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Entrevista a Richard Mateos, periodista detenido en Melilla por la guardia civil cuando informaba del “salto” de la valla por 200 migrantes

«Los negocios entre España y Marruecos se sitúan muy por encima de los derechos humanos»

Fuentes: Rebelión

El pasado 9 de julio, el periodista Richard Mateos fue detenido por la guardia civil en Melilla, mientras informaba de cómo intentaban ingresar en España, saltando las alambradas que rodean la ciudad africana, unas 200 personas. Este periodista, invidente, colabora desde el año 2010 en Radio Malva (emisora libre de Valencia) y forma parte de […]

El pasado 9 de julio, el periodista Richard Mateos fue detenido por la guardia civil en Melilla, mientras informaba de cómo intentaban ingresar en España, saltando las alambradas que rodean la ciudad africana, unas 200 personas. Este periodista, invidente, colabora desde el año 2010 en Radio Malva (emisora libre de Valencia) y forma parte de la Campaña por el cierre de los Centros de Internamiento para Extranjeros (CIE). Junto a él resultaron detenidos en Melilla el reportero de Periodismo Humano, Jesús Blasco, y un joven marroquí. Después de unas horas de reclusión en la Comandancia de la guardia civil en Melilla, fueron puestos en libertad. Según Richard Mateos, el estado español y el reino de Marruecos «anteponen los negocios y la represión de los movimientos migratorios, al respeto de los derechos humanos».

¿Qué ocurrió el pasado 9 de julio en la valla de Melilla?

Me hallaba en esa ciudad para documentar la vulneración de los derechos humanos que sufren las personas migrantes en la zona fronteriza. Melilla es un «punto caliente» y zona de paso para la migración al estado español. Recibo ese día un SMS de la ONG Prodein, en la que se me informa de que 200 personas han intentado saltar la triple alambrada que rodea Melilla. Entonces me desplazo al Centro de Estancia Temporal para Inmigrantes (CETI) en esta ciudad. Allí estaban los grandes medios y me encontré con Jesús Blasco, de Periodismo Humano. Estuvimos un buen rato en el CETI. Cundía el rumor de que se había expulsado a todos los inmigrantes que intentaron saltar la alambrada. Fuimos, entonces, a comprobarlo, pero la carretera de acceso estaba cortada por la guardia civil.

¿Qué sucedió a continuación?

El «salto» no había terminado. Decidimos desplazarnos con el automóvil campo a través (lo mismo hicieron otros medios de comunicación) para contar lo que estaba ocurriendo. En un momento dado nos quedamos con el coche atrancados; Jesús Blasco se bajó para buscar unas ramas con las que hacer de rampa, y así poder arrancar el vehículo. Le preguntamos también a un joven marroquí cómo salir del lugar. En ese momento aparece una pareja de la guardia civil. Nos preguntan qué hacemos allí tomando fotos. El compañero de Periodismo Humano responde que trabaja para la Consejeria de Medio Ambiente fotografiando especies endémicas y, por tanto, dispone de autorización. La pareja de la guardia civil no se lo cree y pregunta por radio. Les comunican que Jesús pertenece a Prodein (ONG que denuncia la vulneración de derechos humanos en la zona) y que está tomando fotos.

¿Cuál fue la reacción de los agentes?

Se ponen nerviosos, alzan la voz y le dicen a Jesús que van a requisarle el material. Mi compañero acepta mostrar las fotos pero se niega a entregarles la cámara porque, les dice, es su equipo de trabajo. La pareja de guardias civiles considera que esta actitud constituye resistencia a la autoridad y que, o les entrega el material o procederán a su detención. Además, le piden la documentación. Como no la llevaba encima, instan a mi compañero a que se baje del coche, lo cachean y registran el automóvil, donde encuentran más cámaras. Y nos llevan a la Comandancia de la guardia civil en Melilla, según afirman, a realizar una comprobación sobre el material.

¿Qué argumento se os dio?

Ninguno. Nos hallábamos a un kilómetro de la valla y en dirección contraria a la misma. En mi caso, me solicitaron el documento de identidad, que les mostré a continuación. También me cachearon y me preguntaron si llevaba alguna cámara de fotos. Pero si soy ciego…, les respondí. Llegó entonces otro coche patrulla. Nos quitan los teléfonos móviles y, como te decía, nos llevan forzados a la Comandancia de la guardia civil.

¿Cuánto tiempo permanecisteis retenidos?

Nos tuvieron recluidos en una habitación sin ofrecernos ningún argumento. Me pusieron en libertad a las tres horas; a Jesús Blasco, a las 5 horas. Además, a Jesús le han denunciado por resistencia a la autoridad e invasión de «zona de seguridad». En mi caso, he presentado una denuncia por «detención ilegal». Al chaval marroquí le tuvieron también tres horas en comandancia sin ningún motivo.

El 8 de julio sucedieron otros hechos, además del «salto» a la valla de Melilla

La guardia civil intentó reprimir el paso de la alambrada por parte de 200 personas migrantes. Pero ese día agentes de la guardia civil también entraron en el centro de menores «la Purísima» de Melilla, sospechando que allí se había refugiado una persona, y le propinaron una paliza a un chaval tutelado. Pero es que la semana anterior, tuvo lugar una macrorredada de la gendarmería, el ejército y paramilitares marroquíes (civiles armados con bastones y piedras) en el Gurugú, monte que pertenece a Marruecos y circunda Melilla. Quemaron un campamento de subsaharianos. Los inmigrantes se dispersaron por el monte y a continuación realizaron una protesta en la carretera.

¿Cuál fue la respuesta de Marruecos?

Pero la protesta se saldó con 20 heridos, ingresados en el hospital de Nador (ciudad marroquí), y parece ser que algunos desaparecidos. Todo ello como consecuencia de la carga de los paramilitares marroquíes. En este hospital pude ver a dos de los heridos: un chico nigeriano de 16 años con la pierna destrozada; y otro de Costa de Marfil, con la cara rota.

¿Aparecen estos hechos en los medios de comunicación convencionales? ¿Qué relato suelen hacer de los sucesos que denuncias?

Informan de vez en cuando. Como una crónica de «sucesos». El relato es habitualmente «tras el salto a la valla, tantos inmigrantes consiguen entrar…y con un resultado de tantos heridos». Se invisibiliza sistemáticamente el fondo del problema. Después de la última macrorredada, las organizaciones de derechos humanos que trabajan en Melilla preguntaron a la Delegación del Gobierno si tenían constancia de lo ocurrido. Respondió que Marruecos actuaba con celo y que el ejecutivo español se mantenía vigilante para garantizar el cumplimiento de los derechos humanos.

¿Se trasladan estas visiones finalmente a los medios?

En efecto. Es más, en los periódicos se habla de entradas violentas de inmigrantes, que portan supuestamente cuchillos y palos, por las alambradas. Y se dice que la guardia civil ha de responder (por cierto, recientemente se ha reforzado la presencia de la guardia civil en la zona). Otra idea recurrente es que las mafias utilizan frecuentemente esta zona de paso. Pero esto es falso. Precisamente las personas migrantes que pretenden franquear la valla no tienen recursos suficientes para pasar por las mafias.

¿Qué otra parte de la represión resulta invisibilizada en Melilla?

A gente que salió del hospital después de la cura de urgencias, tras las últimas redadas, se la llevaron al desierto. O a la zona de Usda, para su expulsión del territorio marroquí a través de la frontera con Argelia. Me refiero a gente herida y que abandona el hospital. Además, a la gente que la guardia civil captura tras haber franqueado la valla, se le expulsa «en caliente». Esto es algo totalmente ilegal. Se les entrega a la gendarmería marroquí, que a su vez les golpea y expulsa a la frontera con Argelia. Les rompen en algunos casos los brazos y las piernas. En Usda hay mucha gente con las extremidades rotas por las palizas del ejército y los paramilitares de Marruecos.

Por último, esta semana el monarca Juan Carlos I ha visitado Marruecos con un selecto grupo de ministros y empresarios. ¿Qué opinas de la fotografía?

Varias cosas. De entrada, que los negocios se sitúan muy por encima de los derechos humanos. Además, Ceuta y Melilla se utilizan para una especie de «guerra fría» hispano-marroquí, que es rotundamente falsa. En el fondo, existe una alianza en materia de intercambios comerciales y, por otra parte, para la represión de las personas migrantes que pretendan entrar en España. Esto les permite a los dos países ganar peso en el concierto internacional: España recibe dinero para reforzar la frontera sur de la Unión Europea y Marruecos se beneficia de las ayudas para la cooperación al desarrollo. Fíjate hasta donde llega la colaboración. Los helicópteros españoles sobrevuelan Melilla todas las noches; entran en el espacio aéreo marroquí e iluminan el monte Gurugú para que el ejército marroquí lo pueda controlar. Actualmente, según denuncian las ONG, se trata incluso de helicópteros de camuflaje y sin identificación.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.