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Las cárceles israelíes desde la mirada palestina

Fuentes: workers.org

Traducción para Rebelión de Loles Oliván

La Franja de Gaza, habitada por 1,5 millones de palestinos, es prácticamente una prisión al aire libre, un lugar de castigo y de exilio para los palestinos. Oficialmente nadie puede entrar o salir de Gaza a menos que se le dé permiso en los controles fronterizos que se abren al antojo de Israel y Egipto. Si su nombre no está en una lista previa, no puede entrar en Gaza o abandonarla.

Cuando acabó [la iniciativa de] el convoy Viva Palestina de EEUU, un palestino miembro de la misma con pasaporte estadounidense intentó sacar a su familia de Gaza para que pudieran viajar a EEUU. A pesar de que su esposa y sus hijos tienen pasaportes estadounidenses, los guardias fronterizos de Egipto se negaron a permitir el paso del autobús a través del puesto de control con ellos a bordo. Los delegados del convoy trataron de conducir a los niños a la frontera pero los guardias de seguridad se negaron a permitirlo y retuvieron el autobús durante más de una hora. Únicamente se permitió regresar a quienes iban en el autobús cuando éste entró en Gaza. El delegado palestino tuvo que abandonar a su familia de regreso a Egipto.

Prisiones en Israel

Además de la prisión al aire libre que es de por si la Franja de Gaza, más de 11.000 mujeres, hombres y niños palestinos permanecen encarcelados en instalaciones de máxima seguridad de Israel como Nufha, Haderim, Jalamy, y Askalón, entre otros.

Desde 1967, más de 700.000 palestinos -un 20% de la población total en los territorios ocupados- han sido detenidos. La gran mayoría son hombres -aproximadamente el 40% de la población total de hombres de Palestina.

Desde que comenzó la segunda Intifada en 2000, más de 70.000 palestinos, incluidas al menos 850 mujeres, han sido detenidos por Israel, según Abdullah al-Zeghari, director de la delegación en Belén de la Sociedad de Presos Palestinos. El encarcelamiento y la tortura son considerados por la mayoría de los palestinos como un elemento central en la estrategia de ocupación israelí de contención y castigo colectivo del pueblo palestino.

Cualquier persona que los israelíes crean que va a resistir a la ocupación está en peligro de ser encarcelada. Esto incluye a activistas políticos no milicianos, organizadores comunitarios, enfermeros, médicos, periodistas, profesores y estudiantes, así como combatientes de la resistencia.

Tortura y muerte en las cárceles palestinas

Según el Centro de Información Israelí para los Derechos Humanos en los Territorios Ocupados, B’tselem, más del 85% de los palestinos detenidos desde 1967 han sido sometidos a tortura, y al menos 197 han muerto en la cárcel. La negligencia médica fue la causa de 50 muertes. El resto fue sometido a torturas o ejecuciones.

Hasta 1999 casi todos los prisioneros palestinos fueron torturados para obtener información en base a la política emanada de la Comisión Ministerial Landau (1987) que permitía «la presión física y psicológica moderada» hasta que el Tribunal Superior de Justicia de Israel prohibió el uso de diversas formas de tortura.

La policía y el ejército, sin embargo, siguen utilizando métodos prohibidos, similares al tratamiento a que han estado sujetos los prisioneros de Abu Ghraib en Iraq y de la prisión de Guantánamo. Las formas de tortura utilizadas incluyen palizas, patadas, registros corporales, privación de sueño, abusos verbales y amenazas psicológicas, incluyendo aquellas en contra de miembros de sus familias. Los prisioneros son atados a sillas en posturas dolorosas o forzados a agacharse en posición de rana.

Los prisioneros son mantenidos en aislamiento o en tiendas de campaña en pleno desierto a temperaturas extremas. Sus alimentos son colocados junto a los agujeros que se utilizan como letrinas. Se les niega el acceso a agua caliente o el cambio de ropa.

Todas estas condiciones son contrarias a la normativa básica de derechos humanos de Naciones Unidas.

Negligencia médica

Más de 1.600 presos sufren enfermedades crónicas pero se les niega atención médica. La administración penitenciaria se niega a dar permiso para la cirugía en situaciones en que peligra la vida como el cáncer y los trasplantes de riñón. También se niega a permitir medicinas enviadas por los familiares, los médicos o de la Cruz Roja.

Detención administrativa

La detención administrativa, por la que una persona puede ser retenida por largos períodos de tiempo sin juicio ni cargos formales, es una violación del derecho internacional y los derechos humanos, en particular la Cuarta Convención de Ginebra.

Originariamente, la detención administrativa en Israel se fundamentó en las Regulaciones de Emergencia del Mandato británico de 1945 que autorizaban a la policía a retener a un preso sobre la base de información confidencial a la que ni el detenido ni su abogado tenían acceso. Mientras que a un detenido se le permite recurrir, el carácter confidencial de la «prueba» [en la detención administrativa] hace imposible un juicio justo. Esta práctica sigue vigente en Israel. Según el Servicio de Prisiones de Israel, a fecha de 31 de mayo había al menos 449 detenidos administrativos palestinos. La cifra ascendía a 849 en noviembre de 2007. Detenidos palestinos han permanecido bajo las órdenes de detención administrativa entre seis meses y ocho años.

Mujeres y menores

En la actualidad, 63 presas políticas palestinas están detenidas en las cárceles de Hasharon y Damoon. Algunas son jóvenes de 14 años. Están sometidas a tratos humillantes como los registros corporales, a veces en presencia de hombres.

Las mujeres embarazadas se ven obligadas a dar a luz en las celdas donde sus hijos siguen viviendo junto a sus madres durante años. Desde 1967, el ejército israelí ha capturado a más de 10.000 mujeres palestinas. 800 fueron secuestradas durante la Intifada al-Aqsa en septiembre de 2000.

Las Fuerzas de Defensa israelíes han secuestrado a un total de 7.600 niños, hombres y mujeres desde el año 2000. Algunos tan jóvenes como de 12 años de edad. Según los informes de la Sociedad de Presos Palestinos, en febrero 2009 había 374 menores palestinos en la cárcel, 50 tenían menos de 16 años de edad. El ejército israelí considera a los menores de 16 años como adultos. Ello viola la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño, de la que Israel es signatario.

Estos menores también son sometidos a torturas y confesiones forzadas. Muchos están en las cárceles con presos adultos y sometidos a violencia sexual y física. Se les puede denegar las visitas de familiares, están privados de atención médica, y son víctimas de robos de pertenencias personales. También se les priva de [recibir] educación, de instalaciones de ocio y de cultura, y son torturados durante los intentos de coacción para que colaboren con Israel.

Al igual que los presos negros y latinos en EEUU, la mayoría de los presos palestinos están detenidos en cárceles lejos de sus hogares. Desde que Hamas fue elegido en 2006, Israel ha prohibido las visitas familiares a los presos.

También como EEUU, Israel ha promulgado un nuevo estatuto denominado «combatiente ilegal» que legaliza la detención de [personas] libanesas y árabes aunque no haya pruebas para llevarlos a juicio. Esta ley se aplica ahora a la población de Gaza.

En Gaza hay un prisionero israelí [miembro del ejército israelí y capturado por milicianos de Hamas en 2006] detenido por los palestinos quienes han ofrecido a Israel intercambiarlo por los detenidos palestinos en Israel. Mientras Israel ha utilizado a este preso como excusa para sus guerras contra la población de Gaza, se ha negado a negociar cualquier intercambio de prisioneros.

Los presos palestinos tienen una larga historia de resistencia en las cárceles israelíes. Se han organizado huelgas de hambre para protestar por los ataques violentos contra los presos y la negación de visitas y de atención médica. En algunos casos han participado miles de presos. La policía israelí y las fuerzas de seguridad han respondido con gran brutalidad. Los presos manifestaron su solidaridad durante la guerra de julio de 2006 contra Líbano y durante la guerra de Israel y la masacre de Gaza, que comenzó en diciembre de 2008.

Testimonios de familiares

En la ciudad de Gaza, un grupo de mujeres palestinas con familiares languideciendo en las cárceles israelíes describieron para los miembros del convoy las horribles condiciones de estos campos de concentración.

Muhammad Hassamand, esposo de una de las mujeres, ha pasado 23 años en prisión. Sus hijos, uno de 12 y otro 15, no pueden ver a su padre. Su esposa dice: «No somos nosotros quienes fuimos contra ellos. Fueron los israelíes los que vinieron a nuestra tierra. Nosotros somos el pueblo originario. Hay más de 11.000 palestinos en cárceles israelíes [en comparación con] un soldado israelí [retenido por Hamas desde 2006 en Gaza]. «

Otra mujer de edad avanzada dijo que había perdido la vista desde que su hijo fue a la cárcel hace 10 años. «He perdido mis ojos de llorar día y noche por mi hijo. Ha sido condenado a cadena perpetua. Ha pasado más de 20 años en prisión. No lo he visto desde hace más de diez años y ahora no puedo. Quiero ver a mi hijo. Queremos que nuestros esfuerzos y vuestros esfuerzos ayuden a ponerlo en libertad. «

Otra mujer declara: «Mi marido lleva encarcelado en una prisión israelí 22 años y nunca se me ha permitido visitarle.» Cree que su hijo también está encarcelado en Israel, pero no sabe si está vivo o muerto.

El pueblo palestino requiere que la comunidad internacional haga un llamamiento para protestar y lanzar campañas a largo plazo a fin de poner fin al encarcelamiento de palestinos y palestinas en cárceles israelíes, como parte de la plena liberación del pueblo palestino.

Sharon Eolis es judía anti-sionista, miembro del convoy Viva Palestina de EEUU a Gaza en julio de 2009. Los datos provienen de las estadísticas del blog de la Campaña Internacional de Solidaridad con los Presos Palestinos.

(http://www.workers.org/2009/world/palestine_0903)