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La Playa (II)

Fuentes: Rebelión

El Ministro de Defensa del Estado de Israel Amir Peretz acaba de anunciar que se dispone a llevar a cabo una «ofensiva propagandística global» para contra-restar las acusaciones de los distintos medios de comunicación sobre el asesinato de familias palestinas que tuvo lugar el lunes en la playa de Sudania al norte de Gaza. El […]

El Ministro de Defensa del Estado de Israel Amir Peretz acaba de anunciar que se dispone a llevar a cabo una «ofensiva propagandística global» para contra-restar las acusaciones de los distintos medios de comunicación sobre el asesinato de familias palestinas que tuvo lugar el lunes en la playa de Sudania al norte de Gaza.

El Ejército de Ocupación Israelí (EOI) sin presentarse en el lugar de los hechos ha llevado a cabo un ejercicio de auto-investigación durante tres días en el que estudia cual de los distintos misiles que fueron lanzados ese día pudo haber sido el (des-)afortunado. En la investigación se barajan varias posibilidades; los que se dispararon por mar, los que fueron lanzados desde tierra, o alguno de los centenares que llueven a diario desde el aire. Las conclusiones parecen ser reveladoras, de los cientos de proyectiles lanzados ninguno de ellos es el causante de la tragedia por lo tanto: «El Ejercito de Ocupación Israelí es inocente».

Claro que uno se pregunta, ¿Tal vez sea cierto? ¿Tal vez los mismos palestinos han decidido probar una nueva táctica de guerrilla playera poniendo misiles-minas-bombas en sus playas para provocar una masacre contra su propia gente y luego poder acusar a Israel de sus desgracias? ¿Tal vez?

No obstante uno vuelve a dudar cuando observa como el EOI no ha tardado en proclamarse autor sin tapujos de los asesinatos que tuvieron lugar el martes al medio día en Gaza y que dejaron otros 11 muertos y 42 heridos. Primero se disparaba un misil contra una furgoneta que transportaba a civiles y a dos supuestos terroristas, unos minutos más tarde cuando ambulancias y curiosos se acercaban a la zona caía un segundo misil. Nueve civiles asesinados, entre ellos dos niños.

El formato de estos sucesos tiene gran similitud con los que a diario tienen lugar en Gaza desde que tuviera lugar el «Plan de desconexión», ese hit mediático del verano que a tantos hizo creer que Gaza recuperaba el control sobre su territorio y sus fronteras. Los soldados equipados con gorras y sin armas desalojaban a los colonos que ocupaban ilegalmente Gaza y que se resistían pacífica o violentamente para ser más tarde recompensados, trasladados y reubicados en nuevos asentamientos ilegales en Cisjordania y Jerusalem.

No hay que olvidar que la ocupación israelí continúa ejerciéndose en sus múltiples formas en Gaza y Cisjordania y cada vez con mayor intensidad. Los castigos y asesinatos colectivos (selectivos o no) continúan; la construcción del muro que persigue la expoliación de más tierras y recursos naturales en nombre de la seguridad continua; la expansión y construcción de nuevos asentamientos-colonias continua; la destrucción de casas, viveros, tierras de cultivo, olivos, mercados, carreteras, infraestructuras… continua; los arrestos y la tortura continúan; y también nuevas leyes racistas continúan apareciendo en la legislación de un estado israelí etnocrático que discrimina a los no-judíos, un siniestro sistema de apartheid mucho más complejo y sutil que aquel del gobierno Sudafricano.

Pero bueno, digamos pues que el Estado de Israel tiene razón, que en realidad ellos no han matado a esas inocentes familias en la playa. Pensemos por un momento que la investigación llevada a cabo es seria y rigurosa. Silencio. ¿Y ahora qué? Ahora continúan cayendo lluvias de trescientos misiles diarios en zonas urbanas densamente habitadas cuyos objetivos son los lanzadores y lanzaderas de los misiles de fabricación casera kassam. ¿Y las muertes o «efectos co-laterales» que se derivan de estos ataques? Estas no parecen tener la menor importancia siempre que el objetivo principal del ataque sea acabar con los «terroristas» palestinos.

La seguridad para la gran mayoría de ciudadanos israelíes es lo primero, lo que suceda al otro lado del muro es una cuestión que no los concierne en absoluto, su participación y voz política es aquella que los asegure disfrutar precisamente de un maravilloso día de playa en el mediterráneo sin sufrir un atentado. Pero, ¿Y el número de muertes que cuesta mantener esa seguridad completamente ficticia? ¿Le importa a alguien? ¿Es que los ciudadanos israelíes se preguntan en alguna ocasión sobre esta cuestión? Desafortunadamente no, la gran mayoría de ciudadanos israelíes son ciegos, mudos y sordos respecto a la ocupación militar que su país ejerce en los territorios palestinos, tanto como lo son los distintos miembros nuestra comunidad internacional.

¡Despertad!