Traducido del inglés para Rebelión y Tlaxcala, la rede de traductores por la diversidad lingüística, por Carlos Sanchis. Esta traducción es copyleft.
Muchos han defendido que haber ganado Hamas una firme mayoría firme en el Parlamento Palestino proporciona todavía otro retroceso a la paz y a la democracia en el Oriente Próximo. Algunos incluso han sugerido que hace valer el unilateralismo israelí. Yo, sin embargo, pienso que la verdad es lo contrario: Una negociación de paz duradera puede estar ahora más cerca de lo que muchos de nosotros pudiéramos imaginar hace sólo semanas.
Las elecciones parlamentarias podrían verse como un referéndum a la dirección del presidente Mahmoud Abbas que llegó hace un año al cargo tras ganar casi dos tercios del voto popular. El Sr. Abbas concurrió con una plataforma de creación de empleo, seguridad interior y una resolución negociada del conflicto con Israel basada en dos estados viviendo al lado en paz.
Muchas personas creen que Abbas no cumplió. Hoy, hay menos trabajos, no más seguridad para los palestinos de la ocupada Cisjordania, incluyendo Jerusalén Oriental, y la ocupada Franja de Gaza ocupada está peor, no mejor; y las negociaciones, como la solución de los dos estados, están estancadas.
Abbas, sin embargo, no es finalmente culpable. Cuando él llamó a Israel a levantar las restricciones sobre la movilidad palestina y comerciar dentro y entre las áreas palestinas, Israel se negó -a pesar de llamamientos similares del Banco Mundial, Naciones Unidas, la Unión Europea y la Secretaria de Estado Condoleezza Rice. Las restricciones no se tradujeron sólo en más pobreza sino también en menos seguridad, el Sr. Abbas no podía mover las fuerzas policiales siquiera dentro del territorio palestino.
El presidente Abbas entregó, y mantuvo largamente, una «tahdia»; un » periodo de calma» entre las facciones palestinas e Israel. Y pudo hacerlo a pesar de las cifras de muertes palestinas y de los millares de correrías militares y arrestos que Israel dirigió en violación de acuerdo de no emprender tales actividades. Israel también estrechó su control sobre el territorio clave, los recursos y los mercados-principalmente en la Jerusalén Oriental ocupada-que nosotros necesitaremos para construir un estado económicamente viable.
Así que, el presidente Abbas, el líder del partido Fatah, del conjunto de promesas que hizo en campaña; vino, por consiguiente, a darse con regodeo lo contrario y los palestinos eligieron la única alternativa: Hamas.
En realidad, sin embargo, el voto no fue ni un rechazo al presidente Abbas y a su programa de paz ni un apoyo a la carta constitucional de Hamas. Según las recientes encuestas, casi el 70 por ciento de los palestinos apoyan todavía al Sr. Abbas como presidente. Y el 84 por ciento de los palestinos todavía desean un acuerdo de una paz negociada con Israel. Incluso entre los votantes de Hamas, más del 60 por ciento de los encuestados apoyan un «inmediato» reinicio de las negociaciones.
La aparente contradicción entre el apoyo palestino a la paz y la victoria electoral de Hamas se explicada fácilmente por el enojo popular a la corrupción percibida del antes nunca desafiado Fatah. Considerando que Hamas tendrá que aceptar ahora que la mayoría de sus propios votantes rechazan el núcleo central de su ideología, Fatah debe emprender una limpieza doméstica, largamente retrasada, para erradicar la corrupción y recobrar la confianza del electorado.
Al tiempo que la mayoría de los palestinos están comprometidos con la paz, se han desencantado con un proceso que no les ha llevado más cerca de los estaban en 1993 de su sueño de libertad e independencia. En los 12 años desde que el proceso de Oslo fuera iniciado, Israel se ha atrincherado más que lo ha estado nunca en la tierra Palestina. Y la comunidad internacional lo ha consentido todo el tiempo. El electorado nos castigó a todos por permitir las condiciones de deterioro hasta este nivel.
La colonización acelerada de la Cisjordania ocupada por Israel-a través de la cual ha trazado el 80 por ciento de su Muro-no está ayudando. Están destruyéndose las comunidades palestinas cristianas y musulmanas en absoluto detrimento de cualquier perspectiva de una solución de los dos estados.
Recientemente, el primer ministro israelí en funciones, Ehud Olmert, anunció su plan para determinar las fronteras finales de Israel unilateralmente, al tiempo que conservaba el control de partes estratégicas de la Cisjordania ocupada: Jerusalén oriental, el Valle del Jordán y tres bloques de ilegales asentamientos-un plan que resultaría ser el final efectivo de nuestro proyecto de construcción del estado.
Las falsas declaraciones de Israel de que no tiene «ningún compañero» para negociar la paz, y que el Sr. Abbas no es » relevante por más tiempo» debe verse en esa luz del unilateralismo. La Organización para la Liberación de Palestina, que Abbas también dirige, es el único representante de los palestinos en todas partes y por consiguiente el único auténtico compañero de negociaciones. Su mandato permanece inalterado por las elecciones parlamentarias.
Si Israel continúa aprovechándose de la victoria de Hamas para afirmar que no tiene «ningún compañero» para conversaciones y evita las negociaciones-y si la comunidad internacional permanece indiferente-el conflicto sólo se puede deteriorar.
Esto sería una pérdida imperdonable para la paz. Mientras que la democracia palestina no supone ningún desafío a la resolución del conflicto, el mantra israelí de «ningún compañero» y la cobardía política de la comunidad internacional si lo son.
La victoria de Hamas no puede permitir disimular la realidad: el pueblo palestino quiere una paz negociada, y en el Sr. Abbas tiene un presidente de la Autoridad Palestina y de la OLP que comparte su visión, tiene un mandato para actuar y tiene la capacidad de entrega. Para aquellos comprometidos en alcanzar una solución de los dos estados, el apoyo público a ambos lados del conflicto proporciona la última oportunidad de ver que nuestra visión probablemente se materialice. Ahora todos nosotros tenemos el deber de responder inmediatamente a las demandas de nuestros pueblos para una paz negociada.
Saeb Erekat es el jefe de negociaciones de la Organización para la Liberación de Palestina.