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La guerra como denominador común

Fuentes: Granma

El entorno geográfico conocido como Oriente Medio, donde se concentra el 60 % de las reservas de petróleo del mundo, ha ido cambiando desde la mirada mediática, a partir del dominio geopolítico de Estados Unidos en la zona. Ahora, no es raro conocer del conflicto medio-oriental cuando se trata de la guerra en Siria o […]

El entorno geográfico conocido como Oriente Medio, donde se concentra el 60 % de las reservas de petróleo del mundo, ha ido cambiando desde la mirada mediática, a partir del dominio geopolítico de Estados Unidos en la zona.

Ahora, no es raro conocer del conflicto medio-oriental cuando se trata de la guerra en Siria o en Iraq, o cuando se incluye a naciones del norte africano o de Asia.

La explicación -a mi modo de ver- hay que buscarla en el denominador común de esa geopolítica: el papel de Estados Unidos.

La última acción de guerra y desestabilización de Washington -el anuncio de Donald Trump de trasladar la embajada norteamericana hacia Jerusalén- es parte de una historia de muchos años, desde el momento en que se dio cabida en tierra palestina a los perseguidos judíos víctimas de los horrores de la Segunda Guerra Mundial.

La expansión judía fue el detonador -hoy muy presente con miles y miles de asentamientos- que exacerbó la posible paz entre palestinos e israelíes. Desde ese primer momento Estados Unidos ha apoyado y blindado militarmente a Israel.

El irrespetuoso anuncio de Trump ha sido una de las mayores bofetadas dadas a la comunidad internacional en este año 2017 que termina. Cuando la ONU condenó mayoritariamente la decisión, el gobernante amenazó y ya cumple con cortar la ayuda de Estados Unidos a los países que votaron en su contra.

De inicio, ya lo hizo con la propia Naciones Unidas a la que ya le suspendió una buena parte de su contribución.

Siria destruida; Irak mutilado

La nación siria, en los últimos seis años, ha sufrido la peor guerra, mientras Irak padece por la mutilación causada por la invasión y ocupación estadounidense. Allí se han involucrado decenas de miles de mercenarios extranjeros, fundamentalmente europeos, con terroristas de la región financiados desde el exterior, grupos conformados por facciones étnicas y, muy especialmente, el denominador común: Estados Unidos.

Desde el 2014 una llamada coalición internacional encabezada por Washington bombardea territorio sirio -sin permiso de las autoridades del país- so pretexto de derrotar a los terroristas del Estado Islámico. Sin embargo, estas acciones se dirigían en la mayoría de los casos a posiciones del Ejército sirio y a instalaciones civiles como casas, escuelas, actividades familiares, iglesias y otras.

Fue así que el gobierno de Bashar al Assad pidió ayuda a Rusia para que colaborara militarmente a fin de liquidar a los terroristas. La aviación rusa comenzó a involucrarse a partir de septiembre del 2015 y en este último mes del 2017 ya había logrado, junto a las fuerzas locales del Ejército sirio, liberar a la casi totalidad del país árabe de la presencia de terroristas armados.

En esa cruenta guerra contra el terrorismo y quienes lo apoyan, Siria tuvo que invertir el 67 % del Producto Interno Bruto, según la agencia EFE.

Al menos 346 612 personas han fallecido en Siria desde el comienzo del conflicto en el 2011 y algo más de 5,9 millones de sirios han tenido que emigrar para vivir como refugiados en otros países.

Irak también ha vivido un año de guerra contra el terrorismo del Estado Islámico nacido en su territorio.

Hoy, la destrucción provocada por los extremistas se añade a la nunca reconstruida devastación que dejaron los bombardeos de EE.UU. y la OTAN.

Concluye este año para los iraquíes entre la destrucción y la ingobernabilidad del país, con el ingrediente de acciones violentas causadas por facciones enfrentadas históricamente.

Más de un millón de iraquíes han muerto o han resultado heridos y una gran riqueza cultural patrimonial ha sido arrasada.

Libia, ¿existe o no existe?

Muchas fuentes la catalogan como un «Estado fallido». Otras ignoran la existencia misma de ese país norafricano. Para muchos medios de prensa, decir Libia es solo identificable con la salida de cientos de miles de refugiados africanos que atraviesan ese territorio para lanzarse al Mediterráneo y tratar de llegar a Europa. Miles son los que mueren en el intento.

De ese país, el más desarrollado de África hace una década, hoy los indicadores de desarrollo humano son verdaderamente dramáticos.

Señala un despacho de prensa que Libia tras siete largos años de guerra ha perdido prácticamente toda su infraestructura, el descontrol por la falta de autoridades ha obligado a que cada uno intente su modo de supervivencia.

La población carece de toda posibilidad de abastecimiento, al punto que se ve obligada a romper el asfalto de las calles que han sobrevivido a la guerra, en la búsqueda de antiguas cañerías de agua, a pesar de que el país cuenta con el tercer mayor acuífero a nivel mundial.

El negocio del contrabando de seres humanos ha inundado la nación, y el modo para evitar que los hambrientos y quienes huyen a las guerras tribales y otras puedan llegar a países de Europa, ha provocado la condena de la comunidad internacional por cuanto son lesivas a la integridad física y moral de cientos de miles de seres humanos hoy atrapados en ese país en busca de una salida a su estatus.

Vale recordar que la Libia, bombardeada por la OTAN cuando Estados Unidos decidió derrotar al presidente Muamar al Kadaffi, luego de aquella terrible masacre, pasó a una limpieza racial y étnica sin precedentes. El 55 % de los libios han sido obligados a huir de su país hacia los estados vecinos.

De acuerdo con datos de la ONU, el 65 % de los hospitales están cerrados, mientras que el dinar libio se ha desplomado y la producción de petróleo ha pasado de 1,9 millones de barriles diarios a 250 000 barriles.

Afganistán más pobre

Si queremos evaluar la situación en Afganistán, aunque en breves líneas, hay que decir que esta nación asiática es hoy mucho más pobre que cuando fue invadida hace 16 años por tropas estadounidenses.

Es más inestable, ingobernable y violenta.

Ni los grupos terroristas han sido destruidos, ni el país ha sido reconstruido. No pasa una semana sin que haya un atentado, fundamentalmente contra las tropas de Estados Unidos que todavía están allí o contra militares afganos adiestrados por estos.

El mandatario estadounidense quiere revertir la situación con el envío de otros 6 000 militares. En el escenario afgano Washington ha tenido en los 15 años de guerra, decenas de miles de soldados y oficiales, medios bélicos modernos y todo tipo de servicios de inteligencia. Pero poco o nada ha invertido para paliar la situación del empobrecido pueblo afgano.

En esa guerra el Pentágono ha gastado 828 000 millones de dólares, mientras que ha habido más de 2 000 militares estadounidenses muertos y 20 000 heridos.

Yemen: bombas y hambruna

Yemen es una de las naciones más pobres de todo el Oriente Medio y resulta presa de la rivalidad entre grupos étnicos.

Además, Arabia Saudita se ha involucrado en el conflicto y son comunes las incursiones aéreas contra ese país.

Afectado por una verdadera guerra entre facciones rivales y la acción militar extranjera, termina este 2017 con 18 millones de yemeníes necesitados de ayuda humanitaria urgente. Hay dos millones de personas desplazadas, 190 392 han huido a países vecinos y 280 395 buscan seguridad en su propia tierra.

Según BBC, Yemen está en peligro de perder su futuro, con 500 000 niños severamente malnutridos. En dos años de guerra, hogares, hospitales y colegios han sido destruidos por los bombardeos.

Según información de Naciones Unidas, más de 10 000 personas han muerto y al menos 40 000 han resultado heridas hasta el 2017.

En un balance inconcluso del año que termina, se observan indicadores adversos como que cerca de 40,2 millones de personas pasan hambre en Oriente Medio y el Norte de África a raíz de los conflictos que afectan a la región, advirtió la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), según la agencia EFE.

Tanto en Siria como en Yemen, entre el 70 % y el 80 % de la población depende de la ayuda humanitaria, porcentaje que se sitúa en torno al 30 % en Irak y el 20 % en Libia.

Este es el resultado más palpable de una geopolítica cuyo denominador común es la guerra y su promotor principal: Estados Unidos.

Fuente original: http://www.granma.cu/mundo/2017-12-29/la-guerra-como-denominador-comun-29-12-2017-22-12-41