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La humanidad mejora

Fuentes: Levante -EMV

Al responsable de Tráfico del Ayuntamiento de Madrid lo pillaron el otro día conduciendo una moto sin carné. Lo tenía caducado desde hace meses, pero aún no ha dimitido. Ese señor que no cumple las normas es el encargado de vigilar que se cumplan. Le pusieron una multa que satisfizo en seguida para acogerse al […]

Al responsable de Tráfico del Ayuntamiento de Madrid lo pillaron el otro día conduciendo una moto sin carné. Lo tenía caducado desde hace meses, pero aún no ha dimitido. Ese señor que no cumple las normas es el encargado de vigilar que se cumplan. Le pusieron una multa que satisfizo en seguida para acogerse al 30% de descuento por pronto pago. Si aplicaran esta regla a los condenados a muerte, sólo podrían ajusticiarlos en un 70%. Es un ahorro. Una vez me pusieron una multa de 100 euros, pero al pagarla en el acto se quedaron en 70. No sabía qué hacer con los 30 restantes, así que los envié a una ONG. Cuando me condenen a muerte, lo que no es tan difícil como pudiera parecer, pediré que me ejecuten en seguida para que me perdonen el 30%, que donaré también a una ONG. Cada día que pasa, quiero menos de mí para mí mismo. No es filantropía, es asco.

Dicen las crónicas que Pedro Calvo, que así se llama el máximo responsable del tráfico en Madrid, aguantó todos los trámites con paciencia y sentido del humor. Seguramente, le pareció una trastada. No sabemos si el policía que le puso la multa tenía el carné de conducir en regla. A veces me da la impresión de que el único que cumple las reglas soy yo. Tengo un coche con limitador de velocidad, de modo que este verano lo programé para que no corriera más de 120 kilómetros por hora en la autopista. Juro que me pasaban todos los coches a 140 y a 150 y a 160 ó más. Algunos conductores me miraban con expresión de censura, como indicándome que esa velocidad mía constituía un peligro para los demás. Me adelantaban todos, incluso los coches patrulla. En algún momento temí que me multaran por ir despacio.

Pierdo media vida en los ministerios y en las jefaturas de tráfico y en las comisarías para actualizar mi carné de conducir y mi carné de identidad y mi pasaporte. Lo tengo todo en regla, pero a un precio excesivo, sobre todo cuando pienso que a Pedro Calvo lo han pillado en un renuncio y en vez de duplicarle la multa, por ser quién es, se la han rebajado. Menos mal que no dijo aquello de «usted no sabe con quién está hablando». La humanidad mejora.