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La lógica inútil de los números redondos

La guerra es criminal cualquier día

Fuentes: PalestineChronique.com

Traducción para Rebelión de Loles Oliván

La costumbre de los medios de comunicación de volver a revisar ciertas cuestiones a intervalos regulares de tiempo puede parecer extraña e incluso a veces ilógica. Por ejemplo, muchas agencias de noticias han hecho comentarios acerca de los primeros cien días de gobierno del presidente Obama así como del aniversario de su victoria electoral y, nuevamente, después del día de su toma de posesión. A cada número redondo se han sumado más comentaristas y han tenido lugar acaloradas discusiones entre los partidarios y los detractores de la actuación de su gobierno.

No estoy exactamente seguro de por qué nos gustan los números redondos. ¿Es porque hacen fáciles las valoraciones incluso cuando el número en particular es irrelevante? Algunos filósofos, Platón incluido, creían que el orden y la simetría son valores innatos en la psique humana. Tal vez. O, quizás, en el caso de los medios de comunicación los números nos dan la sensación, engañosamente, de que tenemos una comprensión de mayor alcance sobre ciertas verdades. Determinamos el orden en que legados como el de Obama deben ser diseccionados. Después de una fecha determinada, el tema puede ignorarse hasta que llega la siguiente cifra redonda trayendo con ella más cháchara inútil.

Por supuesto se trata de un engaño. Al igual que la mayor parte de los comportamientos de los medios de comunicación, no tiene ninguna conexión con la realidad. Es un juego mental. Una mentira, incluso. Para las víctimas de las políticas de EE.UU. en Afganistán, Iraq, Palestina y otros lugares, la atención a los números redondos es totalmente ilógica. Los aviones que sobrevuelan Afganistán y Pakistán cargados de tecnología asesina se preocupan poco por las cifras, incluidas el número de vidas que destruyen a diario. ¿Se mueren de hambre menos los habitantes de Gaza cuando «examinamos» el legado (proisraelí) de Obama tras los cien días de su presidencia?, ¿estaban mejor un año después de su victoria electoral o un año después de su toma de posesión?, ¿y cómo estaban 273 días desde su ascenso a la Casa Blanca?, ¿fue aquel un día especialmente caótico en las calles de Bagdad?, ¿dejan de matar los soldados en los días pares y reanudar la masacre en los impares?

Pero, ¿por qué interesa este debate? Es importante porque a menudo caemos en esta locura permitiendo que los medios determinen lo que es importante y cuándo una cuestión es pertinente. Los involucrados en esta farsa expresan sus opiniones mostrando su acuerdo con cortesía y su desacuerdo en voz alta. Al día siguiente los medios de comunicación vuelven a un estado de complacencia, como si las perniciosas políticas del gobierno de Obama hubieran dejado de existir, como si se hubiera erradicado la guerra y no hubiera nada de qué hablar.

Pero, la verdad, ¿les preocupan mucho a los palestinos de Gaza las cifras redondas? Lo dudo. Ni a los iraquíes, ni a los afganos ni tampoco ahora a los yemeníes. La miseria es miseria cualquier día, todos los días; la guerra, un infierno. El olor de la muerte, las escenas de sangre en Kabul y Bagdad y Gaza, seguirán siendo las mismas un viernes o un martes, a los cien días de la presidencia de Obama o 514 días después.

Cada minuto de la vida de una víctima o de una víctima potencial cuenta. Aquellos que han vivido en zonas de guerra pueden comprender esta verdad. Por eso Gaza quiere ver el fin de su miseria ahora en lugar de esperar al próximo debate de la mesa redonda de la CNN para valorar la siguiente fecha señalada de la presidencia de Obama. Los iraquíes y afganos igualmente escuchan las palabras y juzgan los hechos, poco les preocupan las cifras.

¿Recuerdan cuando Obama habló al «mundo musulmán» en El Cairo el 4 de junio? Esa es la fecha en que los musulmanes -muchos todavía víctimas, directamente o no, de las políticas de la Administración Obama- recuerdan y cuentan. Ese día Obama hizo promesas hablando con ‘audacia’ y mucho orgullo. Los musulmanes escucharon. Algunos aplaudieron e incluso le aclamaron; otros dudaron y expresaron cinismo pero todavía confiaban en un cambio. Por desgracia ninguna de esas esperanzas se han cumplido, ya que en lugar de cambio no hay más que una continuación de las políticas de su predecesor.

«He venido aquí en busca de un nuevo comienzo entre EE.UU. y los musulmanes de todo el mundo; uno basado en el interés mutuo y el respeto mutuo» dijo Obama en El Cairo. Sus acciones desde entonces han cosechado los resultados opuestos: desconfianza y falta de respeto. «No se equivoquen: no queremos mantener nuestras tropas en Afganistán» dijo. Desde entonces ha ordenado el aumento de 30.000 soldados adicionales a ese país ya angustiado. EE.UU., sus aliados y sus aviones han matado y mutilado a cientos de civiles inocentes desde que se hizo esa declaración.

«Hoy EE.UU. tiene una doble responsabilidad: ayudar a Iraq a forjar un futuro mejor y dejar Iraq a los iraquíes» afirmó. Uno no consigue ver la prueba de un futuro mejor basándose en la conducta de su Administración en Iraq en el último año más o menos. Poco se ha hecho para dejar Iraq a los iraquíes.

En El Cairo incluso tuvo la osadía de dar lecciones a los palestinos, las verdaderas víctimas de la brutal ocupación de Israel, que está armado y financiado con dinero de EE.UU. «Los palestinos deben abandonar la violencia. La resistencia a través de la violencia y matar es malo y no tiene éxito. Ahora es el momento de que los palestinos se concentren en lo que se puede construir.» Debemos señalar que el gobierno de EE.UU. continúa haciendo estas exigencias a los palestinos, ignorando el hecho de que el reino de terror de Israel no ha cesado, incluida la violencia israelí contra los palestinos de la resistencia no violenta en Cisjordania.

Sin embargo, Obama afirmó que «EE.UU. no acepta la legitimidad de la continuación de los asentamientos israelíes. Israel también debe cumplir con su obligación de garantizar que los palestinos puedan vivir y trabajar y desarrollar su sociedad».

Por desgracia, la Administración Obama ha flaqueado en la exigencia de que Israel congele totalmente [la expansión de los asentamientos] y en la actualidad acosa al ineficaz dirigente Mahmud Abbas en Cisjordania para que vuelva a la mesa de negociaciones incondicionalmente.

Además, la esperanza de asegurar que «los palestinos puedan vivir y trabajar y desarrollar su sociedad,» no es más que una utopía, teniendo en cuenta que los palestinos de Gaza se tambalean entre la desnutrición crónica y el hambre. No podemos olvidar el hecho de que el asedio a Gaza no habría sido posible sin el apoyo de EE.UU.

Así que antes de reunirnos vertiginosamente para discutir el legado de Obama la próxima vez que se conmemore un número redondo en nuestras pantallas de televisión, recordemos que para un padre iraquí que busca desesperadamente los restos de su hijo en una calle de Bagdad, poco importan los números, sean pares o impares, redondos o de cualquier combinación. Una masacre es una masacre y una guerra elegida es un crimen, cualquier día y a cualquier hora.

* Ramzy Barud es columnista y editor de Palestine Chronique.com. Su último libro es Mi padre fue un combatiente por la libertad: la historia no contada de Gaza (Pluto Press, Londres, 2009)

Fuente: http://www.uruknet.de/?s1=1&p=63083&s2=09