El malecón de la capital cubana, cómplice habitual de enamorados y paseantes que buscan liberar tensiones con una buena caminata, perdió su compostura este viernes entre un mar espumoso que amenaza con saltar el muro y ocupar la avenida que bordea varios kilómetros de la costa norte. A los residentes de sus inmediaciones les basta […]
El malecón de la capital cubana, cómplice habitual de enamorados y paseantes que buscan liberar tensiones con una buena caminata, perdió su compostura este viernes entre un mar espumoso que amenaza con saltar el muro y ocupar la avenida que bordea varios kilómetros de la costa norte.
A los residentes de sus inmediaciones les basta con ver la marea alta y sus aguas inquietas para preocuparse. De todos modos, una nota oficial confirmó este viernes al mediodía que la noche puede traer inundaciones costeras asociadas al paso del huracán Tomás por el extremo más oriental de Cuba.
Un alerta en tal sentido, emitido por el Estado Mayor Nacional de la Defensa Civil, recomendó a los vecinos de «primera línea costera» de varios municipios habaneros estar atentos para poner en práctica las medidas de protección de personas y bienes particulares y recursos económicos en riesgo de sufrir el impacto de las aguas embravecidas.
Convertido este viernes en huracán antes de tocar inmediaciones de las provincias del extremo oriental de Cuba, Tomás es el primero de los que afecta a este país en la actual temporada ciclónica que se extiende desde el primero de junio al 30 de noviembre.
La emergencia en la región oriental coincide inusualmente con la entrada de un frente frío en la zona occidental, acompañada de un descenso en la temperatura ambiental, vientos, lluvias ocasionales y posibles inundaciones en áreas costeras de la capital, asociadas a la influencia del huracán Tomás.
Un reporte del Instituto de Meteorología informó que, con vientos máximos sostenidos de 130 kilómetros por hora y una presión mínima central de 984 hectopascales, Tomás pasó esta madrugada de tormenta tropical a huracán categoría uno en la escala Saffir Simpson y mantenía el rumbo al nordeste a razón de 18 kilómetros por hora.
Hacia este viernes al mediodía, el centro del huracán Tomás fue estimado en los 19.4 grados de latitud norte y 74.3 grados de longitud oeste, posición que lo situaba a unos 100 kilómetros al sur de Punta de Maisí, extremo oriental de Cuba, y 95 kilómetros al sudoeste del extremo noroeste de Haití.
El Centro de Pronósticos de Meteorología añadió que la trayectoria del Tomás recomendaba mantenerse vigilantes a las provincias de Santiago de Cuba, Guantánamo y Holguín, al este de la Habana. Las lluvias serán fuertes y localmente intensas principalmente en zonas montañosas.
Residentes de Santiago de Cuba aseguraron a IPS que la situación, hacia el mediodía del viernes, lucía normal en esa ciudad, la segunda en importancia de Cuba después de La Habana. Según lo previsto, el mayor impacto de Tomás se dejaría sentir en zonas de Guantánamo y una porción de Holguín.
Según reportes difundidos por la prensa estatal, vientos de entre 70 y 100 kilómetros por hora se abatirían sobre Guantánamo y de hasta 60 kilómetros por hora, con rachas a velocidades superiores, en el resto de la región más oriental. También se prevén inundaciones costeras en zonas bajas.
Personas residentes en áreas de riesgo fueron evacuadas con la debida antelación, aunque no en las proporciones de otras ocasiones. El traslado a sitios seguros incluyó a estudiantes guantanameros movilizados para participar en la cosecha de café. La protección de la población es prioritaria en el sistema cubano de prevención de desastres.
Por otra parte, el evento meteorológico fue precedido en horas de la tarde del jueves por el accidente de un avión de la línea AeroCaribbean, con 68 personas a bordo, cuando volaba desde Santiago de Cuba hacia La Habana. La tragedia, cuyas causas se investigan, no dejó sobrevivientes.
El aparato cayó cerca del poblado de Guasimal, en la provincia de Sancti Spíritus y distante 354 kilómetros de La Habana. Entre los pasajeros se contaban nueve argentinos, siete mexicanos, tres holandeses, dos alemanes, dos austriacos, un italiano, un español, un venezolano, un francés y un japonés.
Mientras, corresponsales de la televisión estatal cubana destacados en Haití informaron que alrededor de dos millones de personas estaban en peligro por el impacto de Tomás. Pero muchos residentes en los precarios campamentos en que subsisten tras el terremoto de comienzos de este año se negaban a ser trasladados a lugares más seguros.
Centenares de profesionales cubanos de la salud colaboran en esa cercana y empobrecida nación, que además de las secuelas del terremoto sufre actualmente ahora una epidemia de cólera.
En 2008, el paso de los huracanes Gustav, Ike y Paloma costó a Cuba, según estimados oficiales, unos 10.000 millones de dólares. En 2009, no sufrió el impacto de estos destructivos eventos, pero a mediados de octubre pasado la tormenta tropical Paula causó una veintena de derrumbe y más de 100 averías eléctricas en La Habana.
La estadounidense Administración Nacional de la Atmósfera y los Océanos (NOAA, por siglas en inglés) reportó en agosto pasado que en lo que resta de temporada podrían formarse en el océano Atlántico entre siete y 11 huracanes, lo cual describió como un período muy activo.
Los especialistas coinciden en que en la mayor actividad influyen factores que favorecen el desarrollo de los ciclones tropicales, como las cálidas aguas del océano Atlántico y el debilitamiento de El Niño/Oscilación del Sur (ENOS), el fenómeno meteorológico derivado del aumento de la temperatura superficial del agua en las áreas oriental y central del Pacífico ecuatorial.
Fuente: http://cubaalamano.net/sitio/client/report.php?id=1210