Lo denunciaron en su día las víctimas y un informe de Amnistía Internacional: Dieciocho mujeres fueron arrestadas el 9 de marzo en Tahrir , El Cairo, durante una manifestación con motivo de la celebración del Día de la Mujer. Las dieciocho sufrieron golpes, descargas eléctricas, humillaciones. Fueron sometidas a registros exhaustivos, desnudas, mientras varios soldados […]
Lo denunciaron en su día las víctimas y un informe de Amnistía Internacional: Dieciocho mujeres fueron arrestadas el 9 de marzo en Tahrir , El Cairo, durante una manifestación con motivo de la celebración del Día de la Mujer. Las dieciocho sufrieron golpes, descargas eléctricas, humillaciones.
Fueron sometidas a registros exhaustivos, desnudas, mientras varios soldados las fotografiaban. Y, bajo amenaza de ser acusadas de prostitución, algunas fueron forzadas a someterse a exámenes de virginidad, una expresión eufemística que ya de por sí da que pensar.
Es la terminología que emplearon los militares ante sus víctimas para referirse a un abuso sexual, con la intención de infligir un castigo aleccionador vinculado a una moral represora de la sexualidad femenina.
En esos abusos sexuales un médico militar inspeccionó la vagina de las mujeres, en contra de su voluntad, para constatar que estuviera intacto su himen y con la presencia de varios militares más en la sala que fotografiaron a las mujeres desnudas.
El presidente Hosni Mubarak había abandonado el poder casi un mes antes, el 11 de febrero, pero seguían -y siguen- registrándose ataques contra manifestantes, torturas, detenciones y episodios de represión.
Ahora un general egipcio, alto mando del Ejército, ha confirmado -y defendido- la práctica de esos exámenes vaginales a las manifestantes arrestadas aquél 9 de marzo, a pesar de que hasta hoy las Fuerzas Armadas lo habían negado.
«Las chicas detenidas no eran como tu hija o la mía», ha declarado el general egipcio.
«Estas eran chicas que estaban acampadas en tiendas con los hombres en la plaza de Tahrir, y nosotros encontramos en esas tiendas cócteles Molotov y drogas», ha continuado en declaraciones exclusivas a la CNN. Su nombre, general Amr Iman, ha sido desvelado por la televisión estadounidense CBS.
«No queríamos que dijeran que habían sido violadas o maltratadas con abusos sexuales, así que quisimos probar antes que nada que no eran vírgenes. Y ninguna lo era», ha añadido en una clara intención de estigmatizar a las víctimas, en una sociedad en la que aún se espera que las jóvenes mantengan su virginidad hasta el matrimonio y donde las mujeres pueden ser repudiadas o incluso, en algunas áreas, asesinadas por su propia familia si se descubre que han mantenido relaciones sexuales prematrimoniales.
«Querían darnos una lección, querían hacernos sentir que no tenemos dignidad», ha explicadoSalwa Hosseini, peluquera de 20 años y una de las víctimas de los abusos sexuales.
El general Amr Iman ha señalado que en total aquél 9 de marzo 149 personas fueron detenidas y juzgadas en tribunales militares -es decir, con restringido derecho de apelación-, con penas de un año de cárcel en la mayoría de los casos.
Días después las autoridades revocaron las sentencias «cuando descubrieron que algunos detenidos tenían licenciaturas universitarias, así que decidimos darles una segunda oportunidad», ha indicado.
Ese mismo mes visitó Egipto el secretario de Defensa estadounidense Robert Gates, queno hizo mención alguna al ataque contra las mujeres, a pesar de que el informe de Amnistía Internacional ya había sido publicado. Gates se reunió con el máximo líder del consejo militar -el general Tantawi- para asegurarle el mantenimiento de la ayuda económica estadounidense a Egipto.
Amnistía Internacional exigió a las autoridades egipcias una investigación oficial de lo sucedido y manifestó que «obligar a las mujeres a someterse a «pruebas de virginidad» es una forma de tortura absolutamente inaceptable. Su finalidad es degradar a las mujeres por el hecho de ser mujeres. Todos los miembros de la profesión médica deben negarse a participar en estas supuestas pruebas».
INTIMIDACIONES A LA PRENSA
Precisamente este martes se desataban las alarmas entre los activistas y defensores de la libertad de expresión al conocerse que la popular presentadora de televisión Reem Maged y el periodista y bloguero Hossam El-Hamalawy, al que entrevistábamos recientemente en El Cairo, habían sido citados por el Ejército para ser interrogados.
¿La razón?:
El pasado jueves, en el programa «Baladna bel masry», presentado por Reem Maged, El-Hamalawy afirmó que la policía militar debía ser investigada por los casos de las violaciones a manifestantes detenidas y que el general Hamdy Badin, al frente de la policía militar, era responsable de esas violaciones.
Varios organismos en defensa de la libertad de expresión y de los derechos humanos publicaron en tiempo récord manifiestos de apoyo a los dos periodistas y a otros seis jueces y periodistas también investigados por el Ejército.
«El Consejo Militar cree, equivocadamente, que tiene derecho a continuar con la supresión de todas las voces que lo critican», indicó The Arabic Network for Human Rights Information, uno de los centros más importantes de la región en defensa de los derechos humanos.
«El Consejo militar sabe bien que algunas fuerzas militares han torturado a manifestantes, que muchas jóvenes han sido sometidas a exámenes de virginidad, que ha habido injustos juicios en cortes marciales contra miles de civiles.
¿Quiere que estas medidas no sean criticadas? Es imposible. Ninguna violación más de los derechos humanos será ignorada en Egipto tras la revolución del 25 de enero», añadió el organismo.
Los dos periodistas permanecieron más de tres horas en las instalaciones judiciales militares en las que habían sido citados, acompañados de varios abogados activistas. A la salida fueron recibidos por cientos de personas que se habían congregado a las puertas para mostrarles su apoyo.
«Gracias amigos por todo el apoyo de hoy», escribió más tarde El-Hamalawy en la red.
Y, a través de varios mensajes más en twitter, añadió:
Estoy seguro de que las protestas y la campaña pública surgida en nuestro apoyo son la única razón por la que hoy estoy fuera.
De nuevo quiero insistir en que los casos que estamos denunciando ya han sido denunciados antes, sin que se hiciera nada.
Para asegurarnos de que estudiarán esos casos, creo con firmeza que deberían ser destacados por los medios de comunicación.
Reem dejó claro que solo el hecho de citar judicialmente a un periodista es un acto de intimidación«.
Ya de noche, El Hamalawy y Reem Maged acudieron a un popular programa de televisión en ON TV, presentado por Yosri Fouda, para hablar de lo sucedido.
La entrevista no duró mucho tiempo y el modo en que fue conducida por Fouda llegó a indignar a algunos activistas, porque en ella apenas hubo referencias a las declaraciones del general egipcio a la CNN sobre los abusos sexuales contra mujeres detenidas en Tahrir el 9 de marzo.
«No tuve mucho tiempo para hacer una contribución. Quería machacar al Ejército por el escándalo de los test de virginidad», protestó El Hamalawy en la red al término del programa.
«¿Por qué no hay nadie en los medios hablando de los exámenes de virginidad practicados por el Ejército el pasado 9 de marzo?!!!! Es parte de su TRABAJO informar de ello», se quejaba anoche en la red la popular activista Gigi Ibrahim.
Activistas y blogueros han anunciado para hoy un día de protestas por Internet para manifestar su indignación ante los abusos sexuales y gestos de intimidación de las Fuerzas Armadas egipcias.
Esta jornada llega después de la manifestación del pasado viernes en Tahrir, en la que decenas de miles de personas convocadas por grupos de izquierdas corearon protestas contra el Consejo militar liderado por el general Tantawi.