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La privatización de los bienes públicos evidencia la incompetencia de los políticos

Fuentes: Rebelión

Es evidente que la falta de una comprensión científica del mundo existencial da lugar a los mayores desastres, a la autodestrucción de todas las manifestaciones de la materia, tanto humana como del conjunto de la naturaleza en que vivimos. Da lugar a los falsos sentimientos, las creencias políticas y religiosas sin base objetiva, los mitos […]

Es evidente que la falta de una comprensión científica del mundo existencial da lugar a los mayores desastres, a la autodestrucción de todas las manifestaciones de la materia, tanto humana como del conjunto de la naturaleza en que vivimos. Da lugar a los falsos sentimientos, las creencias políticas y religiosas sin base objetiva, los mitos fantasmagóricos, lo bueno y lo malo que dios nos hace y por ese mal o buen hacer del dios creador, finalmente ese contradictorio dios dominante y controlador, nos condena al infierno o al reino de los cielos.

Cuando los políticos privatizan los bienes sociales colectivos bajo la argumentación de una mejor gestión de la iniciativa privada, están reconociendo su incompetencia administrativa al pedir que lo hagan otros seres, los «por gracia divina, bien dotados» capitalistas. Evidencian objetiva y materialmente, sin falsos idealismos, su incompetencia para administrar los bienes de propiedad social y colectiva, reconocen que su papel político, su buen hacer administrativo solo sirve y está a favor de la clase social en el poder, a favor de la minoría social y capitalista que les financió en sus carreras políticas y electorales, y gracias al poder mediático en manos capitalistas que les es prestado, con el que contribuyen a mantener al conjunto del pueblo votador y explotado en la ignorancia y la alienación.

A un pueblo que se le limita solo a ver los malos efectos de la gestión de los políticos, impedido ideológicamente de poder analizar las causas objetivas que dan lugar a los malos efectos que padece, lo que es inducido a confiar en futuras elecciones, a que otros políticos mejor dotados, integrados en los partidos de la alternancia y administradores del orden capitalista, gestionen mejor. Que en esa pugna individualista y competitiva impuesta al conjunto de la sociedad, de la que no se salvan los propios trabajadores, ese individualismo inducido y exacerbado, esa lucha por un mejor vivir individual, confiar en disfrutar de los falsos manjares de la sociedad de consumo capitalista que nos es impuesta.

En esa comprensión sobre la alienación del pueblo, con total descaro dada la seguridad que genera la ignorancia del pueblo, le permite al PP de Madrid decir que «la baja productividad del sector público lastra la productividad global de nuestra economía, -como si la productividad y el conjunto de la economía fueran algo al margen de la actividad política- da lugar al problema del acceso a la vivienda, abogar por la ruptura de los monopolios públicos y atraer a empresas privadas». Es decir, además de privatizar el agua, la educación, la sanidad, el transponte colectivo, privatizar si pudieran, el aire que respiramos.

Señores peperos, la burbuja inmobiliaria es propiedad de los constructores capitalistas, no del estado que no sabe vender, ¿donde están las viviendas sin habitar construidas por el estado para el necesitado pueblo? ¿para que están Uds. gobernando? para, ¿reconocer que no son capaces de administrar bien los bienes públicos, que hay que dárselos a manos capitalistas que además de dar peor servicio les permite acumular más beneficios?

Para que luego, cuando esa anarquía productiva del capitalismo basada en las leyes del mercado, en la acumulación insaciable de beneficios, en vez de en las necesidades reales del conjunto de la sociedad, dé lugar a las crisis productivas, ha viviendas construidas que nadie puede comprar aun siendo necesarias para muchas personas y sobre todo para la juventud, a créditos que no se pueden pagar, a que ante la crisis los señores capitalistas pidan «un paréntesis» en el libre mercado y el estado se haga cargo del problema generado por ese sistema, y con los fondos públicos adoptar medidas que permitan la recuperación de la competencia capitalista.

No piden un paréntesis para que el estado aporte fondos a los más necesitados, los que no disponen de dinero para hacer frente a las hipotecas, a la constante subida del Euroibor, o para el acceso a una vivienda de alquiler soportable desde un salario digno. No piden aumentar los salarios a costa de los beneficios empresariales, sobre todo de la usurera banca, para que así se reactive el consumo básico y la actividad productiva.

El propio Zapatero ante la crisis financiera de Estados Unidos y sus repercusiones mundiales, nos dice que no es un problema para la banca española, que «nuestra banca es fuerte», lo cual es cierto, el Banco de Santander obtuvo en 2007 unos beneficios de 9.060 millones de euros y aspira, a pesar de la actual crisis actual, obtener este año un 10,3% más, 10.000 millones de beneficio neto, así lo dice Botín en el artículo que publica PÚBLICO, el martes 23/9-08. El BBVA volvió a batir el pasado ejercicio su récord de resultados con un beneficio de 6.126 millones de euros, un 29,4% más que el año anterior y es suponer que como Botín pronto nos anuncie que también obtendrán más beneficios.

Rafael Reig en su «Papelera de reciclaje» -Diario PÚBLICO, 4/8/08-, decía:

De: Asalariados

Para: Zapatero

Asunto: ¿Para quién gobierna?

«El beneficio neto de las empresas aumentó el 38,1% en 2007, más aún de lo que había aumentado en 2006 (34,8%). Los gastos de personal, en cambio, solo aumentaron el 4,4%. El poder adquisitivo de los salarios baja. El paro aumenta hasta el 9%. Los precios suben. Y las empresas siguen acumulando beneficios escandalosos. ¿A usted no le da vergüenza? ¿Le parece normal con un Gobierno que se dice socialista? ¿A eso se refiere lo de gobernar para «los que no tienen de todo» o se refiere a los consejeros delegados que aún no tienen un segundo avión privado?.

Desgraciadamente, la incomprensión por el conjunto del pueblo de su papel protagonista administrador y controlador del proceso productivo y político de forma directa y permanente, incluso por los que nos consideramos anticapitalistas, nos impide avanzar en la formulación de una verdadera alternativa política con base ideológica y científica, es decir, lo que los grandes teóricos defensores del humanismo científico, sintetizaron en la frase: «El proletariado organizado como clase dominante».

Un tipo de organización que en nada se asemeja a la estructura del estado burgués y capitalista basado en la división del ser humano en sociedad civil y clase política con su falsa división de poderes: legislativo, gobernativo, judicial y mediático. Sino un poder de abajo arriba que no divide, donde el ser humano creador y productivo que somos todos, dueño de los medios de producción colectivos, podamos administrar los centros donde laboramos, nos educamos, recibimos la atención social, los lugares de ocio y cultura. La unidad del ser individual y colectivo que somos toda la materia humana, organizados en esa dimensión, produciendo y administrando políticamente desde abajo, eligiendo y controlando en todo momento a los cargos electos a niveles superiores de gestión hasta llegar a la cúspide de la organización gubernativa, con capacidad de revocación en cualquier momento cuando los electores lo consideren necesario.

Entonces, si consiguiéramos instrumentalizar revolucionariamente los resquicios de la democracia burguesa para generar democracia directa y alternativa hasta tomar el poder, no tendrían ningún sentido las manifestaciones políticas que nos hacen los peperos o los socialisteros administradores del orden capitalista ante las crisis que periódicamente provoca el orden dominante capitalista.