Traducido del inglés para Rebelión por J.M.
«Las llamas se están acercando rápidamente a Yarmuk (como) alguien que trata de arrastrar a los palestinos al fuego», informó el comentarista palestino, Rashad Abu Shawar (como cita el Jerusalem Post de Israel el 20 de julio).
Yarmuk es el mayor campo de refugiados palestinos en Siria. Sus habitantes representan casi una cuarta parte de toda la población de refugiados de Siria de casi 500.000 personas. A pesar de la persistencia de la memoria y la insistencia en su derecho al retorno a Palestina, en su conjunto la comunidad palestina en Siria es como cualquier otra comunidad.
Por supuesto, ‘cualquier otra’ no siempre es un término que se adapte a los refugiados palestinos en países árabes. Ghassan Kanafani, un renombrado novelista palestino, escribió una vez: «¡Oh, palestinos, estén advertidos de la muerte natural». Explicaba con orgullo cómo su pueblo está preparado para todas las posibilidades. El propio Kanafani fue asesinado, junto con su sobrina, en un atentado con coche bomba orquestado por el Mossad israelí en Beirut en julio de 1972.
Los refugiados palestinos en Siria tampoco pueden esperar existir fuera de un paradigma de peligro e incertidumbre. Sus hermanos en el Líbano aprendieron la misma lección hace ya varios años. En Kuwait, los palestinos también fueron víctimas a gran escala en 1991, junto con otras comunidades acusadas de ser simpatizantes de Saddam Hussein. Fiel a su estilo, la pequeña comunidad palestina en Iraq también recibió su parte de malos tratos tras la invasión de EE.UU. en 2003.
Esto no quiere decir que la comunidad palestina haya sido la única que sufre en tiempos de guerra. Pero, debido a su falta de opciones el estado de los refugiados palestinos a menudo es el más peligroso y desesperado. Son apátridas. La mayoría de los países árabes les concede intencionalmente un estatus legal precario bajo diversas formas con el fin de mantenerlos contenidos y fácilmente controlables. El problema se complica, sin embargo, por las guerras que obligan al éxodo en masa. Los refugiados apátridas están siempre atrapados, lo que hace que sean vulnerables al sufrimiento perpetuo y al abuso.
Antes de 2003 una pequeña comunidad de 35.000 palestinos residía en Iraq. Raramente se les asociaba con controversias políticas. Cuando los EE.UU. lo invadieron, sin embargo, se convirtieron en un blanco fácil para varias milicias, las fuerzas estadounidenses y las bandas criminales. Muchos fueron asesinados. Otros corrían en vano en círculos en busca de refugio en otras partes de Iraq y miles de ellos se vieron atrapados en los campos de refugiados en la frontera de Jordania y Siria. Esto puso de relieve que el problema de los refugiados palestinos era tan real y urgente como nunca. La difícil situación de los palestinos también deshonra a los árabes, que nunca dejaron de declarar guerras verbales contra Israel, aunque tampoco acogieron a los refugiados que huían. Incluso las facciones palestinas, ocupadas con su propia lucha interna, ofrecieron sólo inocuas declaraciones de apoyo.
La situación en Siria promete ser aún peor. Históricamente ha habido hostilidad entre Siria y algunas facciones palestinas, incluyendo al Fatah, el partido que domina la OLP y también la Autoridad Palestina de Ramala (PA). Mientras que Damasco fue el anfitrión de varias facciones palestinas de izquierda durante años, Hamas no se estableció en Damasco hasta su ruptura con Jordania.
En los últimos meses Hamas desocupó en silencio sus oficinas de Damasco. Al movimiento islámico le resultaba imposible funcionar en una situación en la que se le ha presionado con firmeza para que tome partido. Su intento de llegar a un aceptable terreno medio -el apoyo al pueblo sirio, aunque alerta contra los intentos extranjeros para debilitar a Siria- cayó en saco roto. Algunos gobiernos árabes insistieron en presionar a los altos cargos de Hamas para llegar a una decisión definitiva con respecto a un conflicto que poco les concierne y, finalmente, obligarles a irse de Siria.
El discurso político con respecto a Siria ha sido el más polarizado de todas las narraciones relacionadas con la llamada primavera árabe. Los palestinos se han visto atrapados en esa polarización. Al Jazeera ha hecho un flaco favor a los refugiados palestinos insistiendo en su contextualización como parte de la arenga a Siria. La cadena de televisión sabe bien lo que les sucede a los huérfanos y vulnerables palestinos sin Estado cuando los conflictos terminan. Los reporteros habían hecho un buen trabajo documentando la humillación sufrida por los palestinos en Iraq. Aunque fuera por razones puramente humanitarias, los medios de comunicación árabes deberían tratar de neutralizar la presencia palestina en el conflicto sirio.
Ya se está tomando a los palestinos como objetivo. Desde que comenzó el conflicto se ha informado de trescientos palestinos muertos. La Autoridad Palestina afirma estar en contacto con las autoridades sirias para que garantice la seguridad de la población de refugiados. Se ha informado de que muchos de los asesinatos han sido en Yarmuk. Los medios de comunicación árabes que se oponen al gobierno de Bashar Assad de Siria están culpando a las fuerzas sirias de seguridad de los ataques a los palestinos. Sin embargo, otros medios de comunicación están contando una historia diferente.
«En el peor incidente, 16 miembros del Ejército de Liberación de Palestina, que está respaldado por las autoridades sirias, fueron asesinados después de que hombres armados detuvieran el autobús en el que viajaban y los secuestraron», informó Khaled Abu Toumeh en el Jerusalem Post el 20 de julio». Los cuerpos de los palestinos, que habían sido degollados, fueron descubiertos más tarde en un campo abierto en las afueras de Damasco».
En una declaración emitida el 16 de julio por el comando libre de Siria y citado por la AFP, los denominó «líderes palestinos favorables el régimen en territorio sirio… blancos legítimos». Teniendo en cuenta que la cooperación entre las diversas facciones de la OLP y de Siria se remonta a varias décadas atrás, la manera de definir el asesinato se asemeja a una cuota de muerte de numerosos palestinos en Siria. Por una vez, el Ejército de Liberación de Palestina desempeñó un papel más o menos simbólico. Apenas se involucró en ninguna acción militar, ya sea dentro o fuera de Siria. La matanza atroz de estos hombres indica un intento decidido a castigar a palestinos inocentes.
Los refugiados palestinos también podrían encontrarse huyendo nuevamente dado lo peligrosa que es la situación. Las facciones palestinas deben dejar sus intereses personales de lado y unirse, aunque sea temporalmente, para proteger a los refugiados palestinos en Siria. La agencia de refugiados de la ONU, el ACNUR, cuyo objetivo principal es «salvaguardar los derechos y el bienestar de los refugiados», deben actuar ahora para garantizar la seguridad de los refugiados palestinos en cualquier sombrío escenario futuro. La Liga Árabe, que ha hecho poco para proteger a los refugiados palestinos en los últimos conflictos regionales, debe actuar en esta ocasión para redimir los errores del pasado.
No hay nada peor que ser un refugiado que huye, a excepción de ser un refugiado que huye una y otra vez, con un estatus legal permanente de apátrida y sin ningún país en el que refugiarse. En cuanto a los medios de comunicación árabes, deben saber muy bien que su insistencia en representar a los palestinos como parte interesada en el derramamiento de sangre en Siria equivale a situarlos, cuando menos, en un desastre mayor.
Ramzy Baroud es editor de PalestineChronicle.com. Es autor de The Second Palestinian Intifada: Crónica de la lucha de un pueblo y de My Father Was a Freedom Fighter: Gaza’s Untold Story» (Pluto Press, London).
Fuente: http://www.counterpunch.org/2012/07/26/palestinian-refugees-in-syria/
rBMB