En la franja de Gaza, los campesinos palestinos combaten el bloqueo y la ocupación, plantando árboles y promoviendo proyectos de comercio justo. Vivien Sansour creció en Palestina y recuerda con nostalgia su niñez en las tierras de su familia en donde se cultivaba lo necesario par alimentar a la familia y otro tanto para vender […]
En la franja de Gaza, los campesinos palestinos combaten el bloqueo y la ocupación, plantando árboles y promoviendo proyectos de comercio justo.
Vivien Sansour creció en Palestina y recuerda con nostalgia su niñez en las tierras de su familia en donde se cultivaba lo necesario par alimentar a la familia y otro tanto para vender en los mercados agrícolas de la región. A medida que Vivien creció, aumentaron también los problemas derivados del conflicto con sus vecinos israelíes.
Los terrenos de su familia como los de muchos otros campesinos del norte y el occidente de Palestina hoy están ocupados por Israel. Vivien emigró a los Estados Unidos para estudiar y decidió regresar a su patria para ayudar a los pequeños agricultores a defender su tierra, recuperar la tradición y mantener la identidad y sobre todo la esperanza.
Una historia en común
A pesar de estar a miles de kilómetros de distancia, Vivien encuentra muchas similitudes entre la situación de los campesinos latinoamericanos con la de los palestinos. «La situación en Colombia, por ejemplo y en Palestina es muy parecida. En ambos lugares, la gente esta perdiendo sus tierras por causa de fuerzas políticas muy poderosas, ajenas a ellos mismos».
Vivien Sansour nos cuenta que la mayoría de los campesinos de sus país, no tienen acceso a la tierra y narra como los soldados israelíes arrancan muchos de los árboles de Oliva para construir los asentamientos. Los olivos además de ser uno de los principales productos de la zona, son árboles milenarios y para los habitantes de la región tienen un especial significado cultural. Muchos de ellos quedaron al otro lado del muro en el momento de ser levantado.
Pero los campesinos de Palestina no se rinden. A través de la agricultura ellos mantienen una resistencia pacífica. Cada vez que se corta un árbol de Oliva, ellos siembran otro o plantan algunos en los lugares prohibidos por los soldados hebreos.
La esperanza del comercio justo
La ciudad de Jenin en Cisjordania es considerada el principal centro agrícola palestino. Allí 1.700 familias se han organizado para labrar sus tierras y vender los productos a través de los circuitos del comercio justo en Europa. Pero sobre todo para auto abastecerse y no tener que recurrir a los grandes supermercados para comprar los alimentos que hace un par de décadas, se cultivaban en las huertas y campos familiares.
Sin embargo, la organización y la tenacidad de estos campesinos de Cisjordania choca de frente con el bloqueo que mantiene Israel en la zona. Los campesinos no pueden vender sus productos en otras ciudades porque el ejercito israelí no se lo permite. Y para exportar los productos hacia el mercado europeo, se hace necesario que camiones con matrícula israelí lleven los productos hasta el punto de control y allí camiones manejados por palestinos que viven en Israel, los recogen y los trasporten hasta algún puerto.
A pesar de las dificultades, Vivien Sansour de la organización Canaan Fair Trade esta convencida que esta forma de trabajar y de hacerle frente al conflicto, le está devolviendo la esperanza a los campesinos jóvenes palestinos. Un comercio justo que abre además, muchas ventanas para que ellos cuenten sus historias al mundo.
Fuente: http://portal.ajintem.com/