Traducido para Rebelión por J. M.
En nombre del miedo natural, claro y justificado, la mayoría de los israelíes se han convertido exactamente en aquéllo de lo que se apresuran a acusar a los terroristas palestinos.
La mayoría de los israelíes no saben lo que es la detención administrativa. ¿Por qué iban a saberlo? Este mecanismo legal terrible por el que sin necesidad de juicio se puede detener a las personas por tiempo indefinido -a veces durante años, en la práctica- no se utiliza contra ellos. Más bien se utiliza casi exclusivamente contra los palestinos que no son ciudadanos israelíes.
La mayoría de los israelíes no saben que el lunes la Knesset aprobó en lectura preliminar -antes de que pueda convertirse en ley el proyecto debe pasar a una segunda y tercera lecturas- una legislación que permitirá la alimentación forzada de los presos en huelga de hambre. El propósito del proyecto de ley tiene por objeto poner fin a las huelgas de hambre de los detenidos administrativos palestinos; muchos están encadenados a las camas de hospital poniendo en peligro sus vidas, ya que no se preocupan por la muerte.
La mayoría de los israelíes que conozco no consideran esto una mala cosa, porque la mayoría de los israelíes tienen un miedo mortal del terrorismo palestino, no menos del que tenían hace una década cuando las madres tenían miedo de enviar a sus hijos a la escuela en los autobuses y las familias tenían miedo de comer en los restaurantes por temor a la explosión de una bomba. Por lo tanto, la mayoría de los israelíes están de acuerdo en que todo debe hacerse para impedir el terrorismo, aun cuando en el camino se violen los derechos humanos de personas inocentes.
La mayoría de los israelíes no saben que en una democracia cualquier persona sospechosa de violar la ley tiene derecho a un juicio, incluso los peores delincuentes, los asesinos más viles, con mayor motivo las personas contra las que no hay evidencia clara ni sospechas concretas. La mayoría de los israelíes no saben que Israel, en su apresurado uso generalizado y regular de la detención administrativa en Cisjordania, que no tiene comparación con ninguna otra democracia en el mundo, está violando este principio básico de la democracia. No saben que la alimentación forzada es una terrible violación de la dignidad humana, lo que contraviene leyes fundamentales de Israel y los convenios internacionales. Los israelíes no saben que una supresión violenta de la protesta política viola la libertad de expresión, una de las pocas diferencias entre un gobierno que funciona para sus ciudadanos y un gobierno que somete a sus ciudadanos bajo el uso de la violencia institucionalizada.
La mayoría de los israelíes no saben que un gobierno que utiliza castigos antidemocráticos contra un grupo es susceptible de hacer lo mismo con otros grupos algún día, incluso los grupos con una tarjeta de identidad azul. Un país en el que la preservación de la democracia no es un valor supremo, sino más bien un lujo para algunos profesores de izquierda en el norte de Tel Aviv, no puede ser el hogar de una «nación desarrollada» o la capital de la renovación, algo que muchos israelíes creen que es Israel.
La mayoría de los israelíes no sabe, y no quiere saber, que en nombre del miedo natural, claro y justificado, se han convertido exactamente en lo que temen, exactamente en aquéllo de lo que se apresuran a acusar a los terroristas palestinos: bestias completamente desprovistas de compasión y del respeto a la vida humana que luchan por la supervivencia en la selva, sin capacidad de pensar más allá de su próxima comida.
No estoy seguro pero creo que la mayoría de los israelíes, en los márgenes de su conciencia, en realidad saben que destruir todo vestigio de humanidad no es la manera de resolver un conflicto, ni someter a la fuerza a un enemigo, sino solo un medio de asegurar un ciclo interminable de sangre y penurias. Es muy lógico negar esto. Pero aún así.
Los miembros de la Knesset Najman Shai, Adi Kol, Yifat Kariv, Mickey Levy, Aliza Lavie, Ronen Hoffman, David Tsur, Elazar Stern y Meir Shitrit (que casi fue elegido presidente y tenía el apoyo de la mayoría de los diputados árabes) se unieron a la pandilla de Habayit Hayehudi, junto con Yariv Levin y Robert Ilatov, y votaron el proyecto de ley que permite la alimentación forzada de los presos en huelga de hambre. La mayoría de los israelíes piensan que estos individuos son diputados centristas, ecuánimes y liberales. La mayoría de los israelíes están equivocados.
Fuente: http://www.haaretz.com/opinion/.premium-1.598239
rCR