Recomiendo:
0

Entrevista a a Yehia Hamad, ministro de Inversión egipcio con el gobierno de Morsi, derrocado en el golpe de Estado del pasado verano

«Lo ocurrido en Egipto tras el golpe es un crimen contra la humanidad»

Fuentes: eldiario.es

Al contrario que tantos de sus compañeros de los Hermanos Musulmanes, Yehia Hamad logró escapar de la prisión en Egipto. Este hombre joven, de voz grave y gesto serio, ministro de Inversiones con el gobierno de Mohamed Morsi hasta el golpe de Estado del pasado verano, nos recibe en un barrio periférico de Estambul, donde […]

Al contrario que tantos de sus compañeros de los Hermanos Musulmanes, Yehia Hamad logró escapar de la prisión en Egipto. Este hombre joven, de voz grave y gesto serio, ministro de Inversiones con el gobierno de Mohamed Morsi hasta el golpe de Estado del pasado verano, nos recibe en un barrio periférico de Estambul, donde vive desde hace cinco meses.

«En Egipto empezaron a detener ilegalmente a cientos de compañeros de los Hermanos Musulmanes. Sabía que mi nombre estaba en las listas, así que me fui, para seguir siendo útil a la causa fuera del país», explica.

Durante más de hora y media conversamos sobre la situación actual de Egipto, sobre la represión tras el golpe de Estado y sobre los Hermanos Musulmanes, organización a la que pertenece.

El próximo día 28 un tribunal egipcio anunciará su veredicto final sobre la sentencia a pena de muerte de 529 seguidores de los Hermanos Musulmanes -entre ellos, uno de sus líderes-, condenados en un juicio de tan solo dos días de duración. Dicha sentencia ha sido denunciada por diversas organizaciones de derechos humanos internacionales.

 -¿Está en contacto con la gente de su organización Egipto?

– Sí

-¿Cómo es su situación?

-Muy peligrosa, muy peligrosa para ellos. Mi casa de El Cairo, por ejemplo, ha sido registrada en tres ocasiones [por la policía], es normal que esto pase, están registrando casas todo el tiempo. Desde el golpe de Estado han matado y arrestado a miles de personas.

-En este contexto, ¿es difícil para los Hermanos Musulmanes egipcios estar organizados, después de que el gobierno actual los haya declarado organización terrorista?

-No, porque estamos acostumbrados a funcionar en sistemas opresores, en la clandestinidad. Tenemos nuestro modo de organización, de comunicación, somos una organización mundial muy fuerte, estamos en todas partes en Egipto, en todas las ciudades y aldeas. Y a pesar de la cantidad de gente que tenemos arrestada en las prisiones, somos muy fuertes y no tenemos duda de que ganaremos, porque nuestra causa es justa.

-¿Cuando llegó aquí a Turquía pensó que este exilio iba a durar?

-No creo que tengamos que pensar en cuándo volveremos a Egipto, sino en cómo apoyar la revolucion egipcia. En mi país hay una batalla entre el viejo régimen y el nuevo, surgido tras la revolución. Estamos preparados para una lucha larga.

-¿De qué modo están ustedes preparados?

-Creemos que los egipcios se merecen una vida mejor, que no merecen ser controlados por militares golpistas, sino gobernados por un presidente elegido democráticamente. Y por eso esto es una continuación de la revolución de 2011.

Cometimos nuestros propios errores, no fuimos capaces de erradicar las causas que provocan la corrupción, procedentes del Estado profundo creado durante el régimen anterior. Ahora estamos preparados para luchar contra la corrupción. Y también estamos preparándonos a nivel legal y comunicativo, a nivel político e internacional.

Acciones legales contra el gobierno militar egipcio

-¿Puede explicar más al respecto?

-Estamos impulsando demandas contra líderes del régimen actual, desde diversos países europeos. Pretendemos tomar acciones en la Corte Internacional contra el régimen egipcio. Consideramos que lo que ha pasado desde el 3 de julio de 2013 [día del golpe de Estado] es un crimen contra la humanidad, y tenemos pruebas de ello, vídeos, testimonios, grabaciones.

Exigimos la asunción de responsabilidades de quienes han llevado a cabo el golpe y la represión y trabajamos para que haya además una conciencia internacional sobre lo que pasa en Egipto.

-¿Cree que los Hermanos Musulmanes pueden luchar solos en Egipto, sin unirse con otros grupos?

-No estamos solos en la lucha en Egipto. De hecho somos uno de los sectores en la calle, pero hay otros, cada vez más. A medida que aumenta la represión, más gente sale a la calle. Tuvimos en nuestro gobierno muchos errores, porque heredamos un sistema corrupto. Pero solo estuvimos un año en el poder, y ahora el mariscal Sisi está diciendo a la gente que necesitarán dos generaciones para poder estar bien…

La gente está saliendo a protestar, hay estudiantes que participan en las manifestaciones y que no son de los Hermanos, hay laicos que se están dando cuenta de que lo que ocurrió es un golpe de Estado, y que dicen «no nos gustaban los Hermanos pero no queremos golpistas militares contorlando el país». Nosotros estamos dispuestos a sacrificarnos y a dar más y más, si eso significa que Egipto pueda volver a su libertad.

Desacuerdos con el FMI

-Antes del golpe de Estado su gobierno estaba manteniendo reuniones con el Fondo Monetario Internacional sobre un acuerdo sobre un programa de ayuda económica que nunca llegó a cerrarse. ¿Qué pasó?

-El FMI no es un organismo que entregue ayuda sin más. Nosotros teníamos un plan muy sólido que contemplaba justicia social para la gente, y eso suponía que podíamos cortar los subsidios sin los cuales mucha gente no podría mantenerse. En Egipto hay subsidios para el pan, el combustible, determinados alimentos.

El FMI hablaba de la necesidad de un cambio sustancial, que suponía no renovar los subsidios e incrementar los impuestos. Nosotros expusimos que había que respetar a la gente, pedimos un periodo de tiempo, y ellos contestaron que no, que teníamos que ser más rápidos. Nuestro gobierno expuso que si éramos más rápidos, crearíamos un grave problema en el presupuesto de muchas familias egipcias.

-Esas conversaciones se estaban manteniendo hasta poco antes del golpe de Estado…

-La política y la economía están vinculadas. Determinados países querían impulsar algunos cambios en Egipto, y vincularlos a cambios económicos. Y el FMI siempre está vinculado a una perspectiva política. Nuestro gobierno, el gobierno de Morsi, nunca quiso aceptar eso. Egipto no necesita tanto al FMI como el apoyo de países que respeten el deseo de la gente y de la revolución. Y no todo el mundo respetaba eso. Consideraron que algunos cambios en Egipto suponían una amenaza para algunos países, especialmente para países del Golfo, Arabia Saudí y Emiratos. Durante nuestro gobierno no recibimos ni un penique de esos países, ni de Occidente. Como si estuvieran castigando la revolución.

Por supuesto hubo reuniones con el FMI, buscamos la ayuda del FMI, pero hay que entender que se trataba tan solo de 4.800 millones de dólares. Si algunos países importante hubieran querido apoyarnos… Sin embargo ahora, tras el golpe de Estado, el régimen militar egipcio ha recibido millones de dólares de Arabia Saudí y los Emiratos, y lo han gastado todo ya.

-¿Cuál es su lectura del papel de Estados Unidos y la Unión Europea en Egipto?

-A lo ocurrido en Ucrania lo llaman de un modo y a lo de Egipto, de otro. En Egipto tuvimos una revolución y ahora tenemos miles de muertos en matanzas contra manifestantes. Ante ello, Estados Unidos y la Unión Europea dijeron mostrarse preocupados, hicieron llamamientos a la gente para que se refrenara, para que se respetara la vía democrática y todo eso. Sin embargo, en Ucrania en pocas horas se estaban tomando medidas, ha habido un interés real.

Desafortunadamente, hay diplomáticos de alto rango que dicen «nuestros intereses son nuestros valores». Y por eso sus valores pueden cambiar en una hora. Creo que algunos gobiernos europeos no representan realmente a su gente. Porque si no, dirían que son conscientes de la opresión y represión en la que viven los egipcios; dirían que son conscientes de que esto es una democracia falsa. Dirían, «Occidente ha tracionado a la gente apoyando el golpe de Estado y estamos al lado de la gente que exige causas verdaderas: justicia social, libertad, igualdad».

Pero a la vez creo que día tras día esos países están descubriendo que incluso sus intereses corren riesgo con el régimen militar egipcio. Y que sus intereses podrían estar protegidos por acuerdos a través de gobiernos realmente democráticos, no elegidos en un referendum militar celebrado mientras cientos de personas morían en la calle, sino en elecciones reales, como las de 2011 y 2012 en Egipto, cuando la gente esperaba horas y horas para votar por Mohamed Morsi. El mariscal Sisi, perpetrador del golpe, no respetó a toda esa gente, a esos millones de personas que votaron en Egipto.

-¿Cuál ha sido el papel de Israel en lo ocurrido en Egipto?

-Israel apoyó el golpe de Estado, tuvo a sus lobbies trabajando ante Kerry y Obama para lograr el regreso de la ayuda militar [de EEUU a Egipto], tuvo a sus lobbies hablando con la Unión Europea y con países europeos para asegurarse de que mantuvieran su apoyo al golpe, han ayudado a Arabia Saudí y a los Emiratos en el apoyo al golpe de Estado y consideran a Sisi uno de sus héroes. Están impulsando una normalización sin precedentes del golpe de Estado.

El régimen militar egipcio tiene la frontera con Gaza cerrada, desde la Liga Árabe se les ha llamado la atención por ello. Pero no les importa poner más sanciones y presiones sobre Gaza, porque son amigos de Israel y enemigos de la gente que lucha por su libertad en Gaza. ¿Qué se podía esperar de un golpe de Estado?

-Antes hablaba de errores por parte del gobierno de Mohamed Morsi y mencionaba usted que confiaron en gente en la que no deberían haber confiado…

-Creo que el mayor error tuvo lugar el 11 de febrero de 2011 [cuando cae Mubarak, tras 18 días de protestas], cuando todos los poderes políticos aceptaron la hoja de ruta del Consejo Militar Supremo. No entender el momento revolucionario fue un error. No entener que había que limpiar todo el régimen de Mubarak para construir algo diferente fue un eror.

La revolución a veces requiere romper cosas para poder volver a construir algo nuevo. La gente pedía un país diferente, con una economía diferente. Teníamos que haber sabido que teníamos traidores dentro, y que toda la elite estaba dispuesta a retomar el poder. El Consejo Superior militar y los militares en la era de Mubarak habían estado en la sombra, beneficiándose de todo, sin dar la cara.

«Hacemos responsable al rey saudí y a sus amigos»

-¿Cuál es su análisis sobre la región tras estos 3 años, desde el estallido de las revueltas?

-En los últimos treinta años se ha querido que Egipto fuera servil y obediente para que otros países pudieran beneficiarse. Y a cambio, esos países mantendrían en el poder a los de siempre. Las cosas han cambiado ahora, y esos países tienen que entenderlo.

La gente se ha empezado a dar cuenta de que es el pueblo el que tiene el poder, de que un país debe ser para todos, no solo para quienes gobiernan.

Y esto significa que el rey saudí y sus amigos en Arabia Saudí tienen que entenderlo: que con su dinero, con sus millones de dólares, en Egipto ha sido asesinada gente inocente, mujeres, hombres, jóvenes, menores de edad. Están participando en acciones que son crímenes contra la humanidad, y nosotros les hacemos responsables, a ellos, al propio rey saudí y al presidente de Emiratos Arabes Unidos. Y tienen que entender que su gente muy pronto les estará preguntando «¿cómo pudistéis hacer esto?». Pagarán un precio muy alto.

-Sí hay un país del Golfo con el que ustedes han mantenido muy buenas relaciones, que es Qatar.

-Sobre las cuestiones internas de Qatar, puede usted preguntar a la gente de Qatar. En cuanto a mí, valoro mucho la posición de ese país. No es que sea un país pro islamista, sino pro causa humana. Qatar ha entendido la importancia de la voluntad de la gente, lo que representa.

-¿Considera que se agita la islamofobia para justificar algunas posturas políticas?

-Creo que algunos países han creado islamofobia intencionadamente para conseguir sus objetivos políticos. En Túnez, en Yemen, en Egipto, en otros países que han experimentado revueltas, los islamistas son parte de la ecuación. La democracia no crea radicalismo. El radicalismo no está en el Islam, está en todas partes.

Si la islamofobia les empuja a apoyar regímenes militares, antidemocráticos y fascistas que matan a la gente solo por intereses políticos, entonces tienen un problema con sus valores y su ética.

-¿Cómo es su vida aquí en Turquía?

-Trabajo por la causa, nosotros dentro o fuera luchamos muy duro para asegurarnos de que esta batalla lleve lo mejor a la gente, estamos asegurandónos de que las vías pacíficas sean la primera y la última elección. Estamos intentando concienciar a todo el mundo sobre lo que pasa en mi país, en los próximos días viajaré a Europa.

Sabemos que ganaremos, es algo incuestionable, el pueblo egipcio ganará, es algo que pasará tarde o temprano. Quienes leen historia, esto es historia: Nada nos para, si las balas no nos detienen, si eres asesinado y tu madre o padre sale a la calle al día siguiente, no tienes nada por lo que preocuparte, ganarás. No importa si un ministro de Inversión está dentro o fuera de prisión como otros, todo el mundo está pagando lo suyo para que su país sea libre y para disfrutar el sentido real de libertad e independiencia.

Fuente original: http://www.eldiario.es/desalambre/pena-de-muerte/ocurrido-Egipto-golpe-crimen-humanidad_0_251975494.html