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La retórica occidental está lejos todavía de condenar el genocidio en Gaza

Fuentes: Rebelión

Traducido del inglés para Rebelión por Jesica Safa

Mientras se genera más retórica pero apenas presión contra la organización Fondo Humanitario de Gaza (GHF, por sus siglas en inglés) e Israel que utiliza los centros de distribución como zonas para cometer masacres, el genocidio en Gaza refleja una tendencia anterior a convertir las violaciones en disturbios manejables. De esa manera, la violencia de Israel puede permanecer sin control y se normaliza el genocidio en Gaza al igual que antes se normalizaron otras violaciones del derecho internacional.

Israel ha matado a más de 57.000 palestinos y palestinas en Gaza, y no se reconoce la mayoría de estas personas, excepto para fines estadísticos. Sin embargo, si se descubren fosas comunes, o como está sucediendo últimamente, si la población palestina es asesinada mientras intenta acceder a alimentos, la comunidad internacional emite advertencias sobre las violaciones específicas. Sin embargo, se normaliza el genocidio en sí.

El secretario de la ONU, Antonio Guterres, declaró que las operaciones de ayuda en Gaza son «intrínsecamente inseguras». El ministerio de Relaciones Exteriores de Israel dijo que los militares «nunca atacan a civiles». Más de 165 organizaciones internacionales de beneficencia y derechos humanos han pedido al GHF que ponga fin a sus operaciones. El coordinador político del Reino Unido ante la ONU, Fergus Eckers, calificó las operaciones del GHF de «inhumanas». Y el portavoz de la ONU Stephane Dujarric suavizó el tono de la ONU al afirmar: «No estamos diciendo que el GHF no debería funcionar. Lo que decimos es que, ya sea la GHF u otros, deben operar de forma segura».

El tono de Dujarric representa a lo que se ha ceñido la ONU durante todo el proceso colonial sionista. Legitimar la colonización, pero señalar violaciones específicas como contrarias al derecho internacional es parte de la estructura que ha protegido a Israel durante décadas. Nunca se han abordado las violaciones de Israel como parte del colonialismo, porque la ONU no reconoce que Israel es una entidad colonial de asentamiento, Donde esto es más evidente es en la forma en que está redactada la Resolución 194 de la ONU, que califica a la entidad colonial de asentamiento de «vecinos» y hace caer toda la carga de la Nakba sobre el pueblo palestino. Esta resolución no solo ha permanecido sin ser cuestionada, sino que se defiende como un derecho a pesar de que solo existe para proteger los intereses coloniales de Israel.

Lo mismo ha sucedido con el genocidio de Israel en Gaza. Es más fácil condenar al GHF, las fosas comunes, el hecho de Israel queme a la población palestina en las tiendas de campaña, pero no toda la estructura genocida que llevó a estos planes y atrocidades. ¿Qué ha hecho la comunidad internacional para aliviar el sufrimiento humanitario en Gaza? ¿Para evitar que Israel queme viva a la población o la haga saltar por los aires mientras detonan las bombas? ¿Qué ha hecho la comunidad internacional para detener el genocidio de Israel? Nada. Sin embargo, suministra a Israel diferentes herramientas para cometer el genocidio, de la misma manera que proporcionó a Israel los medios, incluidas las resoluciones, para mantener su presencia colonial en Palestina.

Mientras tanto, cualquier atrocidad que se convierte en noticia va seguida de las afirmaciones de Israel de que investigará y de las de los expertos en derecho internacional afirmando que el ataque «casi seguro fue ilegal y puede constituir un crimen de guerra», como se informó recientemente respecto al ataque al Café al Baqa de Gaza, sobre el cual Israel lanzó una bomba de 230 kg y mató e hirió a los palestinos y palestinas que estaban ahí.

A Occidente le encanta comentar y alimentar su ambigua pericia al público tanto como Israel está empeñado en su genocidio en Gaza.

Texto original: https://www.middleeastmonitor.com/20250703-the-genocide-is-still-far-from-being-condemned-in-the-wests-rhetoric/

Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y Rebelión como fuente de la traducción.