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#HuelgaTecnicosMovistar

La revolución de las escaleras: el levantamiento del precariado

Fuentes: Rebelión

Los expedientes de regulación de empleo, las contratas y subcontratas y los falsos autónomos son la estrategia seguida desde la privatización de Telefónica hasta ahora para sustituir una mayoría de trabajo digno, conseguido mediante la lucha sindical, por trabajo precario. Esta externalización de servicios ha comportado la precarización de miles de puestos de trabajo, la […]


Los expedientes de regulación de empleo, las contratas y subcontratas y los falsos autónomos son la estrategia seguida desde la privatización de Telefónica hasta ahora para sustituir una mayoría de trabajo digno, conseguido mediante la lucha sindical, por trabajo precario. Esta externalización de servicios ha comportado la precarización de miles de puestos de trabajo, la debilitación del poder de acción colectiva de los y las trabajadoras, a la vez que ingentes beneficios para la cúpula de la empresa.

Telefónica anunció el año pasado unos beneficios netos de 3.001 millones de euros. Su presidente Cesar Alierta se subió el sueldo un 16% hasta los 6’7 millones de euros y entre sus consejeros estaban Rodrigo Rato e Iñaki Urdangarin, dos de los máximos exponentes de la corrupción en el estado español. Telefónica, empresa pública privatizada por el gobierno de Aznar (y de Rato), es un ejemplo claro del capitalismo de amiguetes donde el fenómeno de las «puertas giratorias» está a la orden del día (ex-políticos pasan a formar parte de los consejos de dirección de estas empresas previamente privatizadas o al revés donde empresarios pasan a formar parte de la élite política de los partidos dominantes hasta ahora). La definición de casta y/o mafia es una etiqueta válida para definir a estas élites político-empresariales.

La situación actual de los técnicos instaladores y de mantenimiento de líneas se resume en una palabra: precariedad. Jornadas de entre 10 y 12h con salarios de miseria, poner las herramientas necesarias para el trabajo (coche, gasolina, teléfono, etc.), no retribución de las vacaciones. etc. En este contexto es en el cual Telefónica ha renovado por tres años el convenio marco que fija las condiciones bajo las cuales las contratas le prestan sus servicios. Una renovación que incluye una rebaja de los baremos con los cuales se retribuyen los servicios: todos los trabajadores -autónomos y contratados- cobran en función del número y el tipo de instalaciones o servicios que presten. Es el llamado «contrato de Bucle» y ha sido la chispa que ha encendido el conflicto.

Miles de trabajadores y trabajadoras en huelga indefinida desde el 7 de abril a nivel estatal reivindicando la derogación del nuevo convenio marco y un trabajo digno. Consignas como «Telefónica-Movistar precariza» o «A igual trabajo, igual salario», entre otros llenan las continuas acciones de los y las trabajadoras. Una huelga que empezó el 28 de marzo en Madrid con una asamblea de 400 personas autoorganizadas que se ha extendido por todo el Estado y que cuenta con el apoyo inicial del sindicato AST y posterior de CO-BAS, CGT y En Construcción y que esta fuera del control de los sindicatos mayoritarios los cuales ahora han convocado 6 días alternos de huelga paralelos a la huelga indefinida y que están negociando con la empresa a espaldas de las asambleas y los comités de huelga. Un conflicto clave que permite organizar y unir los y las trabajadoras más precarizados de diferentes empresas y que ya ha recibido el apoyo de la plantilla más combativa de trabajadores fijos.

Por si fuera poco Telefónica-Movistar sube los precios de sus productos a las personas usuarias a la vez que da una vuelta de tuerca más a estos trabajadores externalizados y híper precarizados. Es la esclavitud del siglo XXI, lo que se conoce como trabajadores pobres, es decir, asalariados que a pesar de tener un trabajo no pueden llegar a final de mes.

Medios de comunicación convencionales no están informando de esta legítima movilización de los trabajadores y trabajadoras de Telefónica exigiendo condiciones de trabajo dignas. La razón de este silencio informativo es simple: los millones de euros que anualmente Telefónica-Movistar invierte en publicidad en estos medios.

La denominada revolución de las escaleras está en marcha y no se tiene que parar hasta que se cumplan las reivindicaciones de los huelguistas. Por eso hay que apoyar la huelga socializando el conflicto, colaborando económicamente en las cajas de resistencia, haciendo difusión de la lucha y de las prácticas y excesos de Telefónica (1).

Blog del autor: jgellida.blogspot.com

Más información sobre la huelga indefinida en el blog de TeleAfònica

(1) Telefónica: desmanes en América Latina

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.