El hasta ayer presidente de Líbano, Emile Lahoud, abandonó su cargo en esta capital, al cumplirse su período de mandato, aunque el Parlamento no logró promover a figura alguna para sucederlo. Pocas horas antes, Lahoud declaró que los militares debían garantizar la ley y el orden en este país hasta tanto haya consenso y se […]
El hasta ayer presidente de Líbano, Emile Lahoud, abandonó su cargo en esta capital, al cumplirse su período de mandato, aunque el Parlamento no logró promover a figura alguna para sucederlo.
Pocas horas antes, Lahoud declaró que los militares debían garantizar la ley y el orden en este país hasta tanto haya consenso y se elija a su relevo, algo que rechazó el primer ministro, Fuad Seniora.
En un discurso emitido por la televisión, antes de finalizar su mandato de nueve años, dijo que había condiciones y peligros que podrían conducir a la implantación del estado de emergencia, y que las Fuerzas Armadas «debía asumir la seguridad del país».
Sin embargo, medios de prensa cercanos al primer ministro destacaron que Siniora calificó las palabras del presidente saliente de «una decisión inconstitucional».
Afirmó «es como si esa declaración nunca hubiera sido emitida y la desconoceremos».
El Parlamento libanés pospuso para el 30 de noviembre la elección del sucesor de Lahoud. De no ser así, quedará abierta la posibilidad de establecer nuevas negociaciones para promover a un candidato entre las diversas fuerzas que integran al legislativo.
Legisladores oficialistas y los del movimiento Hezbolá, no parecen querer explotar la situación e insisten en que continúan buscando el consenso para elegir un presidente que según la Constitución, debe pertenecer a la comunidad cristiano maronita.
Otros cuatro intentos de elegir al nuevo jefe de estado fracasaron en los últimos dos meses y de persistir esa situación, los poderes de la presidencia pasarán al gabinete, según el artículo 62 de la Constitución.