El Ministro de Asuntos Exteriores de Israel, Yair Lapid, destacó la importancia de un «nuevo comienzo» en las relaciones con la UE, durante una reunión del Consejo Europeo de Asuntos Exteriores celebrada ayer. El jefe de la política exterior de la UE, Josep Borrell, se hizo eco del sentimiento, describiendo la reunión como «una gran oportunidad para reiniciar las relaciones con Israel».
Sin embargo, el camino a seguir para Israel es la continuación de lo que el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, consiguió en su colaboración con la Administración Trump: ampliar la normalización de las relaciones entre Israel y los Estados árabes, lo que permite que la difunta relevancia del compromiso de los dos Estados cobre protagonismo en la diplomacia internacional. Esta es la carta que Lapid jugó en la UE.»No es ningún secreto que apoyo la solución de los dos estados», afirmó Lapid. «Desgraciadamente, no hay ningún plan actual para ello. Sin embargo, hay una cosa que todos debemos recordar. Si finalmente hay un Estado palestino, debe ser una democracia amante de la paz».
Sin duda, las ilusiones de la UE de construir un Estado en Palestina no están contribuyendo a una democracia: la Autoridad Palestina se está encargando de ello, como demostraron las recientes ejecuciones extrajudiciales y la represión de la disidencia por parte de los servicios de seguridad palestinos.
Lapid apoyará la política de los dos Estados porque la anexión de facto de Israel y el silencio de la comunidad internacional sobre los acaparamientos de tierras coloniales garantizan que no surja un Estado palestino. No hay un «nuevo comienzo» para Israel y la UE. Lapid también hizo hincapié en lo humanitario sobre lo político para los palestinos en su reunión con los ministros de Asuntos Exteriores de la UE. ¿Qué mejor manera de asegurar una extensión de la misma política que afirmar la agenda humanitaria, «para mejorar la vida de los palestinos» mientras se toma simultáneamente su tierra?
Cuando Israel se dedicó a masacrar Gaza en mayo de este año, Borrell restó importancia a la situación de la UE en lo que respecta a influir en Israel, afirmando que sólo Estados Unidos tenía poder para intervenir y que la UE había perdido su capacidad de influencia debido a las opiniones divergentes sobre Palestina e Israel entre los Estados miembros. Por otro lado, la UE se considera la principal entidad de ayuda a los palestinos. La ayuda humanitaria, afirmó Borrell, no debe subestimarse.
Sin embargo, Borrell no añade que la agenda humanitaria de dos Estados de la UE está alimentando la agenda de colonización de Israel. El llamamiento de Lapid a una «democracia amante de la paz» no es más que una advertencia para evitar que llegue a surgir un Estado palestino democrático y descolonizado. Israel juega su papel a través del legado Trump-Netanyahu. Sin tierra disponible para que los palestinos construyan un Estado, no puede surgir ninguna democracia amante de la paz, especialmente cuando la UE se empeña en apoyar y financiar a la AP, a pesar de su negativa a celebrar elecciones democráticas que permitan a los palestinos elegir su gobierno. La UE, junto con la comunidad internacional, seguirá rechazando la descolonización como opción viable e insistiendo en el compromiso de los dos Estados, sabiendo perfectamente que es inalcanzable.
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