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La huella colonial española en el Sáhara Occidental

Fuentes: El Salto [Foto: Embarcalina Saleh Bachir escribe en la pizarra en una clase de español en el colegio Martir Walda Mohamed Ali, campamento de refugiados de Auserd (Carlos Gil)]

Los años de colonización española dejaron un legado cultural que se ha conservado y que hoy forma parte de la identidad nacional saharaui. El pueblo saharaui es, por ejemplo, el único en el mundo árabe y musulmán que tiene el español como segundo idioma oficial. También hay en esta huella, no obstante, heridas de memoria histórica.

En unas jornadas sobre Memoria y Comunicación, organizadas en 2015 en la Universidad de Sevilla, preguntaron al filósofo y Premio Nacional de Literatura Reyes Mate sobre cómo el Sáhara Occidental pudo pasar, de un día para otro y tras la aprobación de la Constitución del 78, de ser un tema “nacional” para España a un asunto de política exterior. La respuesta de Mate fue breve y certera: aquella fue “una página que se pasó sin mirar”.

Abrir el debate público sobre el legado español en el Sáhara Occidental es una tarea que sigue pendiente desde 1975, año en el que España entrega el territorio a Marruecos y a Mauritania, dejando atrás una colonización que había comenzado en 1884. Si los sucesivos gobiernos de PP y PSOE no pudieron (o no quisieron) hacer nada para asumir su responsabilidad histórica, política y legal con los saharauis, al menos en el ámbito educativo y cultural sí habrían tenido (y siguen teniendo) mucho margen para fortalecer los vínculos con el único pueblo en el mundo arabo-musulmán que tiene el español como segundo idioma oficial.

La ausencia institucional de España en el Sáhara

El ejemplo de Luis García Montero, actual director del Instituto Cervantes, representa bien a los cargos públicos españoles que olvidan a los saharauis una vez alcanzan responsabilidades en las estructuras de poder. Montero es miembro de Izquierda Unida, partido cuyo compromiso con la causa saharaui está fuera de duda, pero además es padre de familia de acogida de un niño refugiado saharaui, por lo que su relación con el pueblo saharaui es aún más estrecha.

El debate sobre la puesta en marcha de un Aula del Instituto Cervantes en los campamentos de refugiados sale a la luz pública en junio de 2004, tras la petición de varios escritores españoles, entre los que se encontraba el propio Luis García Montero, de la apertura de un Aula para los saharauis, solicitud reiterada en varias ocasiones por la Coordinadora Estatal de Asociaciones Solidarias con el Sáhara (CEAS). Sin embargo, desde que Montero dirige el Instituto Cervantes, éste ha abierto sedes en Líbano, Siria o Senegal, entre otros países sin un vínculo histórico, cultural o lingüístico tan fuerte con España, mientras el Aula del Sáhara sigue en la lista de espera.

La huella colonial española en el Sáhara Occidental

Para entender el papel que hasta hoy juega el idioma español entre los saharauis debemos retroceder en el tiempo hasta los inicios de la colonización. Afirma el escritor saharaui, Mohamidi Fakal_la que “la presencia española en el Sáhara Occidental se remonta a 1884, a raíz del reparto colonial de [la Conferencia de] Berlín; hecho clave y esencial en el asentamiento del idioma entre los saharauis. El auge del español comienza, no obstante, solo en 1936, cuando la administración colonial cubre ya casi todo el territorio y, con ello, prolifera considerablemente el aprendizaje de la lengua española entre los nativos del Sáhara”.

Fakal_la señala que “en los años sesenta del siglo pasado, la influencia lingüística llegó a su punto álgido a causa de que buena parte de la población autóctona se incorporó a oficios de la administración española: un mosaico de empleados que usaban el español e incluía, por ejemplo, a obreros, comerciantes y alistados en el ejército colonial”.

Ayudó a la expansión del idioma la política educativa que se llevó a cabo en las principales ciudades del territorio saharaui: “según el censo español de 1970, había alrededor de 16.648 hablantes de español en una población de más de 76.000 habitantes dispersa por todo el territorio”, enfatiza Fakal_la. De esta forma, y ya en aquellos años, quedaron asentadas las bases que explican por qué hoy se habla español en esta parte noroccidental de África.

Así, a pesar del abandono por España de su colonia, tras los ignominiosos Acuerdos de Madrid de 1975, el español ha continuado acompañando a los saharauis en su lucha diaria en aras de la libertad. Concluye el escritor que los saharauis han convertido al español “en su segundo idioma, después del árabe, y se significa un estandarte cultural y humano que se añade al bagaje universal que nos identifica con el resto de pueblos hispanohablantes”.

La enseñanza del español en los campamentos

Los maestros de español en los campamentos de refugiados hacen lo que pueden para seguir dando clases de la lengua de Cervantes sin contar con el material didáctico necesario ni ningún tipo de ayuda, ya sea del Instituto Cervantes o de otra institución pública española. Nos lo cuenta Embarcalina Saleh Bachir, maestra del quinto grado de primaria, que lleva seis años dando clases en la escuela de secundaria Mártir Walda Mohamed Ali, en el campamento de Auserd. Embarcalina nos recibe en su clase donde enseña a sus alumnos gramática, lectura y conversación. Nos cuenta la maestra saharaui que el profesorado necesita formación y material didáctico para que el aprendizaje del español le resulte a los alumnos divertido y útil.

En el sistema educativo saharaui, el español es el segundo idioma oficial. Explica Mohamed Chadad, inspector del Ministerio de Educación saharaui, que a partir de los ocho años, los niños comienzan a recibir clases de castellano, es decir, en el tercer grado de primaria. Los alumnos reciben entre cinco y seis horas semanales de español.

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Foto: Una niña barre la entrada a las clases mientras otra niña mira por la puerta en el colegio Mártir Walda Mohamed Ali en el campemento de refugiados saharauis de Auserd Carlos Gil

Si Reino Unido o Francia fomentan la enseñanza de sus respectivos idiomas en sus ex colonias, España nunca ha hecho esfuerzos por apoyar al profesorado saharaui de español. La vida en los campamentos es muy dura y los maestros acabarán, probablemente, emigrando si no hay incentivos. Los sueldos no alcanzan los 100 euros mensuales, lo que no ayuda a estimular la enseñanza del idioma, sino más bien a que se vaya perdiendo el español en el Sáhara.

Simón Bolívar sustituye a Miguel de Cervantes

El 17 de septiembre de 2011 se inauguró, en el campamento de Smara, la escuela de secundaria Simón Bolívar, que llega como una propuesta educativa con el fin de cubrir, por un lado, la ausencia de instituciones que fomenten la enseñanza en español y, por otra parte, ofrecer la educación secundaria y preuniversitaria. Nos cuenta el inspector Mohamed Chadad, que el proyecto funciona “en régimen de internado. Actualmente tiene unos 300 alumnos. Los que aprueban el bachillerato van a estudiar a Cuba para terminar sus estudios universitarios”. Se benefician de esta iniciativa niños refugiados de entre 15 y 24 años. Venezuela financió el proyecto educativo y Cuba ofrece el profesorado. De esta forma, mientras el Instituto Cervantes (dependiente del Ministerio de Asuntos Exteriores) sigue sin abrir una extensión para promover el español entre los refugiados saharauis, Venezuela y Cuba están llevando a cabo esta labor a través de la escuela secundaria Simón Bolívar.

Memoria histórica: desapariciones y fosas comunes

El legado español en el Sáhara Occidental incluye también la huida de los españoles y el abandono de los saharauis en manos de Marruecos, país que llevó y sigue llevando a cabo una política de represión y exterminio. Los hallazgos de fosas comunes de represaliados por Marruecos es solo una evidencia más de la estrategia marroquí en el territorio.

El hecho de que haya personas con DNI español asesinadas por Marruecos y enterradas en fosas es en sí uno de los puntos de la memoria histórica compartida entre españoles y saharauis. Por otro lado, está también el caso de Mohamed Sid Ibrahim Basiri, líder saharaui desaparecido el 17 de junio de 1970 por la policía franquista.

En este sentido, opina Abdeslam Omar, presidente de la Asociación de Familiares de Presos y Desaparecidos Saharauis (AFAPREDESA), que España está involucrada en graves crímenes que incluyen detenciones arbitrarias, tortura y malos tratos, así como desapariciones forzadas. Como ejemplo, Omar explica que “España tiene una responsabilidad directa en la masacre de Zemla, acaecida el 17 de junio de 1970”. Aquel día, cuando la población saharaui salió a la calle en el barrio de Zemla de la capital, El-Aaiún, exigiendo sus derechos políticos, la respuesta de las autoridades franquistas fue tajante. La policía militar (“El Tercio”) abrió fuego con fusiles automáticos contra los manifestantes, dejando entre ellos decenas de muertos y heridos. Más tarde, la policía franquista llevó a cabo continuas redadas en viviendas deteniendo a cientos de activistas. También las autoridades españolas estuvieron involucradas en la desaparición forzada de Mohamed Sid Ibrahim Basiri (líder del Movimiento de Vanguardia para la Liberación del Sáhara) en 1970. “Hasta la fecha, el Estado español no ha desvelado el paradero de Basiri”, recuerda Omar.

Según el presidente de AFAPREDESA, este es el único caso de desaparición bajo la responsabilidad exclusiva de España. No obstante, el Estado español también es corresponsable de más de 500 casos de desapariciones forzadas, acaecidas durante el periodo que va del 31 de octubre de 1975 hasta el 26 de febrero de 1976, momento de la salida del último soldado español, añade Omar.

De hecho, España tendría también responsabilidad, por omisión, en el resto de las violaciones y crímenes de guerra cometidos por las fuerzas marroquíes, desde 1976 hasta la actualidad, puesto que sigue siendo la potencia administradora del Sáhara Occidental, según la legalidad internacional.

Abdeslam Omar critica que “ningún proceso de justicia transicional se ha llevado a cabo en relación con el Sáhara Occidental”. En España, la Ley de Memoria Histórica limita considerablemente el acceso de las víctimas y/o sus familiares a la justicia. A juicio del presidente de AFAPREDESA, “gracias a la competencia universal de la justicia en España, se ha podido lograr el reconocimiento de la verdad jurídica del genocidio contra el pueblo saharaui, por la Audiencia Nacional, mediante el procesamiento de 11 altos militares y civiles marroquíes (Auto 1/2015 dictado en Madrid, a 9 de abril de 2015, por el Juez Pablo Ruz). Omar, asimismo, lamenta que no se hayan llevado investigaciones, hasta la fecha, sobre los crímenes perpetrados bajo responsabilidad del Estado español en el Sáhara Occidental.

Fuente: https://www.elsaltodiario.com/sahara/huella-colonial-espanola-sahara-occidental