Traducido para Rebelión por LB
El ayuntamiento de Jerusalén se ha negado a enviar a un miembro de sus servicios veterinarios al barrio de Ras Hamis, situado en la parte norte de la ciudad, a recoger unos perros callejeros capturados por los vecinos del barrio.
Los funcionarios municipales israelíes dijeron a los vecinos del barrio árabe, situado en el lado palestino del muro de separación, que debían llevar los perros al puesto de control de Shuafat, donde serían recogidos por los servicios veterinarios municipales.
«Una manada de perros callejeros entró ayer en el barrio«, dijo Jamal Sanduka, uno de los vecinos. «Dos [de los perros] entraron en el patio de una casa y mataron a casi 20 patos. También persiguieron a los niños del barrio«, explicó.
Según Sanduka, varios vecinos lograron capturar y enjaular a dos perros, pero a pesar de sus reiteradas llamadas a la línea directa del ayuntamiento de Jerusalén el ayuntamiento se negó a enviar a sus trabajadores a Ras Hamis.
«Somos vecinos de Jerusalén. Pagamos todos los impuestos, pero desde que [los israelíes] nos han rodeado con un muro ya nadie está dispuesto a venir aquí. Aquí vivimos 40.000 personas y no recibimos ningún servicio, ni del ayuntamiento ni de la Autoridad Palestina. Hace unos días se incendió aquí una casa, y cuando llamamos al departamento de bomberos de Jerusalén Este nos dijeron que por razones de seguridad no pueden entrar en el barrio. Si los empleados municipales no están dispuestos a venir el ayuntamiento debe contratar a un contratista privado para que haga el trabajo, pero nadie está haciendo ni siquiera eso«, declaró Sanduka ayer.
El portavoz del ayuntamiento de Jerusalén, Gidi Shmerling, confirmó la noticia. «El barrio de Ras Hamis está al otro lado del muro de separación. Según las instrucciones de las autoridades de seguridad, no está permitido entrar en los barrios del otro lado del muro de separación excepto en compañía de fuerzas de seguridad«, respondió Shmerling.
«En este caso«, añadió, «dado que el demandante declaró que los perros estaban capturados y se encontraban en su poder, a fin de ahorrar el tiempo necesario para efectuar la coordinación con las fuerzas de seguridad -que podría llevar días- se le ofreció la posibilidad de llevar los perros al puesto de control para que el equipo veterinario los recogiera allí «.
Funcionarios municipales alegaron ayer que la última vez que un equipo de veterinarios entró en el barrio acompañado por fuerzas de seguridad tuvieron que retirarse tras un ataque «extremadamente violento» por parte de los vecinos.