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Sales y soles

Los malos aires

Fuentes: Gara

El aire libre, el aire fresco, tiene los azules contados. El cielo, hoy azul oscuro casi negro, no pinta nada bueno. «Las palabras cielo y ciego sólo se diferencian en una letra. Por eso sabemos que la ele es azul y la ge es negra», descubre en su «Veo, veo» el escritor Federico Fuertes Guzmán. […]

El aire libre, el aire fresco, tiene los azules contados. El cielo, hoy azul oscuro casi negro, no pinta nada bueno. «Las palabras cielo y ciego sólo se diferencian en una letra. Por eso sabemos que la ele es azul y la ge es negra», descubre en su «Veo, veo» el escritor Federico Fuertes Guzmán. De aquí a poco, cielo y ciego serán sinónimos. La ele negra. Y el cielo ciego.

«¡Mi fiesta es el cielo azul!», proclamó el poeta Miguel Hernández. Azul cielo, azul fiesta. Juan Antonio Samaranch, expresidente del Comité Olímpico Internacional, menosprecia los malos aires. «El cielo estará azul durante los Juegos», avanzó hace unos días contra toda evidencia. A un mes de las Olimpiadas, Pekín sigue intoxicada. El gobierno chino prometió las estrellas. De momento, 17.000 millones de dólares después, aún no brillan. Ahora, a finales de este mes, llegan las vacaciones olímpicas forzosas, parará toda la industria de la capital y las ciudades limítrofes, el tráfico automovilístico se reducirá a la mitad y sólo podrán circular las matrículas pares o impares… El gigante se detiene. El aire olímpico manda.

«La noche estaba como para cenar cielo», reconocía feliz hace unos años otro poeta, Ramón Irigoyen. Los cielos actuales indigestan. «La polución en el aire que respira el 53% de los españoles supera los límites recomendados por la Organización Mundial de la Salud», señalan desde Ecologistas en Acción en su informe «La calidad del aire en el Estado Español. Balance 2007». En Euskadi, dos de cada tres vascos respiran aire contaminado. Esos malos aires, su ingesta, provocan al año 16.000 muertes en todo el Estado y 370.000 en Europa. Unas tasas de mortandad «más de cuatro veces superiores a las producidas por los accidentes de tráfico». Los coches ocasionan cerca del 80% de la contaminación del aire de las ciudades.

Sólo pensamos en el aire cuando falta. Y así nos va. Según Ecologistas en Acción, en la Comunidad de Madrid, la que disfruta del aire más insano, «sólo por respirar los ciudadanos pierden entre tres meses y dos años de esperanza de vida». El gobierno debería reformular su Plan VIVE (Vehículo Innovador, Vehículo Ecológico). Este Plan, sus 1.200 millones de euros, retirará de las carreteras 240.000 vehículos con más de 15 años y los sustituirá por otros más «innovadores y ecológicos». El auténtico Plan VIVE está por llegar: a menos coche, más vida. Si no tienes coche, el Estado te garantiza, subvención incluida, más años de vida. Si posees un auto, por cada año que él viva, a ti te restan días.