Lo que sigue tiene como referencia una carta mía al embajador de Israel en Madrid, fechada el 10 de enero de 2011 y publicada en Rebelión del 25 el mismo mes. No tardó el diplomático sionista en responderme, con la siguiente misiva: Raphael Schutz Embajador de lsrael YV )xsr )xtu’-]»urz Velázquez, 150 – 28002 Madrid […]
Lo que sigue tiene como referencia una carta mía al embajador de Israel en Madrid, fechada el 10 de enero de 2011 y publicada en Rebelión del 25 el mismo mes. No tardó el diplomático sionista en responderme, con la siguiente misiva:
Raphael Schutz
Embajador de lsrael
YV )xsr
)xtu’-]»urz
Velázquez, 150 – 28002 Madrid – España – Tel. 91 782 95 02 – Fax 91 782 95 55
http://www.embajada-israel.es – e-mail: [email protected]
Sr. M. García Viñó
Madrid
Madrid, 31 de enero de 2011
Madrid, 31 de enero de 2011
Señor:
Su carta contiene una cantidad tan grande de mentiras, distorsiones, adoctrinamiento, propaganda, ignorancia y odio, que convierte cualquier intento de referirse a su contenido en infructuoso esfuerzo. Existe un vínculo estrecho y muy directo entre culpar a los judíos en la Edad Media de causar plagas, asesinar a Cristo o amasar el pan ázimo con la sangre de los niños cristianos, y alegar hoy día que el sionismo es fuente de todo el mal en el mundo. Es asombroso que, de todos los países del mundo, el único con soberanía judía sea el que usted quiere hacer desaparecer. Ni Irán, ni Sudán, ni Cuba, ni Corea del Norte, ni Afganistán, ni Libia, ni ninguna otra dictadura asesina. El país de los judíos es el que tiene que desaparecer. Ese país que, al contrario de los que he mencionado y de otros muchos más, aportó en sus 63 años de existencia, la más loable contribución a la humanidad en el área médica, la lucha contra el hambre, la modernización de la agricultura, la lucha contra la desertización, y una larga lista de etcéteras.
Usted pertenece a una última generación de una larga tradición de judeofobia europea en versión española. Usted y los que se le parecen, son los legítimos herederos de los Reyes Católicos medievales y del Franco antisemita del siglo pasado. Antes de que existiera el Estado de Israel, el clásico antisemita se ocultaba siempre bajo la fórmula «algunos de mis mejores amigos son judíos»; pues usted está haciendo exactamente lo mismo. El hecho de que en el mundo haya unos centenares de judíos anti-sionistas, no sustenta su ideología, al igual que los millares de británicos y norteamericanos que apoyaron a los nazis no legitiman el nazismo.
¡Cómo tiene usted la desvergüenza de recriminarnos! Franquistas y republicanos se ejecutaron mutuamente con crueldad y en cantidades que nosotros, los israelíes, jamás podríamos ni quisiéramos igualar. En una semana en Srebrenica, a finales del siglo XX, su civilización asesinó más musulmanes de los que murieron en los 100 años de conflicto israelí-palestino. En septiembre de 1970 en Jordania también, fueron masacrados más palestinos que en estos 100 años de conflicto. Y ni mencionar los millones de musulmanes que cayeron y siguen cayendo en sus propias guerras internas. Estoy seguro de que estos hechos no cuentan ni con la más mínima ración de odio e ira de los que usted nos dedica. Sólo porque somos judíos. Culparnos de genocidio, colonialismo, limpieza étnica, apartheid, compararnos con los nazis, todo ello es parte de un discurso patrañero y embustero a cuyo lado el newspeak orwelliano de 1984 es pálido reflejo.
Su ceguera autista y moralista es una enfermedad europea conocida; en los años ’30, Churchill sufrió más de los progresistas de su época que lo que Israel tiene que padecer ahora, sólo porque se empeñó en decir no al apaciguamiento y al pacifismo ciego. Esa misma ceguera llevó a los que se autodenominaban intelectuales a ir detrás de Stalin, que fue casi tan nefasto como Hitler, sólo porque su dictadura tenía el color «adecuado». Y sin embargo, ustedes siguen odiando a Estados Unidos a pesar de que por lo menos dos veces en el siglo XX salvaron Europa y conservaron su libertad. Algo fundamental y básico está estropeado, y su carta documenta la esencia de esa enfermedad.
Ésta ha sido mi réplica:
Manuel García Viñó
Avda. de Betanzos, 13, 10º 4
28029 Madrid
e-mail: [email protected]
La principal cuestión moral de nuestra época
es la justicia para los palestinos.
Nelson Mandela
Sr. Embajador: en primer lugar quiero decirle que le agradezco que me haya contestado. La verdad es que no me lo esperaba. En segundo lugar, que se advierte claramente en su carta que, como es hasta lógico, usted DICE EXACTAMENTE LO ÚNICO QUE PUEDE DECIR. INSULTOS Y ACUSACIONES DE SER UN MENTIROSO Y UN DESVERGONZADO. PORQUE NO PUEDE DECIR OTRA COSA NI REFUTAR MIS ARGUMENTOS. De otro modo, no sería embajador de un estado genocida y racista que ha hecho caso omiso de casi cien resoluciones de la ONU, es decir, de TODAS aquéllas por las que ha sido condenado, por crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad. ¡Estaría bueno que usted se expresara igual que esa noble persona que es Nelson Mandela, que sabe muy bien lo que son las injusticias, el racismo, el apartheid y los asesinatos!
Dice usted que miento -lo dice, no lo demuestra. Le relaciono a continuación cuáles son mis fuentes de información:
1.–Un viaje a Palestina, durante el que conocí a dos familias a las que le habían robado sus casas. Cuando mostraron sus escrituras de propiedad, les dijeron los policías que acompañaban a los colonos que se iban a quedar con lo que era suyo desde siglos, que aquellos papeles ya no servían.
2.–Varios libros de profesores JUDÍOS, de las universidades de Haifa y Tel-Aviv, de los que cito los más importantes
Ilan Pappée: La limpieza étnica de Palestina, con abundantes documentos desclasificados de Ben Gurión y otros «padres de la patria». ( Ed. Española Crítica, Barcelona, 2008
Michael Palumbo, La catástrofe palestina, 1987.
Schlomo Sand: Cómo y cuándo fue inventado el pueblo de judío .( Ed. Francesa, Comment le peuple juif fut inventé, Fayard, París, 2008
Norman Finkelstein, de la Universidad Saint Paul: El negocio del holocausto
3–Una familia palestina, con la que me une una entrañable amistad, familia que cada verano es humillada en la aduana, sometida a una espera de hasta veinticuatro horas y numerosos controles y abundantes amenazas. Familia cuyos miembros más jóvenes sufren las consecuencias de la construcción de un muro de segregación que, con la existencia de carreteras buenas para lo israelíes y malas para los palestinos, e innumerables controles y otras formas de apartheid, hacen de Israel la única democracia de Oriente Próximo, como todos sabemos.
Transcribo a continuación un párrafo de una carta que una de las muchachas de la mentada familia, estudiante de periodismo en Madrid, me mandó una de las veces que viajó a ver a sus padres:
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¿Podría usted negar, Sr. Schutz, que cosas así ocurren diariamente? ¿Que diariamente soldados del ejército israelí saquean casas palestinas?
–¿Usted me puede decir que las declaraciones antihumanas y racistas que yo le relacionaba en mi carta anterior, marcando la fecha y el lugar donde aparecieron, hechas por los principales líderes sionistas no son exactas? Pues aquí tiene otras dos:
El expremier Isaac Shamir, expresó con descarnado cinismo: «Gracias al terror fundamos el Estado judío» (Reuters, 4/5/1991).
El general Rafael Eitan, declararó: «Cuando nos hayamos asentado en la tierra, lo único que los palestinos podrán hacer es dar vueltas como cucarachas borrachas dentro de una botella» (El País, Madrid, 25/11/04).
Y ahora vea cómo un judío ilustre; Judah Magnes, rector de la Universidad Hebrea de Jerusalén) comentó las actividades de su gobierno: «La partición de Palestina no detendrá las actividades terroristas de los grupos judíos que, tras conseguir la partición por medio del terror, intentarán conseguir el resto del país para los judíos por los mismos medios (The New York Times, 28/9/1946).
Ya ve que señalo lugares y fechas. Le sería fácil averiguar si miento. En cuanto atribuirme ideas antisemitas, hacerme pertenecer a una generación de judeófobos y a otra de seguidores de Stalin, etc., son suposiciones suyas que no tienen ningún valor.
–¿Usted puede negar la veracidad de las palabras de la ministra de un gobierno israelí, Shulamit Alón, en el discurso que pronunció el día de su 82 cumpleaños y que se publicó en «Haaretz»? «Desde la segunda Intifada, hemos matado a miles de palestinos y nos hemos manchado las manos de sangre. Somos malos, y lo que estamos haciendo en Cisjordania es el súmmum de la maldad. Supera lo que otros pueblos han hecho a los judíos».
–¿Usted puede decirme que, cuando la cúpula sionista decidió ocupar aquel territorio no lo hizo sin tener en cuenta a sus pobladores milenarios?
–¿Usted puede decirme que no hay varios millones de palestinos, malviviendo, desde hace sesenta años, en campos de refugiados, y que Naciones Unidas ha instado varias veces a Israel para que los deje regresar a sus casas e Israel, una vez más, ha desobedecido al Alto Organismo?
–Lea también, señor embajador, lo que dijo el más grande historiador de los tiempos modernos, Arnold Toynbee: «El trato que los árabes recibieron de los judíos en 1948 es tan indefendible moralmente como la carnicería perpetrada por los nazis contra seis millones de judíos… Lo más trágico que puede haber en la vida humana es que un pueblo que ha sufrido imponga a su vez sufrimiento a otro»?
¿Y usted pretende justificar un comportamiento criminal diciendo gratuitamente que miento -sin especificar en qué-, achacándome sentimientos de odio que nunca he tenido ni tengo por qué tener, y alegando otras matanzas que ha habido en la historia?
–¿Quiere decir que el hecho de que haya habido otros criminales justifica los crímenes de ustedes? En cualquier caso, nadie ha superado en perversidad a Israel, autor de una de las dos mayores infamias que unos hombres han perpetrado contra otros hombres. La otra es la de los nazis contra los judíos. Y tiene usted la desfachatez de escudarse en sucesos lamentables, como la guerra civil española, que tantos muertos produjo. Pero, en ella, ninguno de los dos bandos ostentaba el monopolio del crimen, ni el otro, el de víctima.
En su carta a Rafael Velloso de 27 de diciembre de 2010, publicada en Rebelión el 31 del mismo mes, declaraba usted, con un cinismo insuperable, que nada le complacería más que la existencia de un estado para los palestinos, en el que éstos vivieran como ciudadanos libres.. Pues tendrá que reconocer que es el único sionista que dice algo parecido. Sus colegas no tienen, por el momento -sesenta y dos años-ni siquiera la intención de formular una Constitución que les obligue a delimitar las fronteras de su territorio, ya que su pretensión -más o menos abiertamente declarada– es apoderarse de toda Palestina y de parte de Siria y el Líbano, para construir el Gran Israel, según lo que señala un libro de fábulas infantiles (Einstein, judío, dixit) como la Biblia. ¿Conoce usted un solo pueblo en la historia que haya actuado así? ¿Por qué cree usted que el sionismo es odiado por todas las personas de buena voluntad del mundo? Dicen los sionistas que Israel es el único pueblo (ni siquiera lo es, cfr. Schlomo Sand) que está en contacto directo con Dios. A principios del tercer milenio ¿nadie se ha sonrojado en nombre del Universo, por que se haya proferido semejante sandez?
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