Los hechos en su contexto. La última masacre sobre Gaza es un episodio más de la Naqba o limpieza étnica que sufre el pueblo palestino desde hace décadas, sostiene el historiador, investigador del departamento de Historia Contemporánea de la Universitat de València y especialista en Israel y Palestina, Jorge Ramos Tolosa. El joven historiador valenciano […]
Los hechos en su contexto. La última masacre sobre Gaza es un episodio más de la Naqba o limpieza étnica que sufre el pueblo palestino desde hace décadas, sostiene el historiador, investigador del departamento de Historia Contemporánea de la Universitat de València y especialista en Israel y Palestina, Jorge Ramos Tolosa. El joven historiador valenciano visitó el territorio palestino en 2008 y desde entonces dedica buena parte de su tiempo -en la Universidad y en los movimientos sociales- a la causa palestina. Jorge Ramos Tolosa es miembro del colectivo editor de la revista Ecléctica y activista del BDS País Valencià.
En artículos (como los publicados en las revistas académicas Ayer nº93: «La Comisión de Palestina de 1948: la misión imposible de Pablo de Azcárate»; e Historia Social nº78: «Un país de desolación sílices y cenizas. El mito de Palestina como tierra virgen en el discurso sionista»), y conferencias como las impartidas en Francia e Italia, o el viernes 25 de julio en la Universitat d’Estiu de Gandia, explica las raíces históricas del conflicto en Palestina y su desarrollo. Pero sus artículos abarcan temáticas diversas, como en «¿Ajustar el anarquismo al reloj de la historia» Una relectura ‘De la calle al frente’ y un acercamiento a ‘Vivir la Utopía'» (en prensa).
-Inevitablemente, y en el corto plazo, el foco se concentra en los ataques brutales sobre Gaza. En la sangrienta ristra de víctimas que no para de aumentar. Pero, ¿puede ampliarse la lente y situar la agresión en un contexto?
-Lo que está ocurriendo en la última masacre sobre Gaza es un capítulo más de la Naqba, «desastre» o limpieza étnica que sufre Palestina desde hace muchas décadas. En el fondo se trata de conseguir lo que siempre ha pretendido el movimiento sionista: crear en el mayor territorio posible de Palestina un estado mayoritariamente judío. A partir de esa máxima, pueden comprenderse muchos episodios de la historia palestina desde hace más de un siglo. Además, las masacres que viene realizando Israel, al menos desde hace cinco años con la Operación «Plomo Fundido» (diciembre de 2008-enero de 2009) tenían que ver con la celebración de elecciones en este país. Hubo comicios después de «Plomo Fundido» y después de la operación «Pilar Defensivo» (noviembre de 2012). Pero es también una forma de castigo colectivo y, como ha hecho otras veces Israel, manifestar quién manda.
-Acerquemos ahora la lente. ¿A qué intereses responde la masacre que está perpetrando Israel en Gaza?
-Una de las principales es el miedo que genera en Israel el acuerdo para un gobierno de unidad palestino. Desde hace al menos 25 años es uno de los asuntos clave y que más le duele a Israel. De hecho, apoyó en los años 80 el surgimiento de Hamas en Palestina como manera de minar a la OLP y, después en los 90, favoreció el enfrentamiento entre Fatah y el resto de grupos que formaban la OLP. Uno de los objetivos del mal denominado «Proceso de Paz» o Conversaciones de Oslo en 1993 fue precisamente dividir a los grupos palestinos después de la primera Intifada. Es ésta una estrategia que sigue cualquier potencia colonial. La división Gaza-Hamas y Fatah-Cisjordania es otra manifestación de esta división. En resumen, un gobierno de unidad es lo que más daño le puede hacer a Israel.
-¿Es ésta la única causa de los ataques a Gaza o podrían agregarse otras?
-Son muy importantes las causas internas, dentro del estado de Israel. El primer ministro Netanyahu no pasa por sus mejores momentos. Tiene bastantes problemas en su gobierno y, por ejemplo, el ministro de Asuntos Exteriores, el polémico Liebermann (quien dijo que había que arrojar a los palestinos al Mar Muerto y utilizar la bomba atómica en Gaza) dimitió el 6 de junio por las supuestas políticas «blandas» de Netanyahu frente a los palestinos. Así, las últimas masacres sobre Gaza pueden entenderse como una manera de reafirmar la fuerza bruta, y el carácter de «halcón» que ha tenido siempre Netanyahu. En este punto podemos añadir el fracaso en los últimos años de Israel en crear la «alteridad» del enemigo «terrorista» iraní. No ha habido finalmente ningún ataque sobre Irán, que actualmente negocia con Estados Unidos sobre cuestiones nucleares.
-Una complejidad de factores, por tanto, no existe una única causa.
-En efecto. Otro factor fundamental es el crecimiento del movimiento Boicot Desinversiones y Sanciones (BDS) a Israel en los últimos meses. Cada semana se dan casos de artistas que no van a tocar a Israel, administraciones públicas y empresas que desinvierten, sindicatos y partidos que cortan relaciones (hace pocos días se adhirió al BDS el sindicato Unite, el más importante del Reino Unido e Irlanda). Además, el BDS ya ha traspasado los medios alternativos y ha llegado a The New York Times, The Guardian o El País, que se han hecho eco del crecimiento del BDS y de la preocupación de Israel al respecto. Hace unos meses aparecieron informaciones, incluso, sobre cómo el Mossad estaba incrementando los fondos económicos para combatir el BDS.
-¿Qué importancia tiene en la actual agresión el control sobre los recursos naturales y económicos?
-Por ejemplo, se ha confirmado la existencia de gas y petróleo en zonas del entorno de Gaza. Precisamente el primer ministro palestino Mahmud Abbas y Putin han mantenido conversaciones al respecto, y esto es algo que puede preocupar a Israel. Otro factor esencial es el agua. La población de Gaza no llega al estándar mínimo de consumo de agua que establece la Organización Mundial de la Salud (OMS), y además la mayoría de estos recursos hídricos están contaminados. Por otra parte, muchas industrias de armamento y seguridad a nivel mundial están interesadas en que continúe la ocupación y las masacres, ya que lo que está sucediendo en Gaza es también un «laboratorio» de pruebas para la industria armamentística. De hecho, varios cuerpos policiales españoles se entrenan en Israel con modelos de armamento probados en territorio palestino.
-En la barbarie actual no es un asunto menor la aceptación de los bombardeos por parte de la población israelí y los medios de comunicación. ¿Qué opinas?
-La reacción de la sociedad israelí ante estos ataques no está siendo demasiado diferente a la de otros episodios de genocidio en Gaza (2008-2009 y 2012). La gran mayoría de la población judía israelí apoya estos ataques. La prensa también. Aunque hay elementos de crítica por ejemplo en el periódico Haaretz, donde escriben autores como Ury Avnery o Neve Gordon. Estos días hemos visto imágenes brutales, de espectadores con sus sillas y refrescos observando -desde las lomas cercanas a la frontera con Gaza- el espectáculo nocturno de las bombas. También hemos visto llamamientos en las redes sociales a «matar a los árabes» o «matar a las madres de los palestinos»; y manifestaciones (en los días posteriores al hallazgo de los cadáveres de los tres jóvenes israelíes) en Jerusalén, Haifa y otras ciudades donde se repetía la consigna «muerte a los árabes». Desde la cuna hasta la tumba, hay todo un proceso de creación de la «alteridad» en el palestino. Es el «enemigo», «los árabes nos quieren tirar al mar», estamos en una guerra de «supervivencia»…
-¿El drama de Gaza empieza con los actuales bombardeos? ¿Cuál era la situación anterior a los ataques?
-Antes de los últimos episodios de genocidio, cuatro de cada cinco habitantes de Gaza dependían de la ayuda humanitaria. Desde que comenzó el bloqueo en 2007, el número de refugiados que vive en la más absoluta pobreza se ha triplicado en la franja. Un número muy alto de residentes sufre cotidianamente cortes de electricidad entre 8 y 12 horas. También hay un bloqueo sobre los productos más básicos, el combustible y sobre la ayuda humanitaria. Se ha reportado cómo Israel ha bloqueado camiones de la Organización Mundial de la Salud con material para los hospitales de Gaza. O ha retrasado y denegado permisos para que personas con problemas de salud puedan salir de franja a recibir tratamiento. Israel tiene cerrados, además, los cinco pasos fronterizos que comunican con Gaza desde 2007. El sexto (Rafah, en la frontera con Egipto) está bajo control de las autoridades egipcias, pero en muchas ocasiones permanece cerrado. Hace un año, el 3 de julio de 2013, se produjo del golpe de estado en Egipto de Al Sisi. Una de las primeras medidas que tomó el nuevo gobierno fue cerrar el paso de Rafah, y no hay que olvidar que el primer país al que Estados Unidos destina ayuda exterior económica es Israel, y en segundo lugar Egipto. Por último, estamos hablando de un territorio -la franja de Gaza- de 40 kilómetros de largo por 9,5 de ancho donde el 70% de la población es refugiada, según la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA).
-Los medios se refieren a una dictadura religiosa perpetrada por terroristas cuando caracterizan al gobierno de Hamas. ¿Se corresponde esto con la realidad?
-Hamas ganó las últimas elecciones democráticas que se celebraron en Palestina en 2006 y que, por cierto, llevan retrasándose varios años sobre todo por problemas atribuibles a la potencia ocupante. Hamas es un movimiento de resistencia islámico que surgió al calor de la primera Intifada (1987-1991). Una parte muy importante de su apoyo en Gaza, pero también en Cisjordania y en palestinos de otros lugares, es que ha conservado su carácter de movimiento de resistencia, pero también de asistencia. Porque en contextos coloniales, de ocupación militar y apartheid, toda la asistencia que puedan dar asociaciones y colectivos tiene un papel aún más relevante. Hamas siempre ha desarrollado ampliamente estos aspectos sociales y asistenciales. Además, dentro de Gaza hay asimismo otras organizaciones políticas, islamistas y no islamistas. Por último, es muy difícil encontrar alguna lucha anticolonial que no haya combinado resistencia popular no armada, y resistencia armada. Ocurrió en Sudáfrica, en la India y en la lucha por los derechos civiles en los Estados Unidos. Durante décadas, la resistencia palestina ha sido sobre todo de carácter popular y no armada. Lo que ocurre es que los «mass media» ponen el objetivo donde quieren. En Palestina también hay una resistencia pasiva, una resistencia cultural y una resistencia de la memoria colectiva de la Naqba.
-Por último, ¿qué papel desempeña Estados Unidos en este conflicto?
-Además de la ayuda económica y militar norteamericana, cabe destacar el papel del lobby pro-sionista en Estados Unidos, uno de los más poderosos del mundo. Este lobby ya empezó a presionar en la época de Truman, en 1947, cuando estaba debatiéndose la partición o no de Palestina. En sus memorias, Truman ya dijo que la mayor presión que había sufrido por parte de un lobby fue la recibida por parte de los sectores pro-sionistas, para que a su vez Estados Unidos presionara a otros países y votaran a favor del plan de partición de Palestina en la ONU (noviembre de 1947), y la subsiguiente fundación del estado de Israel. Se cuenta siempre, por ejemplo, que los dos festines o banquetes de autoridades y elites más numerosos en Estados Unidos son el del Congreso y el del AIPAC (principal organización del lobby pro-sionista en Estados Unidos). Pero en muchos episodios Israel ha quedado impune e incluso por encima de Estados Unidos. En 1967 Israel bombardeó un barco de Estados Unidos causando decenas de víctimas -el USS Liberty-, sin que haya habido respuesta por parte estadounidense. O lo que está ocurriendo estas últimas semanas. Israel tampoco teme excesivamente la presión de Obama y de Kerry. Vienen a decir: yo hago lo que quiero y puedo atacar donde me plazca.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.