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Lo que no nos cuentan del conflicto en Ucrania

Fuentes: Rebelión

Hay cosas que si no nos las cuentan, no somos conscientes de ellas. Los medios le dan la misma cobertura a Siria que a Ucrania, dicen las mismas cosas de Ucrania que de Irak, acapara los mismos titulares y los mismos análisis Ucrania que Libia. Cuentan las mismas mentiras de Ucrania que del resto del […]


Hay cosas que si no nos las cuentan, no somos conscientes de ellas.

Los medios le dan la misma cobertura a Siria que a Ucrania, dicen las mismas cosas de Ucrania que de Irak, acapara los mismos titulares y los mismos análisis Ucrania que Libia. Cuentan las mismas mentiras de Ucrania que del resto del mundo.

Pero lo que pasa en Ucrania no se parece en nada a lo que pasa en cualquier otro lugar del mundo, más que nada por la magnitud y por nuestra implicación como país, pero como no nos lo cuentan, no somos conscientes de ello.

Conviene pues que tengamos claro lo que representa el conflicto ucraniano para nosotros y para el resto del mundo.

Primero un pequeño apunte histórico. Nos dicen que Ucrania vivía oprimida en los tiempos de la URSS, pero no nos dicen que la mayor parte de Ucrania pertenecía a la Rusia zarista y que el resto pertenecía al imperio austro húngaro antes de la revolución de octubre. Después de la revolución, Ucrania se convirtió en una república socialista y vio aumentado su territorio en sucesivas ampliaciones; la última la hizo un presidente de la URSS que era ucraniano, la de Crimea. Ucrania pertenecía a la ONU y dio presidentes a la URSS, así que no parece en principio que fuera una república muy oprimida, parece incluso menos oprimida que otras nacionalidades del mundo.

Un inciso. En España, hace 150 años que no hay un presidente catalán. Pi i Margall, lo fue de la I República durante poco más de un mes, y jamás ha habido en este país un presidente del gobierno que fuera vasco.

Tras el fracaso de la revolución naranja proOTAN y apoyada desde el imperialismo USA, servicios secretos y agencias injerencistas (OTPOR entre ellos), los posteriores gobiernos, que continuaron la corrupción y las privatizaciones de lo público iniciado por Kravchuk, no fueron capaces de insertar a Ucrania en el mundo de un modo respetuoso con la realidad de que una parte del país se sentía rusa. La explosión en Kiev de la revuelta del Maidan bebió en las fuentes fascistas de Estephan Bandera, el colaborador de los nazis ocupantes de la URSS en la II GM. Lo que vino después fue la debacle del país y ruina económica del país, la prohibición de partidos políticos contrarios a la involución política del nuevo gobierno, entre ellos el Partido Comunista Ucraniano, asesinatos de militantes de izquierdas y sindicalistas y la amenaza de un nuevo pogromo contra la comunidad judía, con el apoyo USA y la comprensión o el dejar hacer de los países de la UE.

Tenemos pues un gobierno ilegítimo apoyado por la OTAN, al que se le han rebelado dos regiones autónomas, regiones que tienen una mayoría de habitantes rusos. Estás regiones no son independentistas, lo que han solicitado es la incorporación a Rusia, como en su día solicitó y consiguió Crimea. Pero en este caso Rusia no ha incorporado a esas regiones, lo que ha dado lugar a una guerra civil. La revuelta del Donbass debe ser entendida en clave no sólo de cultura e identidad rusa en la zona, sino fundamentalmente de la memoria antifascista en esas partes del territorio de la República de Ucrania respecto al pasado de la II GM y al presente que la población de esas regiones ve resucitar de dicho pasado. La cuestión no es que sean federalistas, independentistas, partidarios de la anexión a Rusia, sino que se trata de comunidades que se sienten amenazadas por el nuevo gobierno y constatan en forma de agresión virulenta esas amenazas. Y esas amenazas y agresiones contra los habitantes del Donbass o Novorossia se llevan a cabo con dinero, logísticas de países de la OTAN y contratistas (mercenarios USA y británicos).

Esta guerra civil dista mucho de ser un conflicto local, ya que EEUU quiere entrar en Ucrania para acogotar a Rusia, que se está convirtiendo otra vez en una potencia económica seria. Para poder tener legitimidad para entrar, está acosando a Rusia con todos los medios de los que dispone y acusando a Rusia de haber hecho las mismas cosas que hacen Ucrania y EEUU.

Acusaron a Rusia de haber derribado un avión de pasajeros que aparentemente derribó el gobierno fascista de Ucrania. Acusan a Rusia de vender armas a uno de los bandos en conflicto, cuando es EEUU la que lo hace con el gobierno ilegitimo de Ucrania. Acusan a Rusia de entrar en territorio ucraniano, cuando es Ucrania la que ha entrado en territorio ruso y ha bombardeado territorio ruso. Ponen sanciones económicas a Rusia por su alineación en el conflicto (la realidad es que son por su no alineación). Pero a día de hoy, ni los expertos que investigan la catástrofe del vuelo MH17 de Malaysia Airlines ni el gobierno ucraniano han sido capaces de presentar pruebas contra Rusia, cuando hay muchos datos que señalan en sentido contrario: hacia la responsabilidad del gobierno ucraniano.

Vemos pues que hay una intensa acción por parte de la OTAN para meter a Rusia en el conflicto, tan intensa es que creo que lo van a conseguir, ya que en estas cosas no es cierto el dicho de que dos no se pegan si uno no quiere.

Todo esto se puede más o menos leer en todos los medios de comunicación; lo que no se lee en ningún lado es lo que supondrá para España en concreto el que Rusia entre en la guerra ucraniana. Si EEUU entrara en guerra con Rusia, España, como miembro de la OTAN entraría en conflicto también y esta vez no valdría con mandar dos barcos o cinco aviones, como se ha hecho en otras ocasiones. Hablaríamos de una guerra en toda regla, contra un país que tiene un potencial atómico como para destruir tres veces el mundo y un ejército capaz de invadir toda Europa.

Hablamos pues de que entraríamos en una guerra total contra un país que llegado a un punto, usaría su arsenal nuclear contra nosotros; porque no nos engañemos, esas bombas no se han hecho solo como medida de disuasión. Sobre todo si otro de los contendientes atacara a Rusia con armas nucleares. Cosa que EEUU ya ha hecho sobre ciudades llenas de gente en Japón.

Para ser más concretos, estamos hablando de que nuestro país sería contendiente en una guerra que dejará a la segunda guerra mundial como un conflicto menor y en el que morirían la mayoría de los habitantes de nuestro país. Por eso es importante que nos empecemos a movilizar contra la guerra; pero para que esa movilización se produzca tenemos que tener claro lo que hay.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.