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Los 5 de Cuba

Fuentes: Progreso Semanal

Imagine que su vecino tiene una casa de huéspedes donde alquila habitaciones y tiene planes de expandir y mejorar su negocio en el vecindario. Por ello su vecino quiere que usted abandone su casita para él comprarla y convertirla en otra casa de huéspedes o demolerla y hacer un parqueo. Pero como usted no se […]

Imagine que su vecino tiene una casa de huéspedes donde alquila habitaciones y tiene planes de expandir y mejorar su negocio en el vecindario.

Por ello su vecino quiere que usted abandone su casita para él comprarla y convertirla en otra casa de huéspedes o demolerla y hacer un parqueo.

Pero como usted no se va porque aunque su propiedad es pequeña y humilde, le gusta, entonces su vecino empieza a molestarle. Le tira piedras para romperle sus ventanas de cristal y explotarle las bombillas de las farolas exteriores. Un día hasta un visitante suyo sale herido con los vidrios por culpa de las pedradas de su vecino.

Su vecino se aventura a colarse en su patio de noche y espantarle las gallinas y destrozarle las plantas ornamentales. Su perro fiel aparece envenenado y su gato ahorcado de la mata de aguacates. E incluso su vecino se ríe cuando le ve a usted enterrando mascotas y reparando daños.

Una mañana amanece su buzón de correo violado, la basura tirada en su portal, la cañería del agua tupida y el cable de TV cortado. Y para colmo, cuando usted va a salir de su hogar, su vecino saca un camión, lo atraviesa en la calle y le impide pasar. Y usted tiene que esperar horas hasta que quite el camión, para tener vía libre.

Incluso su vecino, que es amigo del dueño del supermercado más cercano, de alguna manera influye para que a usted no le den crédito en ese supermercado y usted se ve obligado a ir a otro supermercado mucho más lejos, para poder comprar con crédito sus alimentos y las necesidades básicas de su hogar.

En escalada psicológica, su vecino le pone música alta todo el santo día. Usted apenas puede ver televisión u oír radio tranquilamente y tiene que hacer todo tipo de peripecias acústicas para disminuir el ruido que le viene de al lado.

Y en cada ocasión que usted quiere dialogar, su vecino se hace el de oídos sordos, por lo que usted finalmente llama a la policía y se queja. Pero para colmo la policía se hace la de la vista gorda. Dicen que no hay pruebas. Y usted descubre que su vecino goza de conexiones con las autoridades y la corte porque los extorsiona.

Entonces a usted no le queda más remedio que hacer una reunión familiar de emergencia en su hogar. Y usted decide enviar a un hijo suyo a la casa del vecino con una misión: Detener las molestias desde la casa de su vecino.

Su hijo llega a la casa de su vecino y le mete el cuento de que está disgustado con usted y que quiere alquilarle una habitación. Su vecino le da hospedaje a su hijo. Y entonces su hijo procede a botarle al vecino las piedras, el bate, la pata de cabra, el machete, el veneno, la soga… y a inutilizarle el camión que le bloquea la calle.

El vecino descubre a su hijo y lo acusa ante la ley. Arrestan a su hijo, un juez lo juzga, y es condenado por transgresión y daños.

La verdad, lo menos que usted puede hacer es poner una foto de su hijo en la sala, venerarlo como héroe de la familia y tratar de sacarlo de la cárcel. Al menos, de una manera u otra, la molestia desde la casa del vecino se ha controlado (aunque el tipo siga siendo una persona hostil hacia usted).

Y entonces, para que pueda entender el caso de los Cinco de Cuba, después que usted acabe de imaginar todo esto, multiplíquelo por cinco.

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José Varela, nacido en Cuba 1955, caricaturista editorial en Miami durante 15 años con la revista Éxito (1991-97) y El Nuevo Herald (1993-2006). Es publicista y escritor de televisión. Es miembro del equipo de Progreso Semanal.

Fuente: http://progreso-semanal.com/4/index.php?option=com_content&view=article&id=2024:los-5-de-cuba&catid=2:ultima-edicion&Itemid=7