Traducción para Rebelión de Loles Oliván.
«Defender el intento de establecer el Sindicato de Trabajadores de Spinneys ha pasado a ser una misión urgente. Las iniciativas de los trabajadores corren peligro de fracasar debido a la política de ‘fabricar ansiedad’, una verdadera política que impregna la sociedad libanesa».
Muchos libaneses y libanesas ven en la lucha de los trabajadores de Spinneys un combate para exigir dignidad en un momento en que la mayoría de la gente se hunde en la desesperación. Los trabajadores de esta cadena de supermercados creen que ellos han de arrancar sus derechos a la dirección.
Los trabajadores de Spinneys crearon un sindicato para luchar por tales derechos. Al principio sus reivindicaciones se centraron en la aplicación de una ley aprobada por el gobierno en febrero pasado que requería la corrección salarial. Sin embargo, muchos de los que se unieron al sindicato, y en particular su dirección, han pagado un alto precio por su determinación de exigir a la empresa que cumpla la ley.
El dirigente del comité fundador del sindicato, Milad Barakat, el miembro del comité, Elie Abi Hanna, y el militante sindical, Samir Tawq, fueron despedidos. El secretario del sindicato Mujayber Habashi fue asaltado físicamente. Muchos fueron sometidos mediante la amenaza directa de perder sus puestos de trabajo. La influencia de la dirección local se usó asimismo para sembrar el miedo entre los trabajadores amenazando con que dicha dirección retiraría su protección y seguridad.
Algunos militantes sindicales fueron conducidos a las oficinas de sus respectivos partidos políticos donde se les informó de que las órdenes de arriba son no involucrarse en el sindicato. Miembros actuales y anteriores del Parlamento llamaron a su «rebaño» para reprocharles su ingratitud por haberles asegurado puestos de trabajo.
La dirección de Spinneys ha ejercido acciones de represalia, ha transferido a varias personas desde su lugar de trabajo a otros centros muy alejados de sus hogares. Les han dado puestos de trabajo que no permiten el contacto con otros trabajadores de la empresa. Incluso han obligado a 700 trabajadores a firmar una declaración ante el Ministerio de Trabajo afirmando su rechazo al nuevo sindicato y reconociendo la generosidad de la empresa.
La dirección ha ejercido diversas formas de presión sobre los miembros del comité fundador. Obligó a varios de ellos a renunciar y despedir a sus abogados en el período previo a las primeras elecciones sindicales del Consejo el 18 de noviembre.
El terror se expande en los pasillos de los supermercados Spinneys, lo que ha obligado a actuar a los Amigos del Comité de Empresa. Han convocado una sentada en solidaridad con los trabajadores de Spinneys a las 5 de la tarde del lunes frente a la sucursal de Achrafieh.
Todo esto ya es bien conocido pero ahora la dirección ha decidido ajustar su ofensiva enfrentando a los trabajadores entre sí. Desde el viernes se han celebrado reuniones en algunos centros (Dbayeh, Achrafieh, Jnah y Hazmiyeh) para difundir rumores e incitar a la hostilidad contra el sindicato. Su justificación es que permitir que el sindicato actúe puede suponer que el mayor accionista (la compañía emiratí Abraj) cierre todas las sucursales en Líbano y que todo el mundo acabe perjudicado. Así que han llamado a los trabajadores a que lleven a cabo una contraofensiva contra el sindicato con el fin de garantizar su propia seguridad en el trabajo.
Los gerentes de estos centros y algunos de sus asesores han pedido a todos los trabajadores una reunión en el centro de Achrafieh esta tarde [12 de noviembre]. Las vacaciones se han suspendido y se ha reprogramado el trabajo para permitir que asista el mayor número de gente. Algunos se han atrevido a oponerse al plan de la dirección pero su política de intimidación ya ha conseguido su objetivo: muchos han comprendido que tienen que asistir o hacer frente la ira de la empresa.
Este nuevo enfoque amenazador junto con las violaciones y ataques que le precedieron, sitúa esta confrontación fuera del ámbito de los conflictos laborales ordinarios. Lo lleva incluso más allá de la propia empresa Spinneys. Se trata de una confrontación pública que implica a varios partidos. El Estado, incluida su administración, los aparatos y los organismos constitucionales, tienen que actuar de inmediato para evitar que este conflicto se agrave. Tienen que hacer cumplir la Constitución y las leyes que protegen la libertad de participar en actividades sindicales y evitar abusos. Las organizaciones de la sociedad civil y los militantes que buscan el cambio social y político tienen que levantarse con fuerza ante estos sucesos porque tienen implicaciones en más de un ámbito.
Existe la creencia de que el cambio a mejor en Líbano no puede lograrse sin la formación de grupos políticos que crean en el Estado, en la democracia y en las libertades. Pero más importante es aún que crean en la justicia y en la dignidad humana. Los grupos más capacitados para lograr el cambio son los partidos políticos y los sindicatos tanto del sector público como del privado. Son los dos principales mecanismos para influir en los asuntos públicos a través de las elecciones y para tratar de reequilibrar la sociedad, que está bajo amenaza constante de un grupo organizado y poderoso que opera para preservar sus propios intereses y el statu quo. Esto incluye las cuotas sectarias y los feudos señoriales construidos en el Estado y en la economía.
Defender el intento de establecer el Sindicato de Trabajadores de Spinneys ha pasado a ser una misión urgente. Las iniciativas de los trabajadores corren peligro de fracasar debido a la política de «fabricar ansiedad», una verdadera política que impregna la sociedad libanesa. La dirección, al igual que cualquier otro poder, no tendría éxito si los trabajadores no sintieran que su poder e influencia van mucho más allá de sí mismos.
Una minoría aún resiste pero la mayoría ya ha sido subyugada. Ocupan posiciones como espectadores o se escabullen en sus «líderes» para empeñar su lealtad a cambio de protección. Esto sucede en Líbano constantemente y es lo que impide el cambio a través de medios democráticos. La sentada de esta tarde no tiene que ver únicamente con la solidaridad con los trabajadores de Spinneys: es una declaración de haberse unido a la lucha.
Mohammad Zbeeb es editor de Economía de Al-Ajbar.
Fuente original: http://english.al-akhbar.com/content/spinneys-workers%E2%80%99-fight-our-fight