Traducido para Rebelión por J. M. y revisado por Caty R.
No es necesaria una comisión de investigación de la ONU para entender que la Ribera Occidental pertenece a otro pueblo ni que sus tierras no están disponibles para un Estado judío y democrático.
No en vano el gobierno decidió retirarse del Consejo de los Derechos Humanos de la ONU con el objetivo de frustrar la investigación sobre los asentamientos.
El mapa de las tierras «disponibles» para los asentamientos, que reveló el diario Haaretz el viernes hecho por el periodista Akiva Eldar, muestra que mientras los sucesivos gobiernos israelíes han proclamado su deseo de establecer un Estado palestino sostenible junto a Israel, no han escatimado esfuerzo económico o creatividad jurídica para frustrar esta solución.
El mapa muestra que durante décadas la Administración Civil ha hecho la búsqueda y mapeo de las tierras de Cisjordania que la anticuada ley otomana define como «tierras estatales». Gran parte de esta tierra se ha utilizado para establecer asentamientos e incluso puestos de avanzada ilegales.
Algunas parcelas se han registrado con fecha posterior al establecimiento de los futuros asentamientos en algunos consejos locales y regionales de la Ribera Occidental, e incluso fuera de ella. En algunos lugares, los límites de tierras «a disposición» llegan más allá de la valla de separación que Israel llama la cerca de seguridad.
La mayor parte de la reserva de la tierra, incluidos 569 sitios que cubren 620.000 dunams, o 155.000 acres (alrededor del 10% de Cisjordania), se encuentra al este del muro de separación y los «bloques de asentamientos» que Israel quiere anexionarse en un acuerdo de estatuto final con los palestinos. Desde el ínterin del acuerdo Oslo 2, que entregó a la Autoridad Palestina el control de los asuntos civiles de las zonas A y B, la Administración Civil ha elaborado mapas de la tierra que «legitiman» los puestos de avanzada y los barrios sólo en la zona C, que está bajo el control total de Israel.
La división en tres áreas se concibió como un arreglo temporal. Sin embargo, los sucesivos gobiernos israelíes han tratado a la zona C -que comprende el 60% de Cisjordania- como una parte inseparable de Israel. La Administración Civil, el ejército israelí y la Oficina del Fiscal del Estado hacen todo lo posible para restringir a los palestinos que viven en esta área, y son demasiado caritativos con las infracciones que cometen los colonos, como en el caso de Migron.
En cualquier caso, no es necesario un comité de investigación de la ONU para entender que la Ribera Occidental pertenece a otro pueblo y sus tierras no están disponibles para un Estado judío y democrático.
Fuente: http://www.haaretz.com/opinion/un-probe-must-take-west-bank-out-of-israeli-hands-1.421844