Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández
«Siria está ardiendo», dice un exasperado diplomático en las Naciones Unidas, «y el Consejo de Seguridad se dedica a perder el tiempo».
La revuelta y las ensangrentadas manifestaciones callejeras duran ya casi seis meses pero el órgano político más poderoso de las Naciones Unidas sigue paralizado, incapaz y poco dispuesto a ayudar a resolver una crisis que cada día se agrava más.
En el último recuento, el número de manifestantes civiles asesinados hasta ahora alcanza la cifra de 2.600, según los últimos datos publicados por la ONU.
El asediado gobierno de Damasco señala que las muertes también incluyen víctimas entre las fuerzas de seguridad sirias que tratan de reprimir las manifestaciones.
Los quince miembros del Consejo de Seguridad no han conseguido sacar adelante dos proyectos de resolución, uno de las potencias occidentales y otro de Rusia, para llevar la paz y la estabilidad a un país cuyo presidente, Bashar al-Asad, está decidido a mantenerse en el poder a pesar del levantamiento de las masas.
Radwan Ziadeh, fundador y director del Centro para los Derechos Humanos en Damasco, dijo a Inter Press Service (IPP): «El pueblo sirio se siente frustrado ante la inacción del Consejo de Seguridad».
Manifestó que han pasado seis meses y que el régimen de Asad ha utilizado esa inacción del Consejo de Seguridad «como luz verde para proseguir con las matanzas».
El proyecto de resolución occidental, patrocinado por la Unión Europea y firmemente apoyado por EEUU, pide un régimen amplio de sanciones que penalice directamente a determinados individuos. El proyecto ruso es más suave e insta a la oposición siria a emprender un diálogo político con el régimen de Asad.
Al preguntarle por qué Rusia, un miembro permanente con derecho a veto, se muestra abiertamente comprensivo con el gobierno, Ziadeh dijo: «Rusia tiene una relación histórica con Siria desde la Guerra Fría, y esa relación se ha ido fortaleciendo mediante acuerdos económicos y militares».
En el mes de agosto, el Consejo de Seguridad emitió un «comunicado presidencial» condenando la violencia. Pero se paró en seco a la hora de pedir medidas punitivas contra el régimen de Asad.
Los rusos están apoyados por China, otro miembro permanente con derecho a veto, que también tiene fuertes intereses militares y económicos en Siria.
«Pienso que su oposición es una combinación de varios factores», dice un representante de una ONG.
«Están también furiosos por Libia [donde han acusado a las potencias occidentales de extralimitarse en el mandato del Consejo de Seguridad]. Y, en general, nunca les ha gustado apoyar medidas punitivas porque están a favor de la soberanía nacional», añadió.
La pasada semana, una coalición de más de 170 organizaciones locales e internacionales de diecisiete países de todo el mundo árabe instó a la Liga de Estados Árabes a suspender los derechos de Siria, en su calidad de socio, y dejar de guardar silencio sobre la represión.
La coalición, mediante una carta, instó a la Liga a adoptar una serie de medidas que aseguraran el cese inmediato en el uso de fuerza letal contra los manifestantes y la plena aplicación a Siria de los trece puntos de la iniciativa árabe.
La carta recomienda la iniciativa por incluir exigencias claras de cese de la violencia, liberación de todos los prisioneros políticos y compensaciones para las víctimas de la represión.
Don Kraus, jefe ejecutivo de Citizens for Global Solutions, que ha estado siguiendo estrechamente la crisis en Siria, dijo a IPS, «que la cooperación internacional es esencial para resolver los desafíos globales y construir un mundo más seguro».
Dijo que EEUU y otros miembros del Consejo de Seguridad deberían impulsar una resolución con duras sanciones contra el régimen de Asad.
Incluso si Rusia o China deciden vetar esa propuesta, dijo, el voto de una amplia mayoría del resto de los miembros del Consejo de Seguridad enviaría un claro mensaje a Asad y sus compinches de que van a tener que afrontar de forma inevitable una serie de consecuencias por sus acciones.
Mientras cabe la posibilidad de que el Consejo de Seguridad evalúe las lecciones aprendidas por cómo la OTAN puso en marcha el principio de Responsabilidad para Proteger en Libia, castigar a manifestantes indefensos y a civiles inocentes en Siria no es la forma adecuada de que los estados miembros aborden los problemas, dijo Kraus.
«Una resolución vetada permitirá a los estados miembros culpar a Rusia, China o cualquier otro miembro permanente del Consejo de Seguridad de utilizar su privilegio de veto para proteger a los autores de atrocidades masivas», dijo. Al hacerlo así, señaló, son tan culpables como los que aprietan el gatillo.
Kraus dijo también que los miembros del Consejo de Seguridad tienen una elección: «O dejan de utilizar el veto en situaciones que tienen que ver con atrocidades masivas, o pueden seguir manteniendo su estatus de miembros que controlan un órgano que cada vez será más irrelevante», declaró.
Mientras tanto, la coalición de ONG, incluyendo organizaciones internacionales por los derechos humanos tales como Human Rights Watch, AVAAZ y la Federación Internacional por los Derechos Humanos, junto con organizaciones nacionales de Egipto, Argelia, Libia, Qatar, Marruecos, Yemen, Arabia Saudí y Siria, hacen un llamamiento a la Liga de Estados Árabes para que pongan fin a las actuales violaciones de los derechos humanos en Siria.
Fuente: