Traducido del inglés para Rebelión por J. M. y revisado por Caty R.
El New School organizó el sábado un coloquio sobre Las relaciones judías-estadounidenses con Israel en la encrucijada. Anna Baltzer envió su discurso de apertura.
Muchas gracias a O. Books, al Vera List Center, a Adam Shatz y a los demás que organizaron este evento. Es un honor estar aquí. Me emociona estar aquí y me emociona el tema de este evento porque creo que estamos en una encrucijada, no sólo en términos de sentimientos de los judíos de Estados Unidos hacia Israel, como documentó meticulosamente en su libro el doctor Finkelstein, sino también por el lugar de las voces judías en el movimiento.
No hay duda de que está ocurriendo un cambio monumental entre los judíos de Estados Unidos, con un número creciente de personas que se están poniendo en contra de la ocupación israelí y las políticas de apartheid contra el pueblo palestino. Este es en gran medida un cambio generacional, impulsado por los jóvenes que se han convertido en aliados de la causa, aun cuando sus padres repiten los mismos cansados argumentos de hace décadas acerca de la superioridad moral de Israel y la ausencia de un socio para la paz.
Personas como el doctor Finkelstein, el doctor Chomsky y muchas otras merecen crédito por hablar durante décadas en contra de los abusos de Israel hacia los palestinos cuando tan pocos judíos -u otros- estadounidenses se manifestaron. Los palestinos, por supuesto, siempre han estado declarando que están oprimidos, aunque nadie escuchó. El valor de todas estas voces en la oscuridad allanó el camino para muchos de nosotros en la actualidad.
Hoy muchas sinagogas ya no puede ni siquiera hablar de este tema, porque disgrega mucho. Los guardianes tradicionales de la conversación están en crisis. Por ejemplo, el Consejo de Relaciones de la Comunidad Judía (JCRC) en el área de la Bahía de San Francisco, donde viví el año pasado, está sufriendo una trayectoria descendente muy clara. Más del 90% de los donantes son mayores de 40 años. La organización dice que representa a la comunidad judía pero no hace pública la lista de las sinagogas incluidas, ya que, de hecho, son muy pocas.
Mientras tanto, organizaciones como Jewish Voice for Peace están creciendo a pasos agigantados. Su lista de correo ahora cuenta con más de 125.000 suscriptores. Hay organizaciones explícitamente antisionistas como la Red Internacional de Lucha contra el Sionismo. Joven, judío y orgulloso, el ala juvenil de Voz Judía por la Paz, está creciendo particularmente rápido con más y más jóvenes estadounidenses judíos reclamando la identidad judía estadounidense enraizada en el apoyo a la igualdad y la justicia en lugar de un apoyo incondicional a un Estado al otro lado del mundo que no los representa.
Junto al aumento del apoyo judío a los derechos palestinos, sin embargo, viene un fenómeno peligroso, que son las voces judías eclipsando a las de los palestinos. Estas se han descalificado ampliamente como irracionales, coléricas y parciales. Incluso personas que apoyan la justicia para los palestinos a menudo dicen que prefieren tener un orador judío llegado a su comunidad, porque nuestras voces son más «creíbles». Prefieren escuchar de sus bocas las historias palestinas antes que de un palestino que cuente las propias. De estos eventos se escuchan aún las voces más altas que las de un grupo de palestinos que cuentan su propia lucha.
Intencionalmente o no, lo que pasa es que así como estamos tratando de romper el desequilibrio de poder y privilegios en Israel/Palestina, estamos recreando el mismo desequilibrio de fuerzas en el contexto de los EE.UU. Debemos desafiar no sólo el abuso de Israel sobre los palestinos, sino también el racismo subyacente en su núcleo que, de alguna manera, considera a los judíos más importantes que los palestinos. Debemos reconocer que privilegiar las voces judías estadounidenses en lugar de destacar y escuchar a las voces palestinas es algo que está arraigado en el racismo.
Tomemos una analogía. Imaginen una gira de conferencias en la que solo hubiera hombres en los paneles para hablar de feminismo porque, bueno, las mujeres son tan coléricas e irracionales que no se considerarían creíbles. Cualquier persona medianamente politizada habría llamado a esto por su nombre, o sea misoginia. Debido a que el movimiento feminista no era y no tiene sólo como objetivo final conseguir determinados derechos de las mujeres, sino que se trata de empoderar a las mujeres, las mujeres son capaces de hablar por sí mismas, también para transformar a la sociedad en general. Hablando por mí misma, lo mismo pasa con este movimiento. Al hablar acerca de libertad y justicia para los palestinos, sus voces deben estar en el centro. Y voy a hablar un poco más adelante de lo que significa en la práctica.
Pero mientras tanto, ¿cuál es el papel de los judíos estadounidenses en este tema? Yo diría que un análisis honesto de la situación muestra que las principales instituciones judías estadounidenses están entre los guardianes tradicionales de este discurso, y las voces judías están en una posición única para desafiar y romper la hegemonía de estas instituciones. Debemos estar presentes en las coaliciones para desafiar a las instituciones, la defensa de los aliados calificados de antisemitas, término que se utiliza para obstaculizar el debate legítimo sobre Israel y para suprimir cualquier actividad. Cuantos más seamos los que hablamos, más difícil será para las instituciones que están a favor afirmar que son representativas. Demostrando que la comunidad judía no es monolítica, demostramos que esta identidad no es la base de la lucha entre los judíos y los palestinos, sino una lucha por los derechos humanos como cualquier otra.
Dicho de otra manera: No se trata del liderazgo judío sino de un cambio de rumbo.
Les daré un ejemplo: El verano pasado en el área de la bahía, estuve en una audiencia de la Sonoma County Commission sobre los Derechos Humanos en relación con la próxima renovación del contrato de autobuses locales con Veolia, empresa que también está profundamente implicada en la ocupación israelí. Sólo era una habitación desbordante de personas en pie esperando para hablar. Defendiendo el contrato del autobús local había representantes de la Corporación Veolia y algunos miembros de la comunidad judía. En otras palabras, era solo la comunidad judía la que estaba dividida. ¿Cuál fue el efecto? Nuestras voces argumentando en contra de las del JCRC (Consejo Judío, N. de T.) ayudando a los comisionados -y todos los medios de comunicación y los testigos allí- para ver claramente la situación por lo que realmente era: una lucha de los pueblos contra la impunidad y el poder corporativo.
Dejamos espacio para que se pudiera oír a otros. Como judíos, podemos usar nuestras voces especialmente para ayudar a levantar las voces de los palestinos que están silenciados desde hace tanto tiempo.
Por cierto, y estoy hablando por mí mismo aquí, esto no quiere decir dar permiso a la gente para oír las voces palestinas. Históricamente, el papel de los judíos aliados de Estados Unidos ha sido mostrar que está bien criticar a Israel, para apoyar el boicot y desinversión, etc., pero lo que realmente se necesita es un cambio completo de paradigma, es el concepto de que usted, quienquiera que sea, no necesite permiso de los judíos -o de cualquier otra persona idónea- para hacer lo que considere correcto.
No es que no participemos, debemos hacerlo, por supuesto, y debemos hacerlo con entusiasmo. Pero también tenemos que asegurarnos de que las voces judías estadounidenses no son, como lo han hecho en el pasado, la regulación de los términos de la discusión, incluso cuando se trata de la visión del futuro de Israel/Palestina y los medios de su lucha por la liberación. Nuestro mandato concreto para cuestionar el apoyo institucional de EE.UU. a Israel -sobre todo los casi 3.000 millones de dólares en ayuda militar que Israel recibió anualmente con dólares que salieron de los impuestos- es claro y siempre lo ha sido. Mientras tanto, tenemos que tener un sentido extra de humildad cuando se trata de un movimiento indígena, sobre todo cuando venimos del grupo opresor, en este caso, tanto como judíos y como estadounidenses. Y eso significa escuchar cuando se nos da la oportunidad de apoyar a los oprimidos.
En el año 2005, la sociedad civil palestina hizo un llamamiento al boicot, desinversión y sanciones (BDS) contra Israel hasta que cumpla el derecho internacional: 1) poniendo fin a su ocupación ilegal; 2) implementando la igualdad plena de los palestinos en Israel; y 3) promoviendo el derecho de retorno de los refugiados palestinos. Detrás de esta convocatoria se encuentra la mayor amplitud y más amplio consenso de voces palestinas que yo sepa. Ha sido firmado por más de 170 organizaciones que representan a todos los segmentos de la sociedad civil palestina, incluidos los sindicatos, todos los partidos políticos principales y organizaciones de derechos humanos entre otros.
El creciente movimiento global de BDS es un movimiento pujante, diverso e inclusivo. Es de carácter estratégico, da poder a los grupos de todo el mundo para elegir los objetivos y las tácticas apropiadas en cada contexto particular. Se asienta sobre tres pilares, la libertad, la igualdad y la justicia, en representación de los tres derechos enunciados en la convocatoria, los tres componentes mínimos a cumplir con los derechos fundamentales de los palestinos.
Este movimiento ha tenido un gran éxito hasta el momento, con victorias anunciadas semanalmente, a veces todos los días provenientes de todo el mundo, creciendo en tamaño e importancia. Más recientemente, en los EE.UU., por ejemplo, la Corporación Fiduciaria de Amigos Cuáqueros, que administra inversiones para más de 250 instituciones Quaker en este país, decidió retirar sus inversiones de Caterpillar, Veolia, y las empresas Hewlett Packard a partir de las preocupaciones expresadas por el Grupo de Acción Palestino Israelí en una reunión de sus amigos locales. A principios de este año, Morgan Stanley Capital Investment (MSCI) retiró de la lista de inversiones socialmente responsables a Caterpillar, lo que provocó que el gigante financiero TIAA-CREF vendiera cerca de 73 millones de dólares de su Social Choice Fund. Estos son sólo dos de los ejemplos más recientes.
Pero el mayor éxito del movimiento BDS es su efecto en el discurso. Aquí en los EE.UU. hay campañas trabajando en las principales iglesias, centros comerciales, campus universitarios y ayuntamientos, que han cambiado fundamentalmente la cuestión de si Israel está cometiendo crímenes o no a qué vamos a hacer al respecto. Los guardianes de la ocupación están de repente a la defensiva donde no habían estado antes. Y más que cualquier libro o representante (y estoy hablando como un autor y orador público) nunca había ocurrido que campañas del BDS -ya sea que ganen o pierdan- están cambiando la forma de pensar acerca de Israel y los palestinos. Creo que el éxito de BDS está detrás de algunos de los fenómenos interesantes que el doctor Finkelstein describe en este libro. Este cambio en el discurso también será clave para forzar el fin de la ayuda militar de EE.UU. y otras instituciones de EE.UU. -incluyendo a las empresas-que permiten los abusos de Israel.
En parte por el BDS, el movimiento de solidaridad con Palestina ha pasado de hablar de la autodeterminación palestina a manifestarla. Los palestinos ya no están marginados en su lucha por la liberación sino que, de hecho, son los líderes de la misma. Esto, por supuesto, hace que los oradores como yo seamos mucho menos importantes, y eso está bien para mí, de hecho estoy feliz por eso.
Liberados del viejo paradigma el resultado es muy hermoso: «Está claro cómo se presenta el futuro», parafraseando a Cecilie Surasky de Voz Judía por la Paz en su artículo escrito después de la primera noche de la Universidad de California en Berkeley sobre el tema desinversión. La oradora señaló -y también lo he visto de Sonoma County para la Iglesia Metodista Unida y en audiencias de iglesias presbiterianas sobre desinversión que se llevan a cabo desde los campus de New York City a San Diego- que mientras por un lado tenías un pequeño grupo de estudiantes y líderes judíos, agarrándose unos a otros con temor, en el otro lado se puede ver a un grupo diverso de judíos, palestinos, musulmanes, israelíes, árabes, afroamericanos y miembros de la comunidad latina, los aliados excéntricos, feministas y otros interconectados, tomándose las manos por amistad, solidaridad y expectación. Como un joven judío estadounidense esto es lo que yo quiero de mi comunidad y el lugar que quiero que ocupe.
Gracias. Muchas gracias a Voz Judía por la Paz por su contribución a estas observaciones.
Anna Baltzer es la organizadora a nivel nacional de la Campaña estadounidense para acabar con ocupación israelí. Contacto: www.endtheoccupation.org.