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Contexto y acción

Los comunistas cubanos en la lucha contra la discriminación racial

Fuentes: Rebelión

Me resulta significativo el hecho de que en medio del boom de estudios sobre racialidad [1] que vive el país, sean aún muy pocos los autores que dediquen trabajos a estudiar la lucha por los derechos de los cubanas y cubanos de piel negra, contra el racismo y la discriminación racial, realizada por los marxistas […]

Me resulta significativo el hecho de que en medio del boom de estudios sobre racialidad [1] que vive el país, sean aún muy pocos los autores que dediquen trabajos a estudiar la lucha por los derechos de los cubanas y cubanos de piel negra, contra el racismo y la discriminación racial, realizada por los marxistas organizados en el primer Partido Comunista de Cuba [2] . A su vez en el amplio diapasón de eventos que se realizan en el país, y que de una u otra manera dan cabida al tema, no es común que se expongan ponencias que atiendan la labor de los comunistas. Habría que ver el por qué en la perspectiva de los promotores de ciencia y de los organizadores de eventos, generalmente no se incluye este asunto. En vísperas del XXI Congreso Nacional de Historia que se realizará a fines de mayo en Camagüey, en el Congreso Provincial de Historia de La Habana, consideramos oportuno incursionar en el referido tema.

 

Socialistas y proletarios

En América Latina el movimiento obrero y la izquierda socialista, nacen en la nutrida emigración de trabajadores europeos que comienza a llegar a la región desde finales del siglo XIX. Aún durante buena parte del siglo XX, predomina la influencia de un acendrado europeísmo, lo que se combinó con el clasicismo dogmático, para hacer que la mayoría de las corrientes socialistas demoraran -o no lograran-su articulación con las perspectivas nacionales y étnicas, que venía desde los movimientos autóctonos de resistencia, emancipación social y liberación nacional. En Cuba el socialismo tuvo la fuerte impronta del proletariado español, y en él se insertaran iniciada la república los elementos socialistas de la emigración patriótica, con las tradiciones nacionales y los conceptos de igualdad racial muy fuertes, forjados al calor de prédica de José Martí Pérez (1853-1895) y el Partido Revolucionario Cubano, fundado en 1892. En estas circunstancias la problemática particular de los afrocubanos [3] y de la discriminación racial, no aflorará en las dos primeras décadas como tema particular dentro de los proyectos proletarios y grupos socialistas.

Tanto Diego Vicente Tejera (1848-1903) como Carlos Baliño López (1848-1926), precursores del socialismo cubano, que se pronunciaron tácitamente por la plena igualdad entre cubanos negros y blancos [4] , no expresan esta preocupación en los proyectos de partidos socialistas que crean [5] . Si bien el Partido Obrero Socialista condenó la pésima situación de los compatriotas de piel negra, a los que con acierto consideraban como un importante factor nacional [6] , Carlos Baliño en el artículo de «Hablemos claro» de 1906, está en contra de incluir en el Programa del Partido Obrero, reivindicaciones especiales para las masas de la población negra: Como muchos otros socialistas de la época considera que «los obreros de color no tienen interés distinto a los obreros blancos. Sufren las mismas miserias». A ello se sumaba  su desprejuiciada praxis de revolucionario de piel blanca, en el seno de la emigración tabaquera de Tampa y Cayo Hueso. Desde la experiencia vivida en la emigración revolucionaria, enarbola el legado ideológico antirracista de José Martí, para considerar que la «revolución libertadora (había) borrado los distingos de raza y de colores» [7] . Estas posiciones de los socialistas, junto al apoliticismo de los anarquistas que dirigían los principales gremios obreros, explican la neutralidad frente al debate planteado por el Partido Independientes de Color, y la falta de solidaridad y denuncia obrera y socialista ante la masacre perpetrada en 1912. Similar lectura alrededor del tema negro persiste en la fundación del primer partido marxista leninista cubano, en agosto de 1925.

El Congreso de las Agrupaciones Comunistas realizado el 16 y 17 de agosto de 1925, que da lugar al primer Partido Comunista de Cuba, no incluyó en su propuesta política inicial el tema racial [8] . La ausencia del tema racial en el horizonte de la lucha política de las primeras organizaciones socialistas y marxistas, fue definitivo bajo la impronta [9] de los representantes de la Internacional Comunista [10] . L a práctica de la lucha de clases en el país llevaría a los comunistas cubanos necesariamente, a colocar la problemática de la población negra y de la lucha contra la discriminación racial como una de sus más importantes banderas.

Desde el propio movimiento obrero, la pertinencia de la problemática del pueblo afrocubano comenzaba a subrayarse por entonces, con la actividad unitaria y patriótica del líder socialista y nacionalista Alfredo López Arencibia (1894-1926). La Confederación Nacional Obrera (CNOC) desde su fundación l os días 2 y 7 de agosto de 1925 en Camagüey , dejó esclarecido que entre los trabajadores no debían existir diferencias de razas ni nacionalidades, y denunció los atropellos a que eran sometidos los inmigrantes antillanos. La CNOC estableció la prohibición de pertenencia a la organización sindical de cualquier organización que mantuviera en su seno prejuicios discriminatorios [11] .

 

Julio Antonio Mella

En la arrancada de los años veinte del siglo pasado, hay numerosas anécdotas de los contemporáneos, que atestiguan el choque frontal antirracista y antidiscriminatorio del joven líder nacionalista y antimperialista Julio Antonio Mella (1903-1929), con una sociedad burguesa que para entonces emulaba con la excluyente sociedad estadounidense [12] . Desde el fallido intento de los Independientes de Color, el tema racial había sido convertido en un tema tabú por la política burguesa, y precisamente Mella lo recoloca en el debate político nacional. Se trataba por demás de un tema que lo tocaba de muy cerca, porque sufrió los prejuicios racistas dada su condición de mulato [13] .

En marzo de 1925, en el periódico Juventud, Mella arremete con fuerza contra los hechos racistas que se habían producido en la ciudad de Santa Clara, donde cubanos blancos habían agredido a tiros a sus compatriotas negros en un conflicto por restringir los paseos de estos en el parque de la ciudad. El joven revolucionario precisa lo absurdo del conflicto en Santa Clara: «Negros paseando por el extremo del parque, y los blancos por el centro. Bueno, ¿y el aire, no lo respiran igual negros y blancos?». Y a continuación define: «…todos los hombres tienen derecho a los parques y paseos y demás lugares públicos… «Queremos y amamos la fraternidad entre todas las razas y entre todos los pueblos pero a condición de estar en pie de igualdad» [14] . Julio Antonio responsabiliza al «régimen egoísta de la propiedad privada» por la exacerbación de la discriminación racial y de manera tácita defiende el derecho de la población afrocubana: «Los negros de Cuba deben tomarse el derecho de que tienen de pasear por todas las calles y plazas públicas« [15] .

Gestor de unidad nacional Mella asume una irrebatible argumentación histórica: «Por una prometedora coincidencia las dos cumbres más altas y puras de la epopeya libertadora fueron, uno, descendiente de la raza de esclavos, y el otro, de la raza de los conquistadores. Maceo y Martí son en la Ilíada del 95 un Aquiles y un Patroclo inigualables…En ellos dos, más que en cualquiera otra figura representativa, la idea de la Libertad fue más pura y más amplia y más querida« [16] .

Líder indiscutido del proceso de despertar de la conciencia nacional, dirigente de la reforma Universitaria en 1923, Mella, cinco meses después, será uno de los fundadores del primer partido comunista y pronto se convirtió en su más lúcido teórico y práctico [17] .

El aporte de Mella sería definitivo en la articulación del marxismo cubano con el pensamiento nacional liberador, y es de hecho el primer dirigente marxista, que fija de manera inequívoca e incluye, con su propia condición y relativa autonomía, la problemática racial en el contexto de las luchas por el socialismo. En una entrevista que le realizó el periodista mexicano Ernesto Robles, no duda en precisar que además de la problemática de la lucha política contra la dictadura de Gerardo Machado Morales (1871-1939), la discriminación era «otro de los problemas de Cuba». «El negro -afirma Mella- es bestialmente explotado, y a pesar del amor de sus componentes a la cultura, encuentra grandes obstáculos en la vida y en las instituciones educacionales [18] . Y esta perspectiva inclusiva aparece diseñada en el programa de la Asociación de Nuevos Emigrados Revolucionarios Cubanos (ANERC), organización que para preparar la insurrección en Cuba, funda en México durante 1928.

La ANERC fue la primera organización de inspiración marxista, que se planteó en su cuerpo de posicionamientos doctrinales la eliminación de la discriminación racial hacia la población negra y mestiza. Este programa fue publicado en el periódico Cuba Libre «para los trabajadores» órgano de prensa de la Asociación, también creado por Mella. Su sugerente nombre significaba «El grito de seis generaciones de cubanos» y «Condensa el ansia de libertades de un pueblo, y se ha transmitido como símbolo desde Yara, Baraguá, Baire…«. Tal sentido de pertenencia para Julio Antonio era la «única manera de aplicar los principios del partido revolucionario cubano de 1895 a 1928« [19] .

 

La lucha contra el racismo la llevó Mella a su actividad internacional. En el Congreso Antimperialista de Bruselas el líder caribeño unió su voz a la de Roger Nash Baldwin (1884-1981), líder de la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles, para exigir por la igualdad de los afro estadounidenses, denunciar al Ku Klux Klan, y pronunciarse por el fin de los prejuicios raciales y la liberación de las pueblos africanos, aún sometidos al colonialismo de las potencias europeas [20] .

 

La política antirracista del primer Partido Comunista

El Partido Comunista de Cuba en la medida que se inserta en el complejo panorama del combate clasista nacional, irá profundizando su labor con la población negra y avanzará en una toma de partido sobre la necesidad de definir una atención particular a la problemática de las cubanas y cubanos de piel negra. El poeta e intelectual blanco Rubén Martínez Villena (1899-1934), que definitivamente se incorpora en 1927 al Partido, al redactar el Programa de reivindicaciones de la CNOC, de 1929, ya insiste en la admisión de los obreros negros en todos los oficios y en todas las industrias [21] .

En 1931 el Partido creó el Departamento Negro en todas las instancias de dirección, con el objetivo de incorporar la lucha contra la discriminación racial, y las demandas específicas de los sectores negros, al combate general de los trabajadores y el resto de los sectores populares, contra el régimen machadista y el imperialismo. Para ello se propuso ir venciendo el aislamiento en que se encontraba la población negra, y promover la creación de organizaciones independientes, en favor construir la unidad sectorial y popular en la lucha política revolucionaria. Tras su regreso a Cuba, el dirigente negro Sandalio Junco (1894-1942), después de colaborar con Mella en la ANERC y participar en la Primera Conferencia de Partidos Comunistas de América Latina de 1929 en Buenos Aires [22] , sería encargado por el Comité Central del Partido para atender los asuntos referentes al tema racial [23] .

Cuando el gobierno de Machado convocó a elecciones parciales para el primero de noviembre de 1932, los comunistas deciden participar y elaboran una plataforma electoral, en la que resaltaban el rechazo a cualquier forma de discriminación, así como el derecho de todos los ciudadanos a laborar en cualquier industria o profesión con igualdad de salario para igual trabajo. Sobre el tema racial la plataforma del Partido afirmaba su lucha: «Contra toda forma de discriminación económica, política y social de los negros; Contra la ley Morúa y todas las leyes que discriminan a los negros; Derecho a trabajar en cualquier industria o profesión para los negros; Salario igual por trabajo igual para los obreros negros; Por la igualdad completa de los negros; y la Unión de los trabajadores negros y blancos por los derechos de los negros « [24] .

En la lucha antirracista desde las filas marxistas, se destaca el intelectual blanco Juan Marinello Vidaurreta ( 1898-1977) , quien en crítica dura y descarnada al racismo, que pervivía en el país, precisa sus causas de última instancia: «la invalidez económica asegura la incultura, la incultura el sudor barato…» [25] .

 

En su ensayo «Las contradicciones internas del imperialismo yanqui y el alza del movimiento revolucionario» (mayo, 1933), Rubén Martínez Villena argumenta que entre los signos del ascenso revolucionario se destaca la unión de obreros negros y blancos en las luchas [26] . La capacidad teórico política del Partido para multiplicar ese ascenso de la lucha unitaria de los obreros negros y blancos, que refería Villena, fue lastrada por la aplicación mimética de la declaración de autonomía del Partido Comunista de los Estados Unidos para una región del Sur del vecino país. Esta iniciativa de los comunistas estadounidenses, desacertada para su realidad, fue convertida en «orientación» del Buró Latinoamericano de la Internacional, y tuvo en Cuba su rémora en la consigna de «autodeterminación de la franja negra de Oriente« [27] .

En el manifiesto redactado por Martínez Villena con el título «Abajo la intervención imperialista del sanguinario Welles y las serviles maniobras de sus lacayos nativos», de julio de 1933, el Partido se pronuncia contra la discriminación y toda forma de opresión nacional de los negros, por la igualdad económica, política y social de estos. Y a firma la necesidad de la autodeterminación en la franja negra de Oriente, como una de las tareas de la revolución agraria y antimperialista, que abrirá el camino del socialismo para Cuba [28] . S egún el veterano dirigente comunista Fabio Grobart (1905-1994) durante el tiempo en que se propagó la referida consigna, «no hizo más que crear confusión y desviar la lucha concreta por la igualdad efectiva entre blancos y negros, hacia discusiones teóricas bizantinas…» [29] .

A pesar del desacierto político de la consigna, avanzó notablemente en todo el país la labor de proselitismo, afiliación y promoción política, realizada por el Partido dentro de las trabajadoras y trabajadores, el magisterio y la intelectualidad y la población negra. En la medida en que el movimiento progresista y revolucionario creció en sus luchas nacional- liberadoras, antimperialistas y socialistas, varios sectores del asociacionismo negro en país, hasta entonces mayoritariamente posibilista y reformista [30] , avanzaron en similar perspectiva. Ya en 1933 la Sociedad Adelante, constituida por un grupo de estudiantes progresistas negros, y el Comité por los Derechos del Negro, integrado por delegados de otras sociedades y sindicatos, rompen el seguidismo de la mayoría de las asociaciones negras que apoyaban a la política continuista y reeleccionista del presidente-dictador Gerardo Machado Morales . En estas lides sobresale el joven intelectual negro y comunista Salvador García Agüero (1907-1965) graduado de la Escuela Normal de Maestros, miembro representante de la Sociedad Adelante.

En 1934 el Partido impulsa la constitución del Comité por los Derechos del Negro, organización de frente único que representaba a sociedades negras, la CNOC, la Liga Antimperialista, el Partido Comunista y a gran número de ciudadanos independiente con y sin filiación política de izquierda. El Comité significó un paso de avance en el camino de erradicar de la consigna de la «franja negra de Oriente «. Su dirección quedó integrada por revolucionarios negros y blancos: Juan Jerez Villareal, Martín Castellanos, Juan Marinello Vidaurreta, Alberto Scull Montalvo, Julio Vázquez, Enrique Llarch y Jorge A. Vivó.

Si en septiembre de 1933 los negros eran solo el 9, 67% de los miembros reportados del Partido [31] , al año siguiente, cuando los dirigentes revolucionarios de la CNOC organizan el IV Congreso Obrero Nacional -también denominado de Unidad Sindical (en enero)-, el 21,7% de los miembros del Partido asistentes eran negros, cifra a la que se añade un 7,2% de mestizos [32] . Como miembro del Comité Ejecutivo de la CNOC fue designado el comunista mulato Lázaro Peña González (1911-1974), quien pasará a dirigir la organización obrera a partir de 1935. Junto a Lázaro Peña está en el IV Congreso, el comunista y dirigente azucarero negro Jesús Menéndez Larrondo (1911-1948).

En 1934 se designó como secretario general del Partido, al joven mulato manzanillero de 26 años Blas Roca Calderío (1908-1987) y Lázaro Peña pasa a ser mimbro del Comité Central del Partido. Peña dirige el Comité de Huelga general política de ese año, por lo que es detenido y torturado.

Recuperación del movimiento revolucionario y constituyente

L a consigna de «la franja negra de Oriente» no aparece ya en la plataforma nacionalista y antimperialista del Partido de junio de 1936, que insiste una vez más en la igualdad absoluta entre blancos y negros. Tras la legalización del Partido en 1938 se intensifica el trabajo dentro de la población y la intelectualidad negra. No demorará en integrarse al Partido el ya conocido poeta mulato Nicolás Guillen Batista (1902-1989).

En 1938 se funda bajo el liderazgo de Lázaro Peña González , la Confederación de Trabajadores de Cuba (CTC). Un año después surge la Federación Nacional de Obreros Azucareros, con el liderazgo de Jesús Menéndez. En la estratégica zona portuaria habanera en el Sindicato de Estibadores y Jornaleros se consolida el liderazgo del negro abakuá y comunista Aracelio Iglesias Díaz (1901-1948), miembro del Comité Ejecutivo de la CTC desde su fundación.

Luego de la caída de Machado la Sociedad Adelante y la revista de igual nombre de la Sociedad, cumplen un importante papel en la renovación de las luchas antirracistas. Con la participación de intelectuales como Gustavo E. Urrutia, Alberto Arredondo (1929-1975), Rómulo Lachatañaré (1909-1951) y José Luciano Franco Ferrán (1891-1989) , la sociedad se centra en la fundamentación de las raíces africanas de nuestra cultura.

El Partido apoyó la celebración de la I Convención Nacional de Sociedades Cubanas de la Raza de Color, de la cual surgió la Federación Nacional de Sociedades Negras. Entre los intelectuales y políticos que respaldan la Federación estaban los comunistas de origen afrocubano: Salvador García Agüero , José Felipe Carneado (¿-1993), Pedro Serviat, Serafín Portuondo Linares, Antolín Dickinson, Celestino Hernández y Ulises Estrada.

De manera particular se desataca la participación de las mujeres comunistas negras en el III Congreso Femenino celebrado en 1939, donde la problemática racial tuvo un significativo espacio en la agenda. De las dos mil delegadas participantes en aquel Congreso, el veinte por ciento fueron cubanas negras [33] . En este escenario del movimiento feminista, llegó a ser muy significativo el liderazgo de las mujeres negras comunistas Rosario Guillaume Pérez , Charito (1889-1975) dirigentes obrera, y Esperanza Sánchez Mastrapa, doctora en farmacia, egresada de la Universidad de La Habana y natural de Gibara [34] .

Blas y Guillén

En 1929, con solo 21 años, el maestro y tabaquero Francisco Calderío Martínez , se convirtió en dirigente sindical y militante del Partido Comunista de Cuba, pronto liderará las luchas obreras de los trabajadores en Manzanillo y el Oriente de la isla. F ue el Secretario General de la Federación Obrera de Manzanillo; tomó parte activa en las huelgas de zapateros de 1929 y en la de estibadores de 1930. En 1933, el Partido lo traslada a La Habana, y comienza a trabajar directamente con Rubén Martínez Villena. Junto a Rubén, ya con el seudónimo de Blas Roca, está en el centro de la vorágine revolucionaria. En esos días Rubén aprecia las dotes revolucionarias del joven oriental, y no tiene dudas en que debe ser el nuevo secretario general del Partido . Bajo el liderazgo de Blas, en septiembre 1938, el Partido Comunista accede a la legalidad, aunque buena parte de sus cuadros ya trabajaban en la semiclandestinidad bajo el registro partidista de Unión Revolucionaria Comunista. Desde el Partido marxista el nombre de Blas Roca se inserta definitivamente en el acontecer político nacional.

El poeta Nicolás Guillén (1902-1989) quien en 1930 se había dado a conocer con un conjunto de poemas que agrupa bajo el sugestivo título de Motivos de son en la página «Ideales de una raza», del Diario de la Marina [35] , en la cual colaboraban varios intelectuales y activistas antirracistas, refuerza con su incorporación al Partido Comunista en 1937, la labor de la organización entre la intelectualidad negra y mulata. El proceso de radicalización de Guillén se puede seguir en su poesía renovadora, con Sóngoro cosongo (1931) y West Indies Ltd (1934) [36] . Guillen sería un incansable combatiente político y social. Fue uno de los paladines en la lucha por evitar que la oligarquía trasladara a nuestro país el modelo racista y segregacionista estadounidense. Cuando el abogado racista Ramiro Cabrera a principios de la década del cuarenta, planteó que la educación debía ser separada para blancos y negros, porque estudiar juntos perjudicaba a los primeros porque «los embrutecía», Guillén le salió al paso [37] . En esta lucha antirracista escribió su artículo Camino de Harlem [38] , donde criticaba el racismo en los Estados Unidos y sostenía que en Cuba teníamos que evitar esas aborrecibles prácticas de exclusión. [39] .

La Constitución de 1940

 

El programa del Partido aprobado en enero de 1939, actualizó el desarrollo que hasta el momento había tenido la concepción política del Partido, alrededor de la problemática racial y la lucha contra la discriminación. Preceptos similares fueron enunciados por el Partido Unión Revolucionaria -expresión legal de los comunistas-, dirigido por Juan Marinello. Ambas organizaciones se unificaron para presentar un programa y una candidatura únicos bajo el nombre de Unión Revolucionaria Comunista para la convocatoria a la Asamblea Constituyente de 1940 [40] .

El Programa para la constituyente de la Unión Revolucionaria Comunista de 1939, planteó la igualdad de derechos para todos los cubanos independientemente de raza, color o sexo. Fundamentaba la ilegalidad, y proponía que se penara, toda disposición o acto de autoridades o particulares tendentes a discriminar, oprimir o limitar los derechos a cualquier ciudadano. En consecuencia consideraba anti-constitucional toda costumbre, disposición o acto, que impidiera o menoscabara el derecho de pasear o transitar por lugares públicos, utilizar los servicios de cualquier establecimiento, de los centros de enseñanza, y desempeñar empleos en las diferentes ramas de la administración, el comercio y de la industria. Solicitaba que dentro de los primeros seis meses posteriores a la promulgación de la Constitución, el Congreso de la República votara una ley en la que se determinaran las penas correspondientes a los violadores de las disposiciones antirracistas [41] .

Cuando en abril de ese mismo año 1939, se creó el Comité Permanente contra la Discriminación Racial presidido por Fernando Ortiz, los comunistas apoyan su desempeño y participan en la directiva del Comité, con la presencia de Salvador García Agüero. Así mismo, con el apoyo de la filial oriental de la Federación de Sociedades Negras, donde la presencia de los comunistas era significativa, trabajaron para lograr que la Convención Nacional de la Federación de Sociedades Negras y otras asociaciones provinciales, adoptaran una posición de apoyo a la plataforma del Partido sobre la discriminación racial.

Los comunistas lograron que el electorado eligiera como delegados a la Asamblea Constituyente de 1940, a seis de sus más destacados líderes: Blas Roca Calderío, Juan Marinello, César Vilar (¿-1975) [42] , Romárico Cordero Garcés (1899-1969), Salvador García Agüero y Esperanza Sánchez Mastrapa. De ellos tres eran negros o mulatos conocidos por su alineación con la lucha antirracista: Salvador García Agüero; Esperanza Sánchez Mastrapa, y Blas Roca.

La conquista de los preceptos nacionalistas, democráticos y antidiscriminatorios de la Constitución de 1940, tendría un notable impacto en la lucha política e ideológica de las comunistas y demás fuerzas revolucionarias y democráticas. La Constitución en su artículo 20 proclamaba: Todos los cubanos son iguales ante la ley. La república no reconoce fueros ni privilegios. […] Toda discriminación debido al sexo, raza, color o clase, y cualquier otra que atente contra la dignidad humana, es declarada ilegal y punible [43] . Por primera vez, la discriminación racial fue considerada un delito. La Constitución no solo recogió ampliamente las demandas populares, preceptuó la necesidad de elaborar leyes complementarias para hacer cumplir lo estatuido, tema que en lo adelante centraría la lucha política en el país.

El incumplimiento de la Constitución de 1940

Ratificados los postulados antirracistas en la Constitución de 1940, el Partido planteó la necesidad de la aprobación de la ley contra la discriminación racial, objetivo que desde entonces inscribió en sus demandas. Fernando Ortiz sería el autor del texto jurídico a favor de que instrumentara una Ley de Educación y Sanciones contra la Discriminación Racial, que los representantes comunistas presentaron reiteradamente al órgano legislativo republicano en 1941, 1944 y 1948 [44] .

No existe en la historia republicana un documento político-partidista que exprese de manera más clara y definitiva el problema de la discriminación de población negra, y en consecuencia el programa antirracista de raíz martiana, que Los Fundamentos del Socialismo en Cuba, libro de la autoría de Blas Roca, publicado en 1943 [45] . En este texto por primera vez un partido político en el país, asume la crítica a la matanza de 1912 y la reivindica como parte de la historia del movimiento político popular. Debo decir también que hasta donde conozco, un documento de este tipo no aparece en la literatura política de la época en los partidos comunistas de América Latina y Estados Unidos [46] .

El Partido protagonizó la mayor promoción de liderazgos negros y mulatos de la historia política republicana: Además de la impronta fundacional y el impacto internacional de la figura y el pensamiento de Julio Antonio Mella, Blas Roca se convirtió en un importante líder del movimiento comunista internacional, miembro de Comité Ejecutivo de la organización. Lázaro Peña González lo fue en el ámbito del movimiento obrero latinoamericano, fundador de la Confederación de Trabajadores de América Latina (CTAL), en 1938 y la Federación Sindical Mundial (FSM) en 1945. Nicolás Guillén alcanza renombre mundial como poeta e intelectual comprometido con la lucha antifascista y antimperialista, y participa de las labores del Consejo Mundial por la Paz.

En la disputa partidaria y electoral dentro de un sistema político burgués, pensado y organizado para defender al hegemonía política e ideológica burguesa, el Partido logró imponer varias de sus candidaturas, y entre estas la de sus más destacados dirigentes negros y mulatos. Blas Roca sería constituyente en 1940 y representante a la Cámara en 1948; Salvador García Agüero y Esperanza Sánchez Mastrapa constituyentes en 1940, y la última representante en 1948; Lázaro Peña González , representante en 1950; Jesús Menéndez Larrondo , representante a la Cámara desde 1940 hasta su asesinato en 1947; y Carlos Rafael Rodríguez Rodríguez (1913-1997) ensayista y economista, ministro sin cartera en 1944; y muchos más, que se presentaron a la contienda electoral y aunque no logaron vencer la maquinaria electoralista de la politiquería tradicional, proyectaron las demandas de las masas explotadas y fueron en buena medida, expresión de la inteligencia y el patriotismo del pueblo del que habían surgido.

Los liderazgos de comunistas negros y mulatos, fueron acompañados con plenitud de confraternidad revolucionaria, por notables dirigentes e intelectuales blancos, comunistas, socialistas y nacionalistas: Rubén Martínez Villena, Juan Marinello Vidaurreta, Pablo de la Torriente Brau ( 1901-1936) , Fernando Ortiz Fernández (1881-1969) , Emilio Roig de Leuchsenring (1889- 1964) , José Antonio Portuondo Valdor (1911-1996) , Alejo Carpentier y Valmont (1904-1980), Julio Le Riverend Brusone ( 1912 -1998) , Gaspar Jorge García Galló (1906-1992) , Mirta Aguirre Carreras (1912-1980) y muchos más.

La llegada del macartismo y la implementación de la ofensiva anticomunista orientada por Washington, como expresión al interior de los Estados Unidos y de la región latinoamericana de la política de Guerra Fría, colocaría al Partido bajo un fuerte hostigamiento, y el pueblo negro tuvo a sus más importantes aliados políticos sometidos a constante persecución . La expulsión mafiosa de los comunistas de la CTC (1947), el asesinato de Jesús Menéndez (1947) y Aracelio Iglesias (1948) y de otros líderes y activistas comunistas, el debilitamiento del movimiento obrero y la proscripción del Partido Comunista después del Golpe de Estado (1952) alentado por las directivas del imperio; constituyen acontecimientos que retrotraen el conjunto de conquistas arrebatadas a la democracia burguesa neocolonial, por las fuerzas populares y revolucionarias. Con la Constitución de 1940 violada y en ejercicio dictatorial de gobierno, la lucha por los derechos de la población negra y la igualdad racial, ratificaban su pertenencia genética al conjunto de males de raíz estructural que debía resolver en su conjunto el movimiento emancipador cubano.

Verdad e historiografía

En la república neocolonial, los comunistas fueron de hecho la fuerza política que de forma más sistemática enarboló el tema de los derechos de las cubanas y cubanos de piel negra y la lucha contra la discriminación racial. No fueron los únicos dentro de la izquierda revolucionaria que defendieron los derechos del pueblo negro, se manifestaron contra el racismo, y la discriminación racial, pero su permanencia como fuerza política a lo largo de las tres últimas décadas de la república neocolonial, les convirtieron además, en los antagonistas por excelencia frente a las más importantes figuras de la política y la ideología burguesa, a los conservadores y reformistas, en el enfrentamiento a sus operaciones de demagogia y oportunismo, con el objetivo de manipular las necesidades e injusticias que afectaban a la población negra y mulata.

Con la universalidad que Martí asume Cuba, en tanto asunto principal de todas sus intelecciones, nos enseñó a considerar siempre como un factor principal, la especificidad netamente cubana. La historia de las cubanas y cubanos negros y las luchas contra la discriminación racial en Cuba, marcan en cuanto al curso general de la lucha emancipatoria en la región, diferencias respecto a Norteamérica, al Caribe de tradición hispana, anglófona o francófona, y a países como Brasil. Es el caso de que la izquierda comunista cubana a diferencia de sus camaradas de la región, fueron capaces de sostener una atención sistemática y priorizada al tema racial, lo que los llevó a sobreponerse a la aplicación esquemática de la línea de la Internacional Comunista, y a mantener un sostenido trabajo de atención y lucha política.



* Ponencia presentada en el Congreso Provincial de Historia de La Habana, 18 de enero del 2014 .

[1] Los conceptos de raza y racialidad son ineludibles en la comprensión de Cuba y América, expresan una realidad histórica, sociológica, etnológica-cultural e ideológica para la que no existen otras categorías.

[2] Ver: Además de la obra de Angelina Rojas Blaquier (Primer Partido Comunista de Cuba, Editorial Oriente, La Habana, 2005 y siguientes,): Caridad Massón Sena: Los partidos políticos y el problema racial en Cuba, Calibán, No. III, abril-mayo-junio, 2009; www.revista caliban .cu/articulo.php?article_id=31&numero=3; Alejandro de la Fuente: Una nación para todos. Raza, desigualdad y política en Cuba 1900-2000, Editorial Colibrí, Madrid, 2000; Tomás Fernández Robaina: «La cuestión racial en la Constitución de 1940 sesenta años después», en Ana Suárez Díaz (Coord.): Retrospección crítica de la Asamblea Constituyente de 1940, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2011; Daysi Rubiera Castillo: «Quebrar silencios y exclusiones», en Elizabeth Mirabal (Comp.); La intimidad de la Historia, Ediciones ICAIC, La Habana, 2013.

[3] Asumo el concepto afrocubano para referirme al complejo etno-cultural, que tiene como centro a la población cubana negra y sus mestizajes (mulata decimos en el país). La asunción de lo afrocubano no necesariamente pasa por el color o la demografía, es ante todo una toma de conciencia de sí (de la africanía) y para sí (de la cubanidad de esa africanía). El afrocubano y la afrocubana asumen con propiedad y orgullo, la legitimidad del rico patrimonio de la africanía y lo recrean como tributo sustancial e indisoluble de la cultura nacional.

[4] Utilizó convencionalmente los términos negro y blanco para referirme las diferencias de color de la piel entre cubanas y cubanos negros y mulatos con el resto de la población «blanca» eminentemente mestiza de nuestro país.

[5] Ver: Diego Vicente Tejera: Manifiesto del Partido Socialista Cubano. En: Instituto de Historia del Movimiento Comunista y la Revolución Socialista de Cuba: El movimiento obrero cubano. Documentos y artículos . Tomo I, Editorial de Ciencias Sociales, Ciudad de La Habana, 1975, p.162-168

[6] El 31 de enero de 1904 se fundó el Partido Obrero de Cuba. El Programa Mínimo de este Partido fue sometido a crítica por Baliño y el Club de Propaganda Socialista, debido a que éste era una copia del programa reformista de la II Internacional. Con la rectificación de su programa, cambió su nombre por el de Partido Obrero Socialista (POS) en 1905, incorporándose a él los miembros del Club de Propaganda Socialista con Baliño al frente.

[7] Ver: Carlos Baliño: Documentos y artículos, Editado por el DOR del CCPCC, La Habana, 1976, p. 87.

[8] Convocatoria y Actas del Congreso constituyente del Partido Comunista de Cuba, los días 16 y 17 de agosto de 1925. En: Instituto de Historia del Movimiento Comunista y de la Revolución Socialista de Cuba: Mella. Documentos y Artículos, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1975, p 613-645.

[9] El Partido se funda bajo el programa de las 21 condiciones de la Internacional Comunista, que previamente había asumido la Agrupación Comunista de La Habana en 1923. Ver: Instituto de Historia del Movimiento Comunista y de la Revolución Socialista de Cuba: Carlos Baliño. Documento y artículos. Documento y artículos. Editado por el DOR del CCPCC, La Habana, 1976 . pp. 246-252.

[10] Fue decisiva la participación en el Congreso del mexicano Enrique Flores Magoón, representante del Partido de su país y de la Internacional Comunista. Ver: Manuel, Caballero: La Internacional Comunista y la Revolución Latinoamericana, 1919-1933″. Ed. Nueva Sociedad, Caracas, 1987.

[11] «Conclusiones del Segundo Congreso Obrero Nacional». En: Hortensia Pichardo: Documentos para la Historia de Cuba , Tomo III, La Habana, Editorial de Ciencia Sociales, 1973, p 248-252.

[12] Ver: Nelio Contreras: Julio Antonio Mella. El Joven Precursor, La Habana, Editora Política, 1987.

[13] Contrariamente al testimonio unánime de sus contemporáneos y a la propia genealogía del joven líder, se ha afirmado por la autora alemana Christine Hatzky, sobre la base de los documentos » blanqueados» del acta de nacimiento y el pasaporte de Mella, que su mestizaje fue una invención elaborada después de 1959, con fines de demagogia política. Ver: Christine Hatzky: Julio Antonio Mella. Una biografía, Editorial Oriente, Santiago de Cuba, 2008, p 212-213.

[14] Julio Antonio Mella: «Los cazadores de negros resucitan en Santa Clara», Ob. cit., p 165 y ss.

[15] Ident. Ant.

[16] Ident. Ant.

[17] En 1929 fue asesinado en México por órdenes expresas del dictador Gerardo Machado.

[18] » Ernesto Robles: Julio Antonio Mella. Declaraciones, El Sol, México, 20-06-28.

[19] El Programa de la ANERC fue publicado en su órgano de prensa Cuba Libre «para los trabajadores», creado por Mella. Ver: Ob. cit., p. 415.

[20] Adys Cupull y Froilán González: Julio Antonio Mella. Biografía, Casa Editora Abril, La Habana, 2010, p 150; Susan D. Pennybacker: From Scottsboro to Munich: Race and Political Culture in 1930s Britain, Princeton University Press, p 298. Ver también ; Roger Nash Baldwin: Liberty Under the Soviets, Vanguard Press, New York, 1928; Robert C. Cottrell: Roger Nash Baldwin and the American Civil Liberties Union, Columbia University Press, New York, 2001.

[21] «Programa de reivindicaciones de la CNOC 1929». En: Instituto de Historia del Movimiento Comunista y la Revolución Socialista de Cuba : El movimiento obrero cubano. Documentos y artículos . Tomo II, Editorial de Ciencias Sociales, Ciudad de La Habana, 1975, p 122.

[22] La participación de Junco en los debates de la Conferencia fue notable. Ver: Internacional Comunista: El movimiento revolucionario latinoamericano. Versiones de la primera conferencia comunista latinoamericana, Editado por la Revista «La Correspondencia Sudamericana», Buenos Aires, junio de1929.

[23] En septiembre de 1932 Junco es expulsado del Partido . En vínculo con el trotskismo fundó el Partido Bolchevique Leninista de Cuba. Se une a Joven Cuba. Muere asesinado en Sancti Spiritus en mayo de 1942. Ver: Angelina Rojas Blaquier: Ob. cit, tomo I, p 147-149.

[24] Plataforma electoral PCC», 1932. En: Instituto de Historia del Movimiento Comunista y la Revolución Socialista de Cuba: El Movimiento Obrero Cubano. Documentos y artículos . Tomo II, Ob. cit., p 290.

[25] Juan Marinello Vidaurreta: Notas sobre la cuestión negra, Repertorio Americano, San José, Vol. XXV, No. 22, 10 de diciembre de 1932, p 341.

[26] Rubén Martínez Villena: «Las contradicciones internas del imperialismo yanqui y el alza del movimiento revolucionario», Mundo obrero, mayo de 1933: En:». En: Hortensia Pichardo: Documentos para la Historia de Cuba , Tomo III, La Habana, Editorial de Ciencia Sociales, 1980, p 543-553.

[27] Zona comprendida entre Santiago de Cuba, Guantánamo y Songo. Ver: Caridad Masson Sena: «El II Congreso del primer partido marxista leninista en Cuba», Revista de la Biblioteca Nacional José Martí , Año 80, 3ra época, Volumen XXXI, No 1, enero-abril de 1989 ;»Comunismo y nacionalismo: Una relación conflictiva durante la Revolución de 1930″, en Caridad Masson Sena: Comunismo, socialismo y nacionalismo en Cuba (1920-1958), Instituto Cubano de Investigación Cultural Juan Marinello, La Habana, 2013, p 125.

[28] Ver: «Abajo la intervención imperialista del sanguinario Welles y las serviles maniobras de sus lacayos nativos, publicado en El Trabajador, julio de 1933». En Olivia Miranda: Rubén Martínez Villena: Ideario Político, 2003, p. 390-401 (Inédito).

[29] Fabio Grobart: Trabajos Escogidos , Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1985, p 87.

[30] Ver: Pedro Alexander Cubas Hernández: «Club Atenas, 1919: entre la sorpresa y el espanto», en María del Pilar Díaz Castañón: Perfiles de la nación II, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2006, p 1-34; Robin Moore: Música y mestizaje: Revolución artística y cambio social en La Habana. 1920-1940, Ediciones Colibrí, Madrid, 2002 ; Aline Helg: Lo que nos corresponde: la lucha de los negros y mulatos por la igualdad en Cuba, 1866-1912, Imagen Contemporánea, La Habana, 2000, p 146-148 .

[31] Datos tomados de: Informe de los delegados al pleno del CC el 2 de septiembre de 1933, hechos por el compañero responsable del Dpto. de Organización, Archivo del Instituto de Historia de Cuba, La Habana, Fondo IC, Caja 1, Doc. 46.

[32] Estadística de los miembros del Partido que asistieron al IV Congreso de Unidad Sindical del 12 al 16 de enero de 1934, Archivo del Instituto de Historia de Cuba, La Habana, Fondo IC, Caja III, Doc. 11.

[33] Ver: Daysi Rubiera Castillo: «Quebrar silencios y exclusiones», Ob. cit., p 238.

[34] Expulsada del Partido en 1950.

[35] Se trata de ocho poemas breves, con los cuales el son entra a la poesía como una forma rítmica, apoyada en la más auténtica visión de la gracia, color y la idiosincrasia del pueblo negro cubano que posee su autor. Los poemas refieren la explotación del negro cubano y la injusticia de la discriminación racial.

[36] Ver: Nicolás Guillén: Obra poética 1920-1958 (2 Vols). Con Prólogo de Ángel Augier. La Habana: Instituto Cubano del Libro, 1972.

[37] Tomás Fernández Robaina: El tratamiento del tema negro en el rap, La Jiribilla, La Habana, http://www.lajiribilla.cu/2002/nro67agosto2002.html

[38] Nicolás Guillén: El camino de Harlen, Diario de la Marina, La Habana, 21 de abril de 1929.

[39] Tomás Fernández Robaina: Ob. cit.

[40] Angelina Rojas Blaquier: Primer Partido Comunista de Cuba, Editorial Oriente, Santiago de Cuba, Tomo II, 2006, p 46

[41] Ver: «Bases para el Proyecto de Constitución. Unión Revolucionaria Comunista, 1939». En: Hortensia Pichardo: Documentos para la Historia de Cuba , Tomo IV. Segunda Parte, La Habana, Editorial de Ciencia Sociales, 1980, p 285-312.

[42] Expulsado del Partido en 1954.

[43] Artículo No. 10, No.74 y No. 102 de la Carta Magna. Ver: «Constitución de la República de Cuba, 1940». En: Hortensia Pichardo: Documentos para la Historia de Cuba , Tomo III, La Habana, Editorial de Ciencia Sociales, 1980, p 329-418.

[44] Estas luchas en el seno de la legislatura burguesa a favor de una Ley contra la discriminación racial fueron denunciadas de manera apasionada por Salvador García Agüero. Ver: Salvador García Agüero: «La discriminación, la ley y la trampa!», Fundamentos, La Habana, Año 10, No. 95, febrero de 1950m p 129-134.

[45] Blas Roca Calderío: Los Fundamentos del socialismo en Cuba; Editorial Páginas, La Habana, 1943.

[46] Felipe de J. Pérez Cruz: Los Fundamentos del socialismo en Cuba, el pequeño gran libro de la Revolución Cubana, Granma, La Habana, 18-9-2013, p 3.

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