Los días 20 y 21 de octubre gran cantidad de extremistas y de políticos de derecha israelíes se reunieron en la colonia de Be’eri, cerca de la frontera con Gaza, bajo la consigna “Gaza es nuestra, para siempre”. El grupo representaba a lo más granado de la derecha, extrema derecha y ultranacionalismo israelí, incluidos los ministros israelíes Itamar Ben-Gvir, May Golan y Bezalel Smotrich, y diez diputados del partido del primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, el Likud.
El evento, titulado “Preparativos para reasentar Gaza”, estaba organizado por uno de los movimientos de colonos más extremistas de Israel, Nachala, dirigido por la tristemente célebre Daniella Weiss. Se debe tener en cuenta lo siguiente para entender hasta qué punto es extremista esta colona de 79 años: el 27 de junio el gobierno canadiense, considerado uno de los más inquebrantables apoyos de Netanyahu y sus guerras, impuso sanciones a esta colona por “el papel que había desempeñado en facilitar […] que colonos extremistas israelíes cometieran actos de violencia contra personas palestinas civiles”. No obstante, esta rebosante de odio conferencia no era sino la culminación de un año de trabajo para argumentar por qué Israel debe hacer una limpieza étnica de personas palestinas en la Franja de Gaza y volver a establecer colonias ilegales.
Pero todo esto no empezó el 7 de octubre [de 2023]. En 2005 Israel decidió reubicar sus fuerzas fuera de este pequeño enclave marítimo. Aquello fue el inicio del férreo asedio israelí a la Franja, que llevó a múltiples guerras y, finalmente, a los acontecimientos del 7 de octubre de 2023 y al genocidio que está teniendo lugar ahora.
Aunque era bastante pequeña (8.500) la cantidad de colonos judíos que fueron evacuados de las 15 colonias ilegales que se desmantelaron entonces [en 2005], el sentimiento de traición que tenían los colonos provocó una profunda división en la sociedad israelí. Las caóticas escenas de colonos a los que se sacaba a la fuerza del bloque de colonias de Gush Katif en Gaza provocó una crisis nacional en Israel y se comparó a la evacuación por la fuerza de la colonia ilegal de Yamit en el Sinaí, que Israel desmanteló en abril de 1982 al estar estipulado en un acuerdo previo con Egipto. Pero ¿por qué se produjo esta crisis?
Israel es una sociedad de asentamiento colonial, que ha vinculado su expansión colonial a profecías y dictados religiosos, de modo que para la mayoría de esos colonos el hecho de ser obligados a abandonar Gaza debe de haber sido tanto una traición nacional como un acto sacrílego. Esa es la razón por la que volver a crear colonias en Gaza se convirtió para los colonos en un apremiante grito de guerra. En comparación con la limitada cuota de poder político que tuvieron durante el repliegue de 2005, los extremistas de hoy son quienes en la práctica toman las decisiones.
Mientras que el ejército sigue sin ser muy claro respecto a sus objetivos estratégicos en Gaza, los colonos siempre han sido conscientes de la naturaleza de su misión: la limpieza étnica de todos los habitantes palestinos de Gaza y volver a construir colonias. Así que rápidamente personas como Daniella Weiss y muchos de sus partidarios empezaron a llamar a la población israelí a unirse a la campaña de recolonización. “Inscribios, inscribios, pronto estaréis en Gaza”, dijo Daniella Weiss el pasado mes de marzo a sus partidarios cuando, según un reportaje de CNN, afirmó alborozada que ya se habían inscrito 500 familias.
Weiss y Nachala no actúan al margen de los objetivos generales de los principales políticos del país. Por ejemplo, el primer día de la guerra, el 7 de octubre de 2023, Netanyahu lo dejó muy claro: “A quienes residen en Gaza les digo: marchaos ahora, porque actuaremos de forma muy contundente por todas partes”.
Un informe de situación presentado el 17 de octubre por el Instituto Misgav de Seguridad Nacional y Estrategia Sionista israelí pedía la “reubicación y asentamiento definitivo de toda la población de Gaza”. Consideraba que la guerra era “una oportunidad rara y única de evacuar toda la Franja de Gaza” hacia el desierto del Sinaí. Posteriormente ese mismo mes se implicó el propio Ministerio de Inteligencia israelí con la publicación en el medio de comunicación israelí Calcalist de un documento que “recomendaba trasladar al Sinaí a las personas que residen en Gaza”. El 14 de noviembre el ministro de extrema derecha Smotrich habló de “migración voluntaria”. En diciembre la prensa afirmó que el propio Netanyahu había dicho a los miembros del Likud que el verdadero reto de Israel es encontrar “países que quieran acogerla”, en referencia a la población de Gaza.
Se empezaron a organizar conferencias para recabar apoyos en torno a la idea de limpiar étnicamente a la población palestina. La primera conferencia importante la organizó el pasado mes de diciembre una coalición de movimientos de colonos. “Tener una casa en la playa no es un sueño”, proclamaba un anuncio de la conferencia, en el que “la playa” se refería a la de Gaza. Hasta el yerno de Donald Trump, Jared Kushner, aprovechó la oportunidad y en marzo habló de la “muy valiosa […] propiedad frente al mar” de Gaza, que exigía que Israel expulsara a la población civil y “limpiara la Franja”.
El llamado Plan General, que está teniendo lugar en estos momentos y cuyo objetivo es exterminar y limpiar étnicamente a la población palestina del norte de Gaza, no es sino el componente militar de la idea de los colonos de que “Gaza es nuestra, para siempre”. Pero, si en el pasado Israel no pudo mantener sus colonias en la rebelde Franja en unas circunstancias que eran más favorables, ¿lo logrará ahora?
Los colonos saben muy bien el reto al que se enfrentan y por eso unen constantemente el hecho de que ellos colonicen Gaza con la limpieza étnica de quienes habitan en la Franja. No obstante, en última instancia el éxito o el fracaso de Israel estará determinado por esta máxima: mientras el pueblo palestino se defienda, Weiss y sus compañeros extremistas no estarán seguros en Gaza. De hecho, la población originaria de Gaza ha subsistido durante miles de años en este territorio histórico. Si el genocidio no les ha obligado a marcharse de su tierra, nada lo conseguirá.
Ramzy Baroud es periodista y director de The Palestine Chronicle. Es autor de cinco libros el último de los cuales es These Chains Will Be Broken: Palestinian Stories of Struggle and Defiance in Israeli Prisons (Clarity Press, Atlanta). El Dr. Baroud es investigador senior no residente en el Centro para el Islam y Asuntos Globales (CIGA, por sus siglas en inglés) de la Universidad Zaim de Estambul (IZU). Su página web es www.ramzybaroud.net
Texto original: https://www.counterpunch.org/2024/11/01/israels-extremists-have-a-plan-for-the-day-after-the-genocide/
Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y Rebelión como fuente de la traducción.