Traducido del inglés para Rebelión por Sara Plaza.
WikiLeaks publicó la primera tanda de los llamados «cables saudíes» el 19 de junio de 2015. El día 22 había en línea 61.214 documentos. Más de medio millón de estos cables están en manos de Wikileaks.
Se cree que los documentos habrían sido «hackeados» al Ministerio de Asuntos Exteriores de Arabia Saudí en mayo de 2015 por un grupo autodenominado Ciber Ejército de Yemen en represalia por la guerra contra Yemen lanzada por la Casa de Saud. El Ciber Ejército de Yemen probablemente no sea yemení y casi seguro que se trata de una exhibición de otro actor que o bien quiere castigar a Riad, o quizá pretende manipularlo.
En el mundo árabe hay un enorme interés por estos documentos. El periódico libanés Al-Akbar se ha puesto de acuerdo con Wikileaks para publicar los llamados cables saudíes, como ya hizo con filtraciones anteriores. Sin embargo, estos cables no dicen al mundo ni a los lectores de Wikileaks nada nuevo sobre Arabia Saudí.
La influencia comprada con los petrodólares de Riad
La Casa de Saud se ha caracterizado por intentar comprar influencia. Cree equivocadamente que la lealtad se puede comprar. Llámenlo subvenciones, subsidios o contratos comerciales: unas y otros son formas de soborno.
Los documentos revelados por Wikileaks confirman que la Casa de Saud se ha valido del soborno como una importante herramienta de política exterior financiando a figuras políticas de otros países -como el señor de la guerra pro-israelí Samir Geagea en el Líbano- y comprando tanto a personas a título individual como a organizaciones para asegurar sus intereses. Este soborno incluye cooptar y reclutar medios de comunicación árabes y no-árabes.
Asimismo, los cables confirman que el reino de Arabia Saudí ha estado espiando a sus ciudadanos en el extranjero, siguiendo de cerca a estudiantes universitarios saudíes para averiguar si quieren cambios en Arabia Saudí, vigilando a disidentes, haciendo todo lo posible para perjudicar los intereses de Irán, desestabilizando Iraq, ayudando a los dictadores de Bahrein y utilizando los medios financiados por ellos mismos para limpiar su imagen y engañar a la opinión pública árabe. Una vez más, nada de todo esto aporta algo nuevo a lo que ya sabíamos sobre el Reino y sus decadentes soberanos.
La guerra informativa de la Casa de Saud
Los documentos muestran a la Casa de Saud llevando a cabo una continua y sistemática campaña para influir y dirigir los medios como parte de una vulgar estrategia de gestión de la percepción. En esta política de «comprar influencia» utilizando los ingresos provenientes de la venta de petróleo no solo participan los medios de propiedad saudí como Al Arabiya y Asharq Al-Awsat, también el Ministerio de Cultura e Información de ese país ha tenido un papel central.
Los cables saudíes muestran que los gobernantes de Riad han utilizado una estrategia ascendente. La estrategia comunicativa de la Casa de Saud comienza con la cooptación mediante el soborno a través de lo que podemos llamar «agentes de influencia». Entre los agentes de influencia encontramos diplomáticos, empresas de relaciones públicas y abogados. La Casa de Saud tiene equipos de abogados, consultores y agencias de relaciones públicas trabajando permanentemente para ella, controlando los medios de comunicación y su propia imagen pública a todas horas.
La tarea de los agentes de influencia es encontrar y contactar medios de comunicación que informen negativamente sobre la Casa de Saud. En algunos casos los encuentran y en otros son los funcionarios saudíes en Riad quienes ordenan a los agentes ponerse en contacto con terceras personas. La tarea preliminar de los agentes de influencia es «neutralizar» la información negativa sobre la Casa de Saud. Esto se lleva a cabo principalmente mediante el soborno. Riad ha financiado suscripciones masivas de periódicos árabes en países como Jordania, Líbano, Kuwait, Siria y Mauritania como un medio de obligar a dichas publicaciones a auto-censurarse o a proporcionar una cobertura positiva de la Causa de Saud.
Si el soborno no funciona entonces se aplica una estrategia de «contención» que implica la difamación, seguida de otra de «confrontación» que conlleva pleitos y sabotajes. Ambas maniobras de la Casa de Saud requieren sembrar historias falsas bajo lo que habitualmente se conoce como propaganda negra. Además de promocionar la imagen de la Casa de Saud, los medios de comunicación cooptados desempeñan un papel importante en las estrategias de contención y confrontación atacando a los objetivos de la Casa de Saud, entre los que se encuentran activistas árabes, Irán, Rusia, Hezbolá, el diario Al-Akbar y Siria.
Lo obvio frente a lo no mencionado
Cabe señalar, una vez más, que la práctica del soborno como herramienta política fundamental de los príncipes saudíes en bancarrota moral ya era bien conocida. Hay que resaltar además que la información sobre la estrategia de los medios saudíes publicada por Wikileaks no es novedosa. Estas actividades han sido ampliamente reconocidas.
No obstante, tras la publicación de los cables por parte de Wikileaks, Arabia Saudí ha advertido a sus ciudadanos que se abstengan de leer esos documentos. Riad ha recalcado que ignorarlos es una cuestión de seguridad nacional, y ha declarado también que los documentos revelados por Wikileaks son invenciones manipuladas que no proporcionan ni un solo ejemplo.
Lo que no aparece en los cables saudíes que Wikilieaks ha revelado hasta ahora son documentos mostrando el apoyo de la Casa de Saud a Al-Qaida y otros grupos armados que están causando estragos en Siria, Líbano e Iraq. Esto es importante y conviene señalarlo.
El momento elegido para su publicación: ¿Tiene alguna relación con el acercamiento entre Moscú y Riad?
Hay algunas preguntas muy importantes que deben hacerse y sobre las que debe reflexionarse acerca de los cables saudíes. ¿Son estas revelaciones una represalia por la agresión saudí en Yemen o un castigo a los esfuerzos de la Casa de Saud para ejercer su independencia de Washington? ¿Por qué se ha dejado fuera de las filtraciones la crisis de Siria y el apoyo saudí a los combatientes extranjeros que están arrasando Siria? Si los cables publicados por Wikileaks mencionaran la participación saudí en la guerra de Siria podrían incriminar a otros países, como por ejemplo Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia y Turquía.
La publicación de los cables saudíes puede perjudicar económicamente a Arabia Saudí y debilitar su estrategia mediática, provocando inestabilidad económica y política a medida que el Reino deje de tener control sobre la información relacionada con las actividades de la Casa de Saud. Además, los cables saudíes han aparecido la víspera de unas importantes conversaciones entre la Federación Rusa y el Reino de Arabia Saudí en el marco [de la 19ª edición] del Foro Económico Internacional de San Petersburgo. Estos encuentros bilaterales pretenden consolidar una serie de acuerdos sobre cooperación y comercio entre el Reino y la Federación Rusa, que ayudarán a impulsar la asediada economía rusa que Washington trata de aplastar. Esta es la razón por la que es importante reflexionar sobre los orígenes y los motivos del Ciber Ejército de Yemen y preguntarse quién mueve los hilos. ¿Hay un auténtico adversario de Arabia Saudí detrás del Ciber Ejército de Yemen, o un aliado descontento que quiere evitar cualquier acercamiento entre ese país y Rusia?
Uno de los documentos que está recibiendo cada vez mayor atención es un acuerdo entre Rusia y Arabia Saudí para votar la una por la otra para formar parte del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas en Ginebra. ¿Es una mera coincidencia que [la organización] UN Watch decidiera centrarse en este acuerdo para criticar a Rusia e incluso referirse a ella como una dictadura en un artículo firmado por Hillel Neuer el 21 de junio de 2015? UN Watch, en cambio, se ha mantenido en silencio sobre multitud de acuerdos similares entre Estados Unidos y la Casa de Saud y otras dictaduras. ¿Qué ha dicho sobre Bahrein o Gaza? ¿Por qué se opone al Gobierno de Venezuela? En realidad, el objetivo de UN Watch ha sido utilizar el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas para favorecer los intereses de Estados Unidos e Israel, mientras lo critica por denunciar las violaciones de derechos humanos cometidas por Israel. UN Watch ayudó incluso a legitimar la guerra contra Libia lanzada por la OTAN en 2011 y ha presionado a favor de una guerra contra Siria. Ahora su objetivo es Rusia.
Aunque Riad podría estar manipulando a Moscú para Washington, los fondos conjuntos, la cooperación espacial, los acuerdos nucleares, las inversiones y la venta de armas, todo ello parece estar en juego. La última vez que Arabia Saudí firmó acuerdos importantes con el Kremlin nada se supo de ellos, o bien porque la Casa de Saud estaba jugando con los rusos, o bien por las órdenes enviadas a Riad desde Estados Unidos.
La ridícula naturaleza de la inteligencia saudí
Otro punto que conviene señalar es la naturaleza poco profesional del servicio de inteligencia saudí. Tampoco esta información es nueva, pero vale la pena comentarla. Al leer los documentos filtrados queda claro que el servicio de espionaje saudí es chapucero y poco sofisticado, y que está mal preparado. Los análisis que aparecen en los informes de la inteligencia saudí son ridículos y están basados en la prensa amarilla y en información no comprobada de fuentes abiertas de Internet.
Un caso ilustrativo es el informe de la inteligencia saudí en el que se menciona mi nombre. Al estar entre los temas de la primera tanda de cables saudíes publicados por Wikileaks, repasé con interés el memorando del servicio de inteligencia saudí en el que aparecía mi nombre incorrectamente escrito: «Mahdi Nazemroaya Darius». Este documento concreto toma pie en investigaciones en Internet para conocer mi trayectoria y el de varios colegas que hemos explicado cómo Arabia Saudí ha apoyado el terrorismo y ha colaborado con Estados Unidos e Israel en la campaña de desestabilización de Oriente Medio y el Norte de África.
Probablemente, asumiendo que sería de origen iraní por el nombre Darius, en el memorando se presume de manera ambigua y equivocada que yo podría «estar trabajando para Irán» sin contextualizar lo que eso podría significar. Las descripciones de los demás también son vulgares caricaturas que simplemente los califican de «anti-americanos» o «anti-occidentales».
La falta de pensamiento crítico en la era de la información
El tipo de análisis incorrecto que ilustran los analistas de la inteligencia saudí empieza a ser característico de los servicios de inteligencia y las empresas de consultoría a los que recurren cada vez más los Gobiernos de todo el mundo, incluido el de Estados Unidos. A este respecto, conviene señalar que esta es la segunda vez que mi nombre aparece en un documento publicado por Wikileaks; la primera fue en 2013, cuando Wikileaks sacó a la luz un correo electrónico sobre el posible paradero de Muamar el Gadafi «hackeado» a Strategic Forecasting (StratFor), una empresa especializada en servicios de inteligencia con sede en Texas. Esta empresa me incluyó equivocadamente en la lista de personal de [la agencia de noticias] Associated Press en Libia durante la campaña de bombardeos de la OTAN al referirse a la situación en el [hotel] Rixos Al-Nasr y hacer afirmaciones basadas en errores de asociación.
Respecto al memorando de la inteligencia saudí, está claro que no se hizo ningún esfuerzo por verificar la información fuera de Internet. Lo que le lleva a uno a preguntarse cínicamente si el servicio de inteligencia de Arabia Saudí hace algo más que vigilar a la población del Reino y si no serán los cuerpos de inteligencia de Estados Unidos y otros países, incluidos Gran Bretaña e Israel, quienes estén haciendo el trabajo de inteligencia para Riad.
Echando un vistazo a los documentos publicados por Wikileaks es obvio que vienen a confirmar lo que ya se sabía sobre la Casa de Saud y que el sistema de inteligencia de Arabia Saudí adolece de un serio de problema de análisis. La falta de pensamiento crítico no es una cuestión que pueda resolverse con dinero ni con sobornos. Con este tipo de mentalidad y sin un pensamiento analítico sobre el mundo, no es de extrañar que Riad se haya metido en un atolladero en Yemen. Sin embargo, quedan pendientes preguntas importantes sobre las razones que han motivado la publicación de los cables saudíes y sobre la historia del Ciber Ejército de Yemen.
Mahdi Darius Nazemroaya es sociólogo, analista geopolítico y un reconocido autor.
Fuente: http://www.globalresearch.ca/what-the-saudi-cables-released-by-wikleaks-say-and-dont-say/5457713