Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández.
El enviado especial de las Naciones Unidas para el Yemen, Ismail Ould Cheikh Ahmed, ha declarado que se están dando ya las condiciones necesarias para poder llegar a una solución política en el país. De ahí que parezca sentirse optimista respecto a una reunión que va a celebrarse pronto entre las partes rivales yemeníes, frente a frente, en la misma mesa de negociaciones. Teniendo en cuenta lo complicado de la situación en el Yemen, su optimismo parece prudente y sus cálculos cuidadosos. Esto se debe a que la ferocidad de los combates aumenta cuanto más se alarga la guerra y las crisis humanitarias están poniendo a la inmensa mayoría del pueblo yemení al borde de la inanición y las epidemias.
El optimismo de Ould Ahmed se apoya en un número de elementos que hacen que sea más probable llegar ahora a una solución política que proseguir la guerra. El primero es el agotamiento de quienes luchan en ambos bandos. A pesar del hecho de que el gobierno legítimo ha tenido algunos logros y victorias tangibles contra los hutíes y fuerzas leales al derrocado presidente Ali Abdullah Saleh, aún le resulta difícil conseguir avances sobre el terreno. Si no fuera por el apoyo financiero y militar facilitado por algunos países del Golfo, principalmente Arabia Saudí, esos avances sobre el terreno habrían sido modestos. Como esos países dicen estar firmemente comprometidos con el apoyo a la legitimidad yemení, preferirían que los yemeníes llegaran a una solución que detuviera el baño de sangre que todas las partes están sufriendo.
En cuanto al campo rebelde, el cuadro es desastroso porque los hutíes y las tropas de Saleh parecen estar inmersos en una misión suicida que no cosecha frutos militares ni políticos. En cambio está traduciéndose en pérdidas económicas y humanas diarias, así como en discordia dentro de sus filas. De ahí que se inclinen también hacia una solución que les permita salvar la cara y les dé un papel en cualquier futuro acuerdo político. No hay duda de que creen que las bases fijadas por Ould Cheikh Ahmed para la próxima reunión en Ginebra son muy adecuadas, porque ha dado a las partes la posibilidad de poner sus cartas sobre la mesa de negociaciones sin condición previa alguna. La ONU facilitará una atmósfera que ayude a absorber la tensión; se está trabajando duro para evitar que se repita lo sucedido en la última conferencia de Ginebra, cuya organización se caracterizó por la prisa y la improvisación. Esto produjo un fracaso catastrófico que exacerbó aún más la crisis.
El segundo elemento que proporciona motivos para el optimismo es el acuerdo de los rebeldes para cumplir la resolución 2216 de la ONU. En una entrevista exclusiva con Al-Araby Al-Jadeed, Ould Cheikh Ahmed confirmó que ha recibido la promesa de ambas partes de que respetarían los términos de la resolución como parte de un acuerdo integral que incluirá la aceptación de observadores del alto el fuego.
El tercer elemento se reduce al alineamiento de las posiciones de las partes regionales e internacionales y su discusión de la fórmula para la solución. A este respecto, podemos echar un vistazo a la posición iraní en sentido general, porque hay muchos indicadores de que Teherán está a punto de ceder y aceptar la derrota.
Es también muy importante que todas las partes hayan acordado adoptar el enfoque sirio ante el terrorismo. Esta fórmula descarta cualquier duda acerca de su unidad en la guerra contra Al-Qaida y Daesh y explica las presiones estadounidenses sobre el gobierno yemení de los últimos meses para que dé prioridad a la guerra contra Al-Qaida sobre la confrontación militar con los hutíes. Esto tiene particular importancia porque Washington ha dedicado un interés especial a Al-Qaida en el Yemen durante los últimos años y está involucrado en una guerra abierta contra la red, habiendo conseguido la eliminación de la mayoría de sus iconos, como Anwar Al-Awlaki, Said Al-Shirhri y Naser Al-Wyuhayshi.
Por último, hay también que tener en cuenta el elemento del sufrimiento del pueblo yemení ante la serie de crisis humanitarias por las que pasa como consecuencia directa de la guerra. La cifra de los que viven en la más absoluta pobreza ha aumentado de forma espectacular, afectando ya a casi el 90% de la población. No sólo es difícil conseguir alimento en el Yemen, también agua, medicinas y tratamiento médico. Esto ha empujado a las partes combatientes de ambos bandos a parar la guerra, porque los civiles están pagando un precio muy alto.
[Este artículo se publicó originalmente en lengua árabe en el periódico Al-Araby Al-Jadeed el 6 de noviembre de 2015.]
Fuente: https://www.middleeastmonitor.com/articles/middle-east/22203-the-un-solution-in-yemen