Traducido para Rebelión por Carlos Sanchis
Dentro de pocos días, Israel evacuará sus asentamientos en la Franja de Gaza después de 38 años de ocupación una maniobra que los pescadores locales palestinos esperan que les permita también recuperar su parte del Mediterráneo.
Los pescadores palestinos de Gaza afirman jugarse la vida cada vez que salen a la mar, acusando a los guardacostas israelíes de abrir fuego sobre cualquier embarcación que se aleje demasiado de la costa.
«Aventurarse a más de seis millas náuticas nos puede costar la vida» dice Mohsen Abu Riyala, un pescador de 38 años de edad.
«Recibimos disparos de la marina israelí casi a diario. Algunas veces nos arrestan, confiscan nuestras embarcaciones o las hunden sin ninguna razón,» añade Au Riyala que empezó a pescar con su padre hace más de dos décadas.
Tras más de 19 horas en la mar regresa con una insignificante captura de sardinas y lisas.» Debemos trabajar veinticuatro horas al día para apenas sobrevivir» se queja, destacando lo que califica como hostigamiento de los guardacostas.
Abu Riyala dice que él y los tres mil pescadores que viven en la Franja de Gaza han sido dejados en la sombra en cuanto al impacto que la inminente retirada israelí tendrá en su medio de vida.
El 17 de Agosto, las fuerzas de seguridad israelíes deben comenzar a evacuar a los ocho mil judíos que viven en veintiún asentamientos en Gaza quienes no están dispuestos a dejar sus hogares.
Esto es parte del llamado plan de desconexión del Primer Ministro Ariel Sharon.
«Espero que la situación mejore y que nos permitan llegar a las aguas abundantes en pesca a unas 20 millas de la costa» dice Abu Riyala, cuyos tres hermanos también son pescadores que luchan por alimentar a sus familias.
Según el jefe del sindicato de pescadores de Gaza, Mohammed Zaqut, dos pescadores palestinos fueron muertos por disparos de las fuerzas israelíes y otros muchos fueron heridos por las fuerzas israelíes desde que empezó la Intifada en septiembre del 2000.
La marina israelí a menudo despliega un bloqueo en el área, prohibiendo a los pescadores palestinos alejarse en absoluto de la costa. La mayoría de las veces, se les permite como mucho alejarse a ocho millas de la costa pero Zagut dice que los acuerdos palestino-israelíes estipulaban una zona pesquera que se adentraba hasta las veinte millas.
Con los asentamientos ocupando el 40 por ciento de los 45 kilómetros ( 28 millas) dela costa de la Franja de Gaza, los pesqueros palestinos quedan confinados en unas pocas y restringidas áreas.
Cualquiera que se aventure a acercarse a las «aguas territoriales» del bloque de asentamientos de Gush Katif será inmediatamente echado a pique por las patrulleras israelíes.
Todo lo que de momento tiene los palestinos es un pequeño puerto en la ciudad del centro de la Franja de Gaza de Deir al-Balah que fue construido por la Autoridad Palestina en 1997.
Israel y la Autoridad Palestina acordaron en 1999 que sería construido un gran puerto para uso exclusivo de los palestinos.
La construcción comenzó en Julio del 200 pero fue detenida tres meses después cuando Israel bloqueó el suministro de material de construcción al mes de estallar la sangrienta Intifada.
La Autoridad Palestina se ha quejado de que Israel ha fracasado en facilitar información satisfactoria sobre el destino de algunos temas tales como el puerto o el aeropuerto, tras la retirada, los cuales son cruciales para la economía y la autonomía de Gaza.
Zaqut dice que la industria pesquera solo contribuye en un dos por ciento al PIB palestino, muy por debajo del diecisiete por ciento anterior al inicio de la Intifada.
«No queremos ver nunca más a los israelíes controlando el mar. Queremos ser capaces de pescar libremente,» dice Salah, un pescador de 34 años.
Los israelíes de la línea dura se oponen a la evacuación de los asentamientos argumentando que abandonar el control de la Franja de Gaza permitirá a los grupos de militantes palestinos reconstruir su capacidad militar.
A la edad de 82 años, Rajab al-Hessi es el decano de la comunidad pescadora. Madruga y desde muy temprano cada día de la semana supervisa el trabajo de sus empleados con su pipa pegada a los labios.
» Nunca había conocido tiempos tan difíciles» dice Hessi, que tiene tres grandes pesqueros y 15 pequeños. «Espero que los judíos dejen este lugar finalmente y nos devuelvan la mar.»