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Los niños y niñas de Gaza que baten récords

Fuentes: The Electronic Intifada

Traducido del inglés* para Rebelión por Beatriz Morales Bastos

Verdaderamente los niños y niñas de Gaza rompen todos los récords. Sobrevivieron a la invasión israelí del invierno 2008-09 y cada día soportan con un estado de guerra durante el llamado alto el fuego. Se han arrastrado ensangrentados a través de los escombros de edificios bombardeados para cuidar a sus hermanos y ocuparse de sus consumidos padres, con frecuencia emergiendo de debajo de lo que quedaba de sus propias camas.

Más de la mitad de la población de Gaza son niños. Aunque ninguno de ellos votó a Hamás, son el objetivo designado de las operaciones militares de Israel y más generalmente del asedio impuesto a Gaza. Son niños y niñas fuertes, que se alzan contra multitud de enfermedades y obstáculos. Según un reciente informe de la Sociedad de Ayuda Médica Palestina, el 52% de los niños y niñas de Gaza están anémicos o tiene graves problemas de nutrición debido a la falta de fósforo, calcio y zinc en su alimentación. También es preocupante el índice de enfermedades respiratorias que padecen.

Los niños y niñas de Gaza padecen problemas psicológicos a consecuencia de sufrir los ataques y el asedio de Israel. Sus recuerdos de cuerpos descuartizados y de edificios ardiendo son traumas indelebles que hacen que estén ansiosos y deprimidos, sean insomnes o tengan incontinencia. Viven en espacios superpoblados en los que no hay zonas recreativas. En las mismas calles en las que juegan ahora recuerdan haber visto carne humana ardiendo o cuerpos descompuestos. Cada vez que se les da una hoja de papel en blanco evocan en sus dibujos misiles, destrucción y muerte.

Si el derecho a jugar es un lujo aquí, se les niega el derecho a una educación. Además de prohibir juguetes y medicinas, Israel también ha bloqueado la entrada de libros de texto escolares elementales. A diferencia de la mayoría de los niños israelíes, los niños de Gaza padecen hambre y pobreza. Los veo a diario empujando arados en los campos o hurgando en los cubos de basura en busca de material para reciclar. En el insoportable calor de este húmedo verano se sientan en lo alto de carros tirados por mulos abarrotados de ladrillos y bloques de piedra reciclados de los edificios bombardeados. O bien, se les puede encontrar en los cruces vendiendo chucherías, con una mirada como la de un hombre cansado, incapaces de soñar con patios verdes, campos de fútbol y camionetas que venden helados.

No están jugando al escondite cuando desaparecen bajo tierra en los túneles de Rafah; arriesgándose a morir enterrados vivos, son la fuerza de trabajo más viable económica y físicamente para hacer contrabando de artículos que de otra manera nunca estarían en las estanterías de las tiendas de Gaza.

Jasmine Whitbread, Directora General de Save the Children explicaba que «los niños y niñas de Gaza están hambrientos debido a las considerables dificultades que hay para que entre comida en la zona. Se están muriendo porque no pueden salir de Gaza y recibir la atención médica que necesitan tan urgentemente. Cientos de miles de niños y niñas están creciendo sin una educación adecuada porque los edificios escolares fueron gravemente dañados. Debido a las restricciones de acceso de material de construcción estos edificios ni siquiera se pueden reparar. Los niños y niñas están pagando el precio más alto del bloqueo».

Además de revelar estos datos olvidados, vale la pena destacar el hecho de que los niños y niñas de Gaza acaban de batir en siete días dos récord Guinness. El jueves 22 de julio en el espacio ocupado por lo que queda del aeropuerto de Gaza, destruido por las Fuerza Aérea Israelí en 2001, la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA) organizó un campamento de verano para más de 7.200 niños y niñas que estuvieron botando un balón de baloncesto simultáneamente durante cinco minutos. Unos días después, el 29 de julio, los niños y niñas de Gaza también registraron el récord de cometas volando a la vez.

En la playa de Beit Lahiya al norte de Gaza cerca de la frontera con Israel el cielo se adornó con miles de hexágonos multicolores, una vívida metáfora de la libertad que ansían los ciudadanos más jóvenes de Gaza. Más de siete mil niños y niñas volaron sus cometas, con lo que doblaron el récord oficial del año pasado.

Al final del día, John Ging, jefe de operaciones de la UNRWA en Gaza, afirmó que «batir dos rédords mundiales en sólo una semana es en sí mismo un hecho sorprendente. Es una demostración de lo que pueden hacer los niños y niñas de Gaza simplemente con que se les dé la oportunidad. Estos críos son exactamente como los demás del mundo, quieren vivir una vida normal, estar muy lejos de las adversidades con las que se ven obligados a enfrentarse día tras día». Ging concluyó: «Este día de celebración es una expresión de una petición de libertad por parte de los niños y niñas».

A diferencia de los balones de baloncesto utilizados en Rafah, la cometas voladas en Beit Lahiya no se habían producido industrialmente sino que estaban hechas a mano por los mismos niños y niñas que las lanzaron al cielo. Algunas estaban decoradas con colores brillantes, mientras que muchas de ellas lucían orgullosa los colores de la bandera palestina. Era como una grito de resistencia en forma visual, volando frente a las torres de vigilancia israelí situadas solamente a unos cientos de metros.

Después de que el vuelo de cometas quedara registrado como nuevo récord mundial Guinness apareció un barco de guerra israelí en el horizonte avanzando lentamente hacia la costa de Beit Lahiya. Fue un cruel recordatorio de que había terminado el recreo.

Vittorio Arrigoni es un periodista italiano que vive en la ciudad de Gaza.

* Este artículo fue traducido del italiano al inglés por Daniela Filippin.

Fuente: http://electronicintifada.net/v2/article11459.shtml