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¿Las negociaciones de la rendición definitiva?

Fuentes: al-Quds al-Arabí

Las negociaciones directas de paz previstas esta mañana en Washington entre Mahmud Abbás, presidente de la Autoridad Palestina en Ramala y el presidente israelí, Benjamín Netanyahu no necesitaban una operación suicida contra los colonos israelíes para ser frustradas. Estas negociaciones están condenadas al fracaso total antes de que se inicien, salvo si los palestinos tragan […]

Las negociaciones directas de paz previstas esta mañana en Washington entre Mahmud Abbás, presidente de la Autoridad Palestina en Ramala y el presidente israelí, Benjamín Netanyahu no necesitaban una operación suicida contra los colonos israelíes para ser frustradas. Estas negociaciones están condenadas al fracaso total antes de que se inicien, salvo si los palestinos tragan las condiciones de Netanyahu y satisfacen las presiones estadounidenses y árabes. Extremo nada descartable.

Las negociaciones de paz necesitan, en realidad, una operación suicida como la del pasado martes, y más en este momento concreto, para abrir los ojos a las partes sobre las verdades políticas de este conflicto y los otros actores involucrados: la opinión del pueblo palestino sobre estas negociaciones, para saber si de verdad la parte palestina, que pretende negociar y quizás firmar acuerdos de paz en nombre del pueblo, representa a todo el espectro de la calle palestina.

En Washington se está falsificando ahora el proceso de la representación palestina, al tiempo que se está ofreciendo una «renuncia» árabe a la esencia de la causa palestina. Están trazando las primeras líneas de una alianza, o frente arabo-israelí, con patrocinio estadounidense, para hacer frente a la nueva amenaza, que es la amenaza Irán-Siria y sus repercusiones. La creación de esta nueva alianza estratégica no puede ver la luz sin ofrecer incentivos a la parte israelí que será punta de lanza de cualquier ataque para bombardear las centrales nucleares de Irán.

Netanyahu ha impuesto sus condiciones después de comprobar que la otra parte ha retirado las suyas y que Washington se ha rendido plenamente a sus reclamaciones. Luego volvió a insistir al confesar que dijo al presidente de Estados Unidos que, durante la reunión que mantuvo con él, que no prolongará la congelación de la construcción de los asentamientos, que vencerá el 26 de este mes, y dio instrucciones a uno de sus consejeros para que hiciese público que Jerusalén seguirá siendo la capital indivisible de Israel.

Los invitados árabes a la cena del el presidente Obama que pondrá en marcha las negociaciones, han llegado con diferentes agendas locales que aspiran a obtener la bendición de Estados Unidos, a cambio de ejercer de paraguas del negociador palestino y tal vez meterle presión para mostrar el mayor grado posible de flexibilidad ante las demandas de seguridad presentadas por Israel, y siempre teniendo en cuenta la situación sensible de Netanyahu, y los principios en los que está basada su coalición de gobierno garantizando así su continuación y evitando su hundimiento.

No fue coincidencia que el presidente Hosni Mubarak llegase a Washington acompañado de su hijo Gamal para estar a su lado durante las reuniones oficiales con el presidente de Estados Unidos, a pesar de no ostentar ningún cargo oficial. Tampoco nos sorprendería si le reservara un asiento oficial en la cena que dará el pistoletazo de salida a las negociaciones directas.

El presidente Mubarak quiere también abrir el asunto de la sucesión en la capital más importante del mundo y obtener la bendición de Netanyahu al respecto. ¿O es que no dijo Mustafa al Faquí, presidente de la comisión de Asuntos Exteriores en el Consejo del Pueblo de Egipto y ex secretario de Asuntos de Información del presidente Mubarak que la bendición de Israel y el consentimiento de Washington son dos condiciones indispensables para nombrar un nuevo presidente egipcio?

El monarca jordano, el rey Abdalá II, quiere su parte de cualquier arreglo firmado, sobre todo del fondo de las compensaciones del asunto de los refugiados palestinos, pues está prevista la creación de un fondo para compensar a los refugiados y los países receptores a la vez. Además de todo esto, el monarca jordano aspira conseguir garantías por parte de Estados Unidos de no convertir a su país en patria alternativa para los palestinos, e impedir un nuevo desplazamiento de los palestinos de Cisjordania, o los palestinos de 1948 hacia Jordania, asunto que no cabe descartar a la luz de la insistencia de todos los responsables israelíes en la judaización de Israel como condición para cualquier arreglo pacífico.

Tememos que fracasen estas negociaciones pero, al mismo tiempo, nos da miedo que tengan éxito, porque en ambos casos el pueblo palestino pagará un precio alto, sin contar si quiera con el apoyo árabe para reducir las pérdidas irremediables. Cuando Saeb Erekat dice que se puede alcanzar acuerdo de paz dentro de un mes, y no en un año como así lo ha establecido el país patrocinador, o sea los Estados Unidos, como techo cronológico para estas negociaciones, sin duda sabe lo que dice. Este hombre tiene conocimiento la trayectoria completa de las negociaciones, las secretas y las públicas.

El presidente Abbás dijo que ha presentado a Netanyahu un proyecto de acuerdo completo que se había alcanzado con su antecesor en la presidencia Ehud Olmert. No firmaron el acuerdo porque este último fue juzgado por delitos de corrupción financiera. Netanyahu no le contestó, ni afirmativa ni negativamente, según ha aclarado Abbás.

Queremos decir con esto que el porcentaje de que estas negociaciones fracasen es muy elevado, no por la solidez de la postura palestina, sino por culpa de las duras posiciones de Netanyahu. Sin embargo no podemos descartar «sorpresas», ya que estamos acostumbrados a la manipulación de la comunicación y sus medios para lanzar, de vez en cuando, bombas de humo con el fin de ocultar lo que verdaderamente está pasando dentro de las salas cerradas.

Las repercusiones de la operación suicida que dejó cuatro colonos muertos en Hebrón han sido contenidas en Washington, tras las condenas pronunciadas por la Autoridad Palestina y su líder, por Netanyahu y por la administración estadounidense, porque todos quieren que las negociaciones avancen según el plan diseñado, por una sencilla razón: porque nadie quiere ver los mensajes que contiene esta operación. Primero: el estado de ebullición en los territorios ocupados por culpa de las humillaciones y desprecios de que son víctimas los palestinos en medio de los asentamientos, las vallas y la doble opresión, israelí y la autoridad, además de la apropiación de la decisión sin referencias ni instituciones nacionales. Segundo: la situación de división actual entre el bloque negociador y el bloque resistente. Tercero: recordar que hay una ocupación de unos territorios olvidada en medio de la obsesión de la coordinación de seguridad. Cuarto: la capacidad de la resistencia y sus hombres a irrumpir en esta coordinación y llegar a sus objetivos en el lugar y el tiempo que ellos quieran.

El presidente Abbás va a las negociaciones con la oposición de la mayoría de las facciones de la OLP y más de la mitad de los miembros de la comisión central de su partido gobernante, y la mayoría del pueblo palestino en la diáspora. Cabe destacar que el prisionero y el jefe más destacado de Fatah, Maruán Barguti, se ha pronunciado más de una vez en contra de estas negociaciones, pero parece que estas opiniones no le interesan a Abbás ni al país patrocinador de estas negociaciones, que pretende hacernos ver que la democracia y las libertades están a la cabeza de sus prioridades.

Estados Unidos no puede imponer un arreglo al pueblo palestino, aunque tenga mucho dinero y poder. Como ve todo el mundo, se ha retirado de Iraq con el rabo entre las piernas, con derrota y fracaso incluidos. Acaba de perder 25 soldados en cuatro días en Afganistán. Los aviones, misiles y la moderna tecnología militar caen derrotados ante las voluntades de los pueblos si éstos optan e insisten en la resistencia y en su derecho a la verdadera independencia y soberanía.

No creemos que el presidente Abbás quiera que le recuerde nadie las derrotas estadounidenses en Afganistán e Iraq, o las derrotas israelíes en Líbano, la más reciente en 2006, pero no estaría mal recordárselo. Haciendo de la reciente operación suicida en Hebrón una llamada de alerta, esperamos no haberle arruinado la opípara cena de esta noche con su anfitrión Obama y su pléyade de líderes y responsables árabes.

Esta traducción forma parte del Boletín de Prensa Arabe de Al Fanar Traductores http://www.boletin.org/control/product/~category_id=ESP_ROOT/~product_id=QU-0602-09-10

Fuente: http://81.144.208.20:9090/pdf/2010/09/09-01/qfi.pdf_