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Los Hermanos Musulmanes egipcios en la prueba de la revolución (2/3)

Fuentes: Renenaba.com

Traducido para Rebelión por Caty R.

III. El papel movilizador de Said Ramadán

Said Ramadán era el padre de Tariq Ramadán, el filósofo franco suizo blanco favorito de los dardos de la intelectualidad francesa.

Desde Amán, donde desempeñaba un puesto de diplomático, Said Ramadán, el sucesor de Hassan Al-Banna, organizó su contraataque. Con la ventaja de un salvoconducto jordano que facilitaba sus desplazamientos, emprendió su guerra de desgaste contra el régimen de Nasser, alentado bajo cuerda por los servicios occidentales. Después se selló una colaboración oficial en una reunión con el presidente estadounidense Dwight Eisenhower, en 1953, en el paroxismo de la Guerra Fría soviética-estadounidense.

La reunión entre Eisenhower y Ramadán se inscribía en el contexto de los esfuerzos del gobierno estadounidense para unir a los musulmanes contra el comunismo soviético. Entonces el Islam se consideraba un contrapeso del ateísmo soviético en el Tercer Mundo. Y Estados Unidos veía a los Hermanos Musulmanes como aliados potenciales contra Nasser y el establecimiento de regímenes comunistas o socialistas en Oriente Medio.

Aliada potencial de Estados Unidos y Arabia Saudí, la Hermandad se disolvió en 1954, inmediatamente después de la reunión de Said Ramadán con Dwight Eisenhower. 20.000 de sus miembros fueron encarcelados, entre ellos el actual número dos de al-Qaida, Aymane Al-Zawahiri. El propio padre de Tariq Ramadán, el académico egipcio-suizo, optaría finalmente por Suiza para llevar a cabo su campaña de movilización contra Nasser, con la ayuda de fondos saudíes.

El impulso político y financiero de los saudíes y estadounidenses proporcionó a la Hermandad los medios para establecer una estructura islamista justo a tiempo para acoger la oleada de inmigración musulmana en Europa en los años 70.

En 1961 Said Ramadán fundó, con el apoyo del futuro rey Faisal de Arabia, el centro islámico de Ginebra y asumió la dirección de un organismo islámico de Múnich: el Islmische Gemeinschaft in Deutscland, encargado de reciclar a los tránsfugas musulmanes del Ejército Rojo. Bajo su férula, sus partidarios desempeñaron un importante papel en la fundación, en 1962, de la Liga Islámica Mundial, la estructura paralela de base religiosa establecida por Arabia Saudí para contrarrestar la influencia de la diplomacia nasseriana.

La derrota de junio de 1967 y después la muerte de Nasser en 1970, favorecieron una nueva convergencia entre el poder egipcio y los Hermanos Musulmanes que favoreció el desplazamiento del centro estratégico del mundo árabe del Mediterráneo hacia las petromonarquías del Golfo y la utilización del arma del petróleo en apoyo de la guerra de octubre de 1973. Anuar El Sadat se apoyó en los hermanos Musulmanes para contrarrestar a la extrema izquierda e integrar la Sharia en las leyes egipcias. La luna de miel de cinco años se rompió en 1978 sobre el proceso de Camp David, primera escisión grave del movimiento. Los Hermanos Musulmanes renunciaron oficialmente a la violencia militar excepto en la lucha de Palestina. Pero las divergencias estratégicas condujeron a la constitución de nuevas estructuras rivales como Al-Gama’a Al-Islamiya, (grupo islámico) uno de cuyos miembros asesinó a Sadat en 1981.

Tres años después del asesinato de Sadat, en 1984, su sucesor Hosni Mubarak confiere un reconocimiento político a los Hermanos Musulmanes pero sin concederles el estatuto de partido. Soslayando el obstáculo, los Hermanos se introdujeron en el terreno político bajo la etiqueta de «independientes» y participaron en las manifestaciones por la reforma de la constitución y la abolición del estado de emergencia. Invirtiendo en el terreno social y financiero, acudieron en ayuda de las clases desfavorecidas.

La dimensión islámica de la protesta popular llegó a su apogeo durante el restablecimiento, bajo la presión de la calle, del crimen de apostasía por la justicia egipcia y la promulgación de un nuevo código restrictivo de la prensa egipcia.

El intento de atentado contra el presidente Hosni Mubarak en junio de 1995 -el vigésimo en 15 años- dio al presidente egipcio la ocasión de frenar a las organizaciones islamistas cuyo activismo, según él, amenazaba con gangrenar los principales mecanismos del Estado. Un mes después de ese intento, con ocasión de la Cumbre de la Organización de la Unidad Africana (OUA), El Cairo pasó a la ofensiva y llevó a cabo una guerra sin cuartel contra los líderes de las formaciones islamistas que reivindicaron la responsabilidad de ese acto.

Egipto pidió la extradición de 120 islamistas egipcios refugiados en Afganistán o en Europa occidental.

A partir del primer choque petrolero, y sobre todo de la guerra antisoviética de Afganistán en la década de 1980, los saudíes renuncian a la subcontratación para asumir directamente la gestión del Islam europeo, estableciendo sus propios centros y mezquitas financiados por la Liga Mundial a expensas, paradójicamente, de las estructuras de los hermanos Musulmanes.

De esta forma los Hermanos Musulmanes participaron en 1973 (el año del primer choque petrolero) en la fundación del Consejo Islámico de Europa, cuya culminación sería la fundación de la Unión de las Organizaciones Islámicas en Europa (UOIE) y la Unión de las Organizaciones Islámicas de Francia en 1973, en plena fase de ascenso de la tercera generación procedente de la inmigración árabe-musulmana.

Durante ese período los «combatientes de la libertad» establecieron la base de su retaguardia en Europa occidental, donde sesenta dirigentes islamistas tenían su residencia y quince de ellos se beneficiaban del estatuto de «refugiados políticos».

Al leer la lista de los distinguidos huéspedes europeos, la «guerra contra el terrorismo» parece ridícula, y pone de relieve la duplicidad de la diplomacia de Occidente tanto frente a la opinión occidental como frente al mundo árabe. Entre los famosos refugiados políticos figuraban:

– Aymane Al-Zawahiri, el número uno de al-Qaida tras la eliminación de Osama bin Laden el 2 de mayo de 2011. Entonces Al-Zawahiri vivía en Suiza con el título de jefe de las agrupaciones islamistas de Europa. Adherido en los años 80 a la formación «Al-Jihad» fue condenado a tres años de prisión por el asunto del asalto a la tribuna presidencial durante el asesinato del presidente egipcio Anuar el-Sadat en octubre de 1981. Cuando salió de la prisión pasó una temporada en Afganistán antes de viajar a Europa.

– Mohamad Chawki Al-Islambouli, hermano del asesino de Sadat, Khaled Al-Islambouli. Absuelto en el juicio del asesinato del jefe del Estado egipcio, se unió a las filas de los combatientes antiisraelíes al sur de Líbano antes de viajar a Peshawar. Residente en Kabul, Chawkat Al-Islambouli estuvo condenado por rebeldía en el proceso de los «egipcios-afganos».

– Talaat Fouad Kassem, portavoz de los movimientos islamistas en Europa, encargado de la coordinación de las actividades de los diversos responsables y de la transmisión de las consignas, de las instrucciones y de las subvenciones entre Europa y los militantes de base en Egipto. Condenado a 7 años de prisión en el momento del asesinato de Sadat, fue el primero que se unió a las filas de los combatientes islámicos afganos, donde se distinguió en los escuadrones de la muerte en las operaciones de guerrilla antisoviética. Antes, en Dinamarca, fue responsable de los grupos islamistas de Peshawar (Pakistán), punto de tránsito de los Muyaidines hacia Afganistán. Talaat Fouad Kassem tuvo que silenciar las actividades de su oficina de Copenhague tras el atentado contra Mubarak en 1995.

En esa época, antes de la sacudida del atentado que causó 50 muertos el 7 de julio de 2005 (día de la celebración de la cumbre del G-8 en su territorio, al día siguiente de la decisión del Comité Olímpico Internacional de concederle la organización de los Juegos Olímpicos de 2012), Londres era la capital mundial del Islam contestatario, puesto que contaba entre sus huéspedes con los principales opositores islamistas, como el tunecino Rachid Ghannouchi, el sudanés Mubarak Fadel Al-Mahdi, el paquistaní Attaf Hussein (líder del partido opositor Muhajir Qawmi Movement, MQM) así como el argelino Kamar Eddine Katbane (vicepresidente del comité del Front islamique du Salut, FIS).

En efecto, por todas partes se había puesto en marcha un proselitismo a favor del choque petrolero y de la guerra de Afganistán. Era la época en la que la Liga del Mundo Islámico emprendió el vuelo y Arabia Saudí, para quebrar la preeminencia egipcia en los asuntos árabes, propulsó el «Consejo de Cooperación del Golfo» (una especie de «sindicato de defensa de los intereses de los emires petroleros pro estadounidenses del Golfo», según la expresión vigente en la época de la oposición antimonárquica), una institución de la que excluyeron a Irán e Irak que sin embargo eran importantes países petroleros y por añadidura situados en la ribera del Canal. Si el «Consejo de Cooperación del Golfo» se convirtió en el instrumento de la diplomacia regional de Arabia, la Liga del Mundo Islámico sería el instrumento por excelencia del encuadramiento de las comunidades musulmanes de la diáspora.

Con sede en La Meca, dirigida estatutariamente por un saudí, con mucha influencia en la formación de los imanes y los predicadores, en la concesión de becas de estudios, en el desarrollo de los instrumentos de comunicación con vocación pedagógica (difusión de El Corán y documentos audiovisuales), La Liga también supervisaría la misión de su afiliado «Consejo Superior de las Mezquitas» cuya tarea exclusiva es la promoción de los lugares de culto en todo el mundo.

En Europa la Liga ha tenido representaciones en la mayoría de las metrópolis (Londres, Bruselas, Roma, Ginebra, Viena, Copenhague, Lisboa y Madrid). La penetración de las poblaciones musulmanas se hizo de forma estratégica por medio de la multiplicación de los centros culturales y religiosos y de instituciones especializadas. Arabia Saudí ha repartido sus principales instituciones entre las grandes capitales europeas con el deseo de implicar al mayor número de países de la Unión en su política de sensibilización islámica y de prevenir cualquier vacío institucional que beneficie a sus rivales. Si el Consejo Continental de las Mezquitas de Europa eligió como sede Bruselas, la Academia Europea de Jurisprudencia Islámica tiene su base en Londres.

Así, la existencia de la Liga del Mundo Islámico refleja el deseo permanente de los dirigentes wahabíes de asegurarse la supervisión de la gestión espiritual en el mundo musulmán.

Auténtica estructura diplomática paralela, la Liga Islámica es la precursora y la matriz de la Organización de la Conferencia Islámica, vasta reunión de una cincuentena de países que representan a cerca de mil millones de personas, convertida en uno de los foros más importantes del mundo no occidental. El lema de la época no eran el «peligro islamista» o el «choque de civilizaciones», sino la alianza contra el ateismo soviético sobre un fondo de reciclaje de petrodólares.

Para responder a la exigencia, en lo más álgido de la Yihad afgana, Arabia asignó una subvención anual de casi 750.000 dólares a la Universidad Islámica de Islamabad, dirigida entonces por un rector cuya lealtad le permitía supervisar la producción de la jurisprudencia islámica de una institución que constituye, con el Centro islámico de Lahore (Pakistán), una de las más fecundas fuentes de jurisprudencia del mundo musulmán, muy por delante de la Universidad egipcia de «Al-Azhar».

El reino incluso se dotó, en 1948, de una imprenta especial: «El complejo del Rey Fahd para la impresión del Libro Sagrado». Al editar anualmente ocho millones de ejemplares en las principales lenguas de la esfera musulmana (francés, inglés, árabe, español hausa, urdu y turco), alcanzó la categoría de proveedor principal del Libro Sagrado en el mundo.

En la década de 1980, en total, Arabia editó cincuenta y tres millones de ejemplares de El Corán y donó treinta y seis millones de ejemplares a los fieles de sesenta y ocho países con ocasión del Ramadán. Veintiséis millones de ejemplares se ofrecieron a los fieles de los países de Asia, cinco millones para África, un millón a Europa, otros tantos en Australia y en América y el resto a los peregrinos que iban a La Meca.

Arabia Saudí, que durante la década de 1980 dedicó casi mil millones de dólares (10.000 millones de francos franceses de la época) al mantenimiento de los lugares de culto, cuenta con 30.000 mezquitas, 90 universidades y facultades teológicas, récord mundial absoluto con respecto a la densidad de la población. Durante esa misma década, el rey Fahd procedió también a la ampliación del recinto sagrado de los Lugares Santos del Islam, duplicando su superficie y su capacidad de acogida a 730.000 fieles en La meca y 650.000 en La Medina, al mismo tiempo que redoblaba sus esfuerzos sobre la enseñanza religiosa con la ayuda de las dos grandes universidades islámicas del reino: la Universidad del Imán Mohamad Ben Saud de Riad, que se encargó de la formación de 23.000 estudiantes de cuarenta nacionalidades, y la Universidad Oum Al Qorah en La Meca (16.000 estudiantes de 47 nacionalidades) que se convirtieron en otros tantos celosos propagadores de la concepción saudí del Islam en la comunidad de los países musulmanes.

Continuará…

Primera parte: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=137789

Tercera parte: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=138566

Fuente: http://www.renenaba.com/egypteles-freres-musulmans-egyptiens-a-l%e2%80%99epreuve-de-la-revolution-2/