Los cadáveres entregados por Israel llegaron a Gaza congelados, numerados, silentes.
Las familias palestinas esperaban que su llegada respondiera finalmente a las preguntas que habían estado haciéndose durante dos años sobre el destino de sus familiares desaparecidos.
Pero estas respuestas dieron lugar a nuevas preguntas, que dejaron a muchas familias en el limbo incluso después de haber podido finalmente enterrar a sus seres queridos: ¿qué había ocurrido con sus cuerpos?
Muchos de los restos entregados al Hospital Nasser de Jan Yunis eran difíciles de identificar: algunos tenían partes amputadas, otros presentaban largas incisiones suturadas.
Esto ha llevado a las familias a sospechar que se les extrajeron órganos vitales o partes del cuerpo mientras sus familiares estaban bajo custodia israelí.
Sin embargo, los médicos forenses de Gaza afirman que no pueden confirmar ni refutar estas afirmaciones, ya que el Ministerio de Sanidad carece del equipo necesario para realizar exámenes completos.
«Mi hermano Ahmed desapareció el primer día de la guerra», declaró Muhammed Ayesh Ramadan, residente en Deir al-Balah, en el centro de la Franja de Gaza, a Middle East Eye.
«No sabíamos nada de él, ni cómo había desaparecido, pero yo seguía diciendo que estaba desaparecido y seguía buscándolo, con la esperanza de encontrarlo».
Cuando los cadáveres fueron devueltos desde Israel como parte del «alto el fuego» firmado con Hamás en octubre, el Ministerio de Salud palestino mostró fotos de ellos en el Hospital Nasser para que las familias los inspeccionaran.
Ramadan buscó durante tres días sin éxito. Al cuarto día, finalmente encontró las pistas que había estado buscando.
«Lo identifiqué por su rostro con una certeza del 70%», recordó.
Cuando Ramadan inspeccionó más detenidamente el cadáver, también encontró marcas distintivas que reconoció en el torso y, finalmente, confirmó la identidad de su hermano de 37 años.
«El cadáver estaba quemado y tenía entre seis y siete balas en el cuerpo. Estaba extremadamente rígido y completamente congelado», explicó.
Ramadan observó que a su hermano le habían cortado uno de los dedos del pie. Sin embargo, los médicos forenses afirman que esto ha sucedido con casi todos los cadáveres que recibían, aparentemente debido a los exámenes de ADN realizados bajo custodia israelí.
«También había una incisión cosida que iba verticalmente desde el pecho hacia abajo; parecía que le habían abierto el cuerpo», añadió.
«Mi hermano nunca se había sometido a ninguna operación quirúrgica y nunca le habían dado puntos antes de la guerra. Incluso le pregunté a su esposa y ella me confirmó que nunca le habían dado puntos y que nunca le habían abierto el abdomen».
«Muchos siguen sin poder ser identificados»
Los médicos y los equipos forenses de Gaza no pueden determinar a menudo si faltan órganos debido a la falta de equipos y materiales esenciales.
Khalil Hamada, director general de medicina forense en Gaza, declaró a MEE que los cadáveres entregados por las autoridades israelíes sólo pueden ser examinados externamente, sin posibilidad de inspección interna.
«Los cadáveres llegan en condiciones de congelación tan extremas que a veces los dejamos uno o dos días hasta que el hielo se derrite y se pueden ver los detalles. Algunos cadáveres incluso llegan parcialmente descompuestos», afirmó.
«Manipular los cadáveres es extremadamente difícil. Lo que hacemos no es un examen forense completo, ya que carecemos de las capacidades necesarias. El proceso se limita a documentar los rasgos distintivos individuales para que las familias puedan identificar a sus seres queridos».
Hamada añadió que para realizar exámenes adecuados se necesitarían pruebas de ADN y tomografías computarizadas 4D, que no están disponibles en Gaza.
«Esto limita enormemente nuestra capacidad para realizar exámenes forenses precisos e identificar completamente los cadáveres. Seguimos sin poder identificar muchos de ellos y nos vemos obligados a enterrarlos sin nombre», afirmó.
Israel ha devuelto los cadáveres de 345 palestinos a Gaza. Hasta ahora sólo se han identificado 99.
El resto fueron enterrados en su mayoría en fosas comunes sin identificación.
Hamada también confirmó que las autoridades israelíes amputan ciertas partes del cuerpo, como los pulgares de las manos y los pies, antes de devolver los cadáveres.
«Pueden quitarles sólo la punta del dedo o la primera falange, pero a menudo extirpan todo el pulgar. En la mayoría de los casos, estos dedos se amputan con fines de ADN antes de que nos entreguen el cuerpo», explicó Hamada.
Manos y pies atados
En el proceso de entrega, Israel no proporciona nombres, informes forenses, informes sobre el estado o información sobre la causa de la muerte a las autoridades palestinas ni a las familias.
Después de la llegada de cada lote de cadáveres, el Ministerio de Salud invita a las familias al Hospital Nasser, donde se muestran en una gran pantalla las fotos de los restos, cada uno marcado con un número.
Las familias que reconocen a un familiar comunican el número antes de ver el cadáver en el depósito y organizar el entierro.
Dado que algunos familiares no pueden asistir y el período de visita es breve, el ministerio también mantiene una página en línea en la que se muestran imágenes de los cadáveres no identificados, con detalles como la fecha de recepción, el sexo y el número de cadáver.
Las fotos incluyen primeros planos de partes del cuerpo, como la mandíbula, el cráneo, los dedos de las manos y los pies, así como marcas distintivas que los familiares pueden reconocer, además de la ropa que llevaba la persona desaparecida.
Zeinab Ismail Shabat, de Beit Hanun, en el norte de la Franja de Gaza, estaba navegando por la página cuando identificó a su hermano desaparecido de 34 años, Mahmud Shabat.
«En cuanto vimos su pelo y sus ojos, sus rasgos faciales, lo reconocimos», explicó Shabbat a MEE.
«Al día siguiente, mi madre, mi padre, la mujer de mi hermano y mi tío fueron al Hospital Nasser y lo reconocieron».
La familia de Mahmud confirmó su identidad al hospital al reconocer una herida en la cabeza que había sufrido durante las protestas de la Gran Marcha del Retorno de 2018 contra el bloqueo israelí de Gaza.
«Tenía uno de sus dedos índices amputado. Le habían atado las manos a la espalda. También le habían atado las piernas, y las marcas de las ataduras metálicas le habían dejado marcas en los pies», explicó Shabat.
«Estaba claro que había sido martirizado mientras estaba inmovilizado. Le habían quitado toda la ropa. Tenía un disparo en el muslo y pequeños trozos de madera en el pecho».
Según la madre de Mahmud, su rostro parecía haber sido golpeado con tanta violencia que le fracturaron el cráneo, y su cuello presentaba marcas que sugerían que lo habían colgado.

Personal médico independiente de Gaza informa de que muchos de los cadáveres recibidos presentaban claros signos de tortura, huesos fracturados y, en algunos casos, tenían las manos y los pies atados y los ojos vendados.
Nagah Ismail al-Yabari, hermana y madre de dos palestinos desaparecidos cuyos cadáveres fueron entregados recientemente por Israel, dijo que pudo identificarlos principalmente por su ropa.
«Mi hermano, Fahd, tenía 35 años y fue martirizado al comienzo de la guerra. Estaba entre los que salieron a ver las secuelas del ataque del 7 de octubre y lo mataron», dijo a MEE.
«Lo reconocí por sus sandalias y su ropa. Algunos de sus rasgos y dientes no estaban muy descompuestos. Lo reconocí por las fotos, luego fui con mi hermano y sacaron el cuerpo del congelador para que pudiéramos identificarlo mejor».
Al igual que con casi todos los cuerpos recibidos, Yabari dijo que a su hermano le habían amputado el dedo índice izquierdo y el dedo gordo del pie izquierdo.
«También le faltaba un diente. Pero no había incisiones ni puntos de sutura en su cuerpo. Esto se debe principalmente a que mi hermano murió al instante, por lo que no creo que intentaran extraerle los órganos a alguien que ya estaba muerto», añadió.
«En cuanto a mi hijo, tenía 20 años. Lo identifiqué por su ropa y su ropa interior», recordó.
«Le faltaban dos dientes y tenía una herida en el muslo izquierdo. También tenía fragmentos de metralla en la espalda».
Maha Nazih Al-Hussaini es una periodista palestina, activista por los derechos humanos, directora de estrategias del Monitor Euromediterráneo de Derechos Humanos en Ginebra y miembro de la Red Marie Colvin de Mujeres Periodistas. Comenzó su carrera periodística cubriendo la campaña militar de Israel en la Franja de Gaza en julio de 2014.
Mohammed al-Hajjar es un fotógrafo y periodista palestino afincado en Gaza que trabaja en medios de comunicación desde 2007. Ha ganado varios premios de periodismo locales e internacionales.
Texto en inglés: Middle East Eye, traducido por Sinfo Fernández.


