un paso más lejos. Es un hecho establecido que los británicos son básicamente un montón de devotos turistas. Lo que aman realmente es volar lejos. Aman estar cerca del sol y lo más lejos posible del «peaje por la congestión de Londres’. Pero para hacerlo, tienen que comenzar por visitar la terminal del aeropuerto. Una vez que están en la terminal en camino al Libre de Impuestos, a los británicos les quitan sus tragos y les exigen que se saquen también sus zapatos. Me pasó hace unos pocos días, y simplemente por tener sus zapatos en las manos, sin alcohol, marchando triunfal y alegremente en calcetines, los británicos se parecen a musulmanes que entran a una mezquita en Kabul, Bagdad o en cualquier otro sitio. Sin duda, por la reciente ola de celo colonial siocéntrico de su primer ministro, los británicos adoptan ahora algunos rituales musulmanes profundos y significativos. Pero, cómo decirlo, mientras los musulmanes se sacan sus zapatos por respeto a Alláh, los británicos se sacan los suyos por respeto a Bin Laden, Al Qaeda o a alguna otra red ficticia de la CIA. ¿Qué más puedo decir? Más vale que te confiese, Tony, si es esto lo que querías, has tenido razón todo el tiempo. Si es así, podríamos pedirte que te quedes en el poder eternamente.
http://peacepalestine.blogspot.com/2006/09/gilad-atzmon-kebab-philosophy.html
Germán Leyens es miembro de los colectivos de Rebelión y Tlaxcala, la red de traductores por la diversidad lingüística. Esta traducción es copyleft y se puede reproducir libremente, a condición de mencionar al autor, al traductor y la fuente.