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Entrevista al periodista Alberto Pradilla

«Lo único que une a los israelíes es la guerra contra los palestinos»

Fuentes: Gara

Existen muchos libros sobre palestinos, pero los trabajos rigurosos sobre Israel son escasos. La galería de personajes que aparecen en «El judío errado» demuestran un amplio trabajo sobre el terreno. Pradilla llegó a Palestina como activista y después ha ejercido como periodista para una decena de medios a lo largo de dos años. Sus conclusiones […]

Existen muchos libros sobre palestinos, pero los trabajos rigurosos sobre Israel son escasos. La galería de personajes que aparecen en «El judío errado» demuestran un amplio trabajo sobre el terreno. Pradilla llegó a Palestina como activista y después ha ejercido como periodista para una decena de medios a lo largo de dos años. Sus conclusiones son duras, pero sabe de qué está hablando.

El periodismo crítico no es bienvenido en Israel.

Pueden denegarte el visado. En enero de 2010 pasé nueve horas en el aeropuerto. Me interrogaron sobre mis posicionamientos políticos sobre Euskal Herria y llegaron a sacarme un mapa de la CAV, para ver si era de allí. Les dije que no. Soy vasco, pero de Iruñea. La última vez, me costó seis horas, me quitaron el móvil y revisaron todos los números que tenía. Me amenazaron con encarcelarme en el Estado español. Resulta violento que diez personas te registren absolutamente todo, no sabes qué hacen con tu ordenador… El interrogatorio se centra en el activismo político. Sorprendentemente, no me preguntaron nada sobre mis artículos.

¿Y quiénes son? ¿Es el servicio secreto, el Shin Bet?

Sólo el último filtro del aeropuerto. Vas subiendo niveles. Primero son guardas de seguridad. Si no quedan convencidos, vienen los señores con corbata. Esos son los que se identifican como miembros del Shin Bet y los que amenazan.

¿Todo es por seguridad?

Israel vive obsesionado con la seguridad. Se lo creen de verdad. Buena parte de la sociedad está segura de que todo el mundo quiere acabar con ellos. Ellos ven un complot gentil, y eso justifica la militarización y la sicosis por la seguridad. Hay infinidad de cuerpos de seguridad estatales, no sabría decirle todos los nombres. Todos los comercios cuentan con sus propio guardia de seguridad, todas las estaciones de autobuses están blindadas…

Se habla de Israel como un bloque monolítico, uniforme. ¿Realmente es así?

A nivel de beligerancia contra los palestinos, sí. Tener un enemigo común es lo único que los mantiene unidos. Internamente, hay mucha tensión y enormes brechas sociales. Israel fue creado por judíos europeos, pero luego llegaron los mizrahim (judíos de origen árabe), que son ciudadanos de segunda. Más tarde, se trajo a judíos etíopes y se les asignó un rango más bajo todavía. La última migración importante se produjo tras la caída del muro de Berlín, con más de un millón de personas de países de la órbita soviética. Esto ha formado diferentes ghettos que hace difícil hablar de una unidad de país. Los rusos tienen barrios rusos, donde se habla ruso. Los mizrahim escuchan música árabe y su comida es árabe, …

En el libro aparecen opiniones sorprendentes, como la del rabino Hirsch, que nunca había sido entrevistado en castellano.

Esas personas aparecen en el libro, porque a veces se da una imagen de Israel sesgada, la que el Gobierno quiere transmitir. El rabino Hirsch, líder del movimiento religioso Naturei Karta, es un religioso con peso y su padre fue asesor de Arafat como ministro de Asuntos Judíos. Su testimonio rompe con la idea de que los palestinos quieren acabar con los judíos.

También ha hablado con los más radicales, como David Wilder, referente de uno de los asentamientos más violentos, el de Hebrón.

Sólo me negó la entrevista Dani Dayán, un líder colono. Con el resto no hubo problema. Están convencidos de sus ideas. No tienen pudor en pedir la expulsión de los palestinos, o en hablar de un estado judío «puro», aunque saben que eso puede horrorizarte. Hablan francamente de lo que el Gobierno practica, una limpieza étnica.

Sabe que va a ser tachado de antisemita por este libro.

Precisamente, por eso la dedicatoria es «a buena parte del pueblo judío». No tengo ningún problema con esta cultura milenaria y fascinante. Mi problema es con Israel, un país colonial que se ha creado a través de un apartheid similar al sudafricano. El antisemitismo ha sido la excusa fácil de Israel para acallar toda crítica.

¿Y cuál es la conexión con Euskal Herria?

Me refiero al entrenamiento «antiterrorista» de policías españoles en agencias de seguridad. Estuve en un campo de entrenamiento y entrevisté al director. Calló mucho, porque a Madrid no le interesa hacerlo público, pero los entrenan.

http://www.gara.net/paperezkoa/20101113/231915/es/Lo-unico-que-une-israelies-es-guerra-contra-palestinos