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Sales y soles

¡La madre que les parió!

Fuentes: Gara

Los últimos serán los primeros. Son los primeros. Por una vez, y durante unos mágicos e irrepetibles minutos, se cumplió la profecía. Las excluidas, las explotadas, las exiliadas, daban vida al nuevo año. Durante unos instantes, y ante el asombro de todos, las mujeres inmigrantes estaban pariendo un nuevo mundo. La primera vasca en llegar, […]


Los últimos serán los primeros. Son los primeros. Por una vez, y durante unos mágicos e irrepetibles minutos, se cumplió la profecía. Las excluidas, las explotadas, las exiliadas, daban vida al nuevo año. Durante unos instantes, y ante el asombro de todos, las mujeres inmigrantes estaban pariendo un nuevo mundo.

La primera vasca en llegar, recién destapado el año, fue Ainara. Nació en Bilbao y su progenitora, Yolanda Lupita Quinteros Peña, y su compañero, Carlos, son bolivianos. En Gipuzkoa y Araba, los primeros en aterrizar también fueron hijos de inmigrantes. A las 5.10, en el Hospital Donostia, y de una madre búlgara, venía al mundo Alejandro Stoyamov-fokonov. A las 12.04, en el Hospital Txagorritxu, y con mamá colombiana, veía la luz Marisol.

El premio gordo del niño, el primer bebé español del 2008, cayó en Valencia. Luis Ignacio asomó sus naricitas con la última campanada. Su madre, Patricia Fernández, y su padre, Rionir Iriarte, llegaron hace tres años de Bolivia. En Madrid, el primer puesto recayó en el retoño de una pareja de magrebíes. En La Rioja, Alejandro, hijo de una colombiana, y Zarouac, de una marroquí…

Las mujeres inmigrantes dan la vida. Por tierra y por mar. Aprovechando la Nochevieja, desde la localidad de Nador, en la costa de Marruecos, partía, paría, este lunes un cayuco. En la madrugada del miércoles, tras navegar varias horas a la deriva, era rescatado por un barco de Salvamento Marítimo cerca del Cabo de Gata, en Almería. A bordo, 36 inmigrantes subsaharianos, entre ellos diez mujeres y cuatro bebés. Dos gemelos, de diez meses, y otros dos críos, también de meses. Viajaban junto a sus madres. Todas, todos, están bien de salud, y a salvo, por ahora, en la tierra prometida.

Las últimas son las primeras. Por una vez, y durante unos mágicos e irrepetibles minutos, las mujeres inmigrantes alumbran el nuevo año, encienden, con sus luces, colores, fueguitos, un nuevo mundo. Por una vez, y ojalá sirva de precedente, los inmigrantes primero. ¡La madre que les parió!