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Lecciones de la guerra de Siria para prever el futuro del conflicto de Iraq

Fuentes: Barómetro Internacional

Antes de comenzar a ver lo que sucede en Iraq actualmente, situémonos en Siria en el año 2011. El conflicto trataron de iniciarlo en el mes de febrero de ese año mediante convocatorias electrónicas por mensajería de texto o twitter de origen «desconocido» para pedirle a la población que saliera a las calles a manifestarse […]

Antes de comenzar a ver lo que sucede en Iraq actualmente, situémonos en Siria en el año 2011. El conflicto trataron de iniciarlo en el mes de febrero de ese año mediante convocatorias electrónicas por mensajería de texto o twitter de origen «desconocido» para pedirle a la población que saliera a las calles a manifestarse contra los abusos «del régimen». Nadie hizo caso a esas convocatorias anónimas. Sin embargo, en el mes de marzo, cuando la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) ya había comenzado los bombardeos sobre Libia para darle apoyo aéreo a los grupos terroristas de Al-Qaeda y afines del espectro wahabita y takfirista, hubo por fin algunas manifestaciones populares en Siria pidiendo cambios. El gobierno de Damasco convocó las suyas, mucho mayores que las opositoras.

De inmediato, se dieron levantamientos armados contra el gobierno sirio, que la prensa occidental llamó «desertores» (término hoy en desuso). Por cierto, con la tecnología que hay ahora, nunca salieron imágenes de las manifestaciones antigubernamentales ni en Siria ni en Libia, ni de la supuesta sangrienta represión que se les aplicó, a pesar de que hay cámaras muy buenas en todas partes que pudieron haberlas grabado.

Mientras la OTAN se empantanaba en Libia, la prensa noroccidental solamente reportaba manifestaciones, deserciones militares, represiones, y la supuesta reacción lógica de crear un grupo armado para enfrentar los presuntos excesos y abusos gubernamentales.

Los grupos de «derechos humanos» en Europa occidental y Estados Unidos (EEUU) le reclamaban a sus gobiernos por no opinar ni intervenir ni hacer ningún movimiento diplomático contra el «régimen» sirio que supuestamente masacraba a su población, que se había visto obligada a tomar las armas con el apoyo de publicitados desertores militares (aunque el ejército seguía intacto, a pesar de las presuntas masivas deserciones).

Veamos. Desde febrero hasta muy avanzado el año 2011, ningún gobierno de la OTAN ni sus aliados regionales ni siquiera opinaron negativamente contra las autoridades sirias ni tomaron alguna medida diplomática. Nada de nada. Pero en el terreno, la guerra seguía y crecía, y esos «rebeldes» estaban financiados, armados y dirigidos continuamente por «alguien» del exterior, porque de alguna fuente debían nutrirse para mantenerse.

Por fin, avanzado ese año, uno a uno, países de la región primero (Turquía, Qatar, etc.) comenzaron a quejarse contra el presidente sirio, y a finales del 2011 se convocó a una reunión de un grupo de países «Amigos de Siria», organizado en Túnez y financiado por Qatar. Inclusive, iban con un perfil tan bajo que hasta invitaron a Rusia, China, y otros aliados de Siria.

En ese encuentro de «Amigos» de Siria hablaron de «armar» a la oposición, como si no lo estuvieran haciendo desde hace tiempo. Luego vinieron las sanciones, prohibiciones, declaraciones, solicitud de resoluciones al Consejo de Seguridad y a la Asamblea General de las Naciones Unidas, expulsiones de la Liga Árabe, etc. Es decir, después de más de 8 meses de guerra no declarada, se hizo evidente, pública y notoria la enemistad hacia Siria.

Pero de verdad, la guerra contra Siria ya estaba siendo planificada desde años antes de que se iniciara, y aún después de que comenzó, no lo admitían en público ni los países «democráticos» ni las monarquías absolutas.

Ahora en Iraq

Después de la invasión a Iraq en el año 2003, el derrocamiento de su gobierno, y el desmantelamiento y destrucción de todas las instituciones estatales, incluyendo a sus Fuerzas Armadas, hubo «rebeliones» y una serie de atentados terroristas destinados a provocar una guerra sectaria, cuyo apogeo se dio hacia los años 2006 y 2007. Pero como ustedes pueden suponer, «alguien» tendría que estar promoviendo a esos elementos terroristas y dirigiéndolos para conseguir su objetivo.

EEUU creó una nueva estructura gubernamental, más débil que la anterior, pero que existe y funciona. Al mando del nuevo gobierno formado por EEUU llegó gente que pertenece a la mayoría del país, que en términos sectarios, son los musulmanes chiítas.

Tras aquel apogeo, la seguridad en Iraq se recuperó un poco, aunque nunca volvió a la normalidad ni a la estabilidad plena, sino que sólo bajó de intensidad.

Después de iniciada la guerra contra Siria en 2011, y como necesitaban apoyo en el terreno para derrotar al gobierno de Damasco, trajeron refuerzos de Iraq, afiliados a la red Al Qaeda, formada por Washington y luego supuestamente enemistados, pero que seguían teniendo los mismos objetivos y los mismos enemigos.

EEUU creó campamentos de entrenamientos en los países del Medio Oriente para formar a los grupos terroristas enemigos de Siria, entre los cuales estaba el Ejército Islámico de Iraq y Levante (EIIL, o ISIS, por sus siglas en inglés).

Hace pocos días, en una operación relámpago, el EIIL se adueña de casi la mitad de Iraq en menos de diez jornadas.

Como ustedes pueden pensar, un país no es invadido con esa velocidad de la noche a la mañana. Cuando EEUU invadió a Iraq en 2003, pasó meses acumulando tropas y materiales antes de lanzar la operación bélica desde los países vecinos. Y no podemos creer que el EIIL, de la noche a la mañana haya hecho el mismo trabajo como una acción espontánea.

Es evidente que hubo apoyo y financiamiento desde el exterior y cómplices internos. No puede ser que nadie se haya dado cuenta de lo que se estaba planificando y que los organismos de inteligencia hayan fallado de esa forma en prevenir a invasión.

Sobre el papel, el gobierno de Iraq es aliado de EEUU. Inclusive, es su creación. Por lo que es de suponer también que EEUU debería apoyarlo en estas circunstancias, porque el fracaso del gobierno de Iraq es el fracaso de toda la política de 2 décadas de Washington.

Por eso, de la parte norteamericana aún siguen apoyando y ofreciendo ayuda públicamente al gobierno de Bagdad. Pero le están condicionando esa ayuda urgente que necesitarían ahora.

Es evidente que no se la van a dar de gratis. O como en el caso sirio, en su momento le ofrecieron alguna ayuda y lo dejarían en el gobierno, pero con EEUU y sus aliados mandando, como se lo insinuaron al gobierno de Damasco en sus inicios.

Ahora le ofrecen un apoyo condicionado al Primer Ministro iraquí, pero con Washington y sus aliados imponiéndole la agenda e hipotecando su gestión.

El factor israelí

Todos saben de la presencia de Israel en la zona, y que por la evolución demográfica, están en una situación cada vez más frágil. No es lo mismo 3 millones de judíos entre 100 millones de árabes pobres que 6 millones entre 400 millones de árabes, muchos de ellos ricos, armados y organizados.

Y sabiendo la influencia y amistad que tiene Tel Aviv con los gobiernos de Francia, Gran Bretaña, EEUU y Arabia Saudita, no creemos que estén tan en calma viendo todo lo que sucede a su alrededor. Inclusive, salvo algunas escaramuzas menores, con todo el fuego que hay en su vecindario, no deberían dormir tranquilos, salvo que ellos sean los coordinadores de todas esas guerras.

La única manera que Israel pueda garantizar su existencia y dominio en la zona es fragmentar, debilitar y caotizar a los países adyacentes, especialmente sus tradicionales enemigos históricos.

Por lo tanto, desde ahora podemos prever que tratarán de golpear más al gobierno de Iraq y dividir a ese país en al menos 3 estados débiles y enemistados entre sí.

En Siria tratan de hacer algo similar, pero el gobierno de Damasco, que nunca pasó por un proceso de desmantelamiento como en Iraq, ha podido resistir a pesar de 3 años de continuos ataques con el objeto de destruir al país.

Vamos a ver si Bagdad resiste y mantiene la unidad nacional, cómo se comportan las otras potencias con intereses en la zona, como Irán y Rusia, y si deciden ir a la guerra directamente contra los patrocinadores de todos los movimientos terroristas islamistas.

Es una guerra donde participan potencias con muchos recursos y estrategias. No es fácil.

Fuente original: http://barometrointernacional.bligoo.com.ve/simon-saba-lecciones-de-la-guerra-de-siria-para-prever-el-futuro-del-conflicto-de-iraq