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«La verdad y la vida contra la mentira y la muerte»

Fuentes: Rebelión

La mentira sobre Cuba trata hoy de recorrer el mundo y es verdaderamente triste ver como muchas personas caen tan fácilmente en las celadas desinformativas orquestadas por los centros del capitalismo mundial, en cuya vanguardia se encuentra Washington como potencia líder del sistema. La verdad es que este fenómeno no es nada nuevo, pues el […]

La mentira sobre Cuba trata hoy de recorrer el mundo y es verdaderamente triste ver como muchas personas caen tan fácilmente en las celadas desinformativas orquestadas por los centros del capitalismo mundial, en cuya vanguardia se encuentra Washington como potencia líder del sistema. La verdad es que este fenómeno no es nada nuevo, pues el embuste y el cinismo en los medios de comunicación fueron mecanismos utilizados por los distintos gobiernos estadounidenses desde épocas ancestrales ante sus aspiraciones casi congénitas de dominar el mundo. Palabras como democracia y libertad han sido prostituidas una y otra vez por los labios de los gobernantes del norte ante cada una de sus acciones imperiales. De ahí que no sea algo raro que encontremos en los libros de historia de esa nación que Estados Unidos llevó a Cuba la libertad y la democracia y que por tanto la Isla le debe la independencia alcanzada en 1898; cuando está más que demostrado que es Washington el que debe a Cuba la independencia que le robó durante 60 años y por cuya causa habían muerto miles de insulares en las guerras independentistas del siglo XIX, razón por la cual otros miles tuvieron también que ofrendar sus vidas defendiendo el mismo ideal liberador hasta su coronación en enero de 1959, momento en que llegó entonces a la Isla la verdadera democracia y la libertad absoluta.

Pero no le bastó a Washington la sangre derramada por los más preciados hijos de esta tierra, sino que siguió cegando la de otros a través de múltiples acciones terroristas, la invasión mercenaria, el sostén del bandidismo interno y el despliegue de una brutal guerra biológica y económica. Esta historia es silenciada por los medios de comunicación occidentales. Claro, con tal de llevar la «libertad y la democracia» a la Isla no importa cuántos cubanos hayan muerto, ni cuántos hoy siguen sufriendo una política de bloqueo económico, comercial y financiero calificado por el derecho internacional como un acto de genocidio. ¿Quien le asignó a los Estados Unidos el papel de gendarme del mundo? ¿Quién le dijo al gobierno estadounidense que su país era el más democrático del mundo, si su democracia es una farsa movida por el dinero? Es obvio que Estados Unidos, que tanto habla de respeto a la diversidad, es el principal enemigo de ella, pues aspira a que todos los países del mundo funcionen a su imagen y semejanza. Pobres de los que así lo hagan. Pero esta creencia del excepcionalismo estadounidense ha llevado a Estados Unidos a establecer una dictadura mundial que poco le importa que la comunidad internacional condene mayoritariamente en las Naciones Unidas el bloqueo contra Cuba. 

Pero además es verdaderamente ridículo que Estados Unidos y sus aliados fabriquen ahora una campaña contra Cuba utilizando el tema de la muerte, cuando ningún tribunal internacional ha juzgado los crímenes de lesa humanidad cometidos por gobernantes de Washington. Las potencias del norte pretenden que los que hemos sido oprimidos, vilipendiados y saqueados olvidemos la historia, que pasemos la página. ¿Para qué? Para que los países del sur sigan siendo los explotados, los que mantengan sus sociedades altamente consumistas. Conocen que los desmemoriados son más fáciles de dominar y manipular. Ahora que se acusa infundadamente a Cuba de represión y del fallecimiento del recluso Orlando Zapata -cuyos únicos responsables son los que lo lanzaron interesadamente a la muerte- vale que recordemos la responsabilidad de Washington en la muerte de:

a) Los mexicanos que defendieron su territorio de la expansión territorial estadounidense.

b) Los japoneses que recibieron los impactos de las bombas nucleares lanzadas sobre Hiroshima y Nagasaki.

c) Los vietnamitas que fueron asesinados por los soldados y las bombas MADE IN USA.

d) Los latinoamericanos que resultaron asesinados por las más sangrientas dictaduras militares sostenidas desde Washington (Algunas de las más célebres estuvieron en Haití, República Dominicana, Chile, Argentina, Paraguay, Nicaragua, Cuba y ahora en Honduras)

e) Los nicaragüenses, guatemaltecos, dominicanos y panameños caídos defendiendo su patria de la invasión militar yanqui.

f) Los 3.478 cubanos a raíz de acciones terroristas financias y apoyadas por Estados Unidos.

g) Varios líderes progresistas del mundo a través de los planes tenebrosos de la CIA.

h) Civiles en Yugoslavia a raíz de los bombardeos estadounidenses. 

Por eso no podemos olvidar la historia. Pero en la actualidad la Revolución Cubana continua representando la vida, y el gobierno estadounidense la muerte. En Haití vemos perfectamente el contraste entre batas blancas cubanas y los camuflajes estadounidenses. Cuba distribuye salud, felicidad y educación por todo el mundo y el gobierno de Estados Unidos soldados, bases militares y bombas atómicas. Cuba es expresión de esperanza y de solidaridad humana, mientras el gobierno de Washington representa el mayor peligro para la supervivencia de la especie humana y el egoísmo más desenfrenado. Mientras los médicos cubanos salvan vidas y devuelven la vista a miles de seres humanos, Washington asesina niños y otros civiles en Iraq y Afganistán, practica la tortura en la base naval de Guantánamo y apoya una dictadura militar como la de Honduras, responsable ya del asesinato de varios periodistas. Todo en nombre de la libertad, la democracia, o la lucha contra el terrorismo ¿Por qué El País y El Nuevo Herald silencian esta verdad incontrastable? ¿Por qué el Parlamento Europeo no se pronuncia al respecto? 

Mientras que el gobierno de Estados Unidos planeó en múltiples ocasiones el asesinato de nuestros principales líderes, especialmente de Fidel Castro, Cuba entregó información a ese país que impidió la realización de un plan de atentado contra la vida del presidente Ronald Reagan, de hecho uno de los presidentes estadounidenses más agresivos contra Cuba. Eso debería escribirse en mayúscula en todos los titulares de prensa del mundo. El humanismo y la solidaridad de la Revolución cubana no han tenido límites, incluso hasta con el enemigo.

La hermosa página de solidaridad internacional que está prestando hoy Cuba, llena de ira al imperialismo, por eso ahora su campaña propagandística montada sobre un individuo que cumplía una sanción por delitos comunes y que fue incitado a tratar de convertirse en el mártir de los mercenarios de la Isla. Seguramente no pudieron convencer de cometer esa arriesgada acción a ninguno de sus más célebres mercenarios pagados, una prueba más de su «disidencia» construida desde el norte.

Cuba no es un país perfecto, pero trabaja duro para perfeccionar su socialismo. El horizonte de Cuba continúa siendo la creación de un mejor ser humano, no la destrucción de éste. Cuba aspira a que el sentido de la vida sea el ser, no el tener. Pese a todos los intentos de once administraciones estadounidenses por destruir la Revolución Cubana, ésta ha resistido y logrado una obra envidiable en los campos de la salud, la educación, la cultura, la ciencia y el deporte. Obra que ha compartido solidariamente con otros pueblos del planeta. Los que bloquean y agreden a Cuba con todo su poderío militar, económico y político y siembran el odio y la muerte en todo el mundo no tienen moral para señalarla. Los que albergan a terroristas como Luis Posada Carriles y al mismo tiempo mantienen como presos políticos a cinco jóvenes cubanos que protegían a su pueblo del terrorismo nada pueden criticarle a Cuba.

Algún día la verdad y la vida se impondrán ante la mentira y la muerte.

 

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.