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Epidemias, amputaciones, inanición

Los supervivientes de los bombardeos israelíes se enfrentan a una nueva catástrofe

Fuentes: Voces del Mundo [Foto: Un niño camina por un charco de aguas residuales en el norte de Gaza (Omar AL-QATTAA / AFP vía Getty Images)]

Mientras el norte de la Franja de Gaza se ve sometido a una nueva campaña de masacres e inanición forzada, los médicos que trabajan en otros lugares de Gaza afirman que una amenaza más silenciosa se está extendiendo por el territorio: las enfermedades crónicas y las infecciones.

Un año después de iniciado el conflicto, los ataques contra la población civil del territorio han seguido intensificándose, incluidos los bombardeos de hospitales y escuelas en el norte, que han causado un escandaloso número de víctimas civiles. Mientras que las clínicas del norte se han visto desbordadas por las lesiones traumáticas provocadas por los bombardeos aéreos y otros ataques, en las instalaciones médicas de otras partes de la Franja que no son actualmente objeto de esta campaña se ha producido un descenso relativo de este tipo de lesiones, según han declarado médicos de Gaza a Drop Site News.

En medio de esta pausa en los casos de traumatismos en otras partes de la Franja, las autoridades médicas están percibiendo claramente el impacto de la enfermedad y la desnutrición en la población palestina, a medida que los pacientes se desesperan por acceder a la escasa infraestructura sanitaria que aún funciona en el territorio.

«Nos enfrentamos a las consecuencias sanitarias de una población entera que no ha tenido acceso a tratamiento médico regular durante más de un año, y en la que cientos de miles de personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares para vivir hacinadas en tiendas de campaña, sin saneamiento ni acceso a agua potable», declaró Nabil Rana, cirujano vascular de Carolina del Norte que se encuentra actualmente en una misión médica voluntaria en el Hospital Nasser de la ciudad de Jan Yunis, en el sur de Gaza. «Estamos viendo llegar a un gran número de personas con graves complicaciones derivadas de enfermedades e infecciones fácilmente tratables. Está llegando un punto en que resulta abrumador».

La guerra ha sido testigo de ataques directos no sólo contra instalaciones médicas, sino también contra bombas de desagüe, plantas de tratamiento de aguas residuales y pozos, lo que ha convertido el agua potable en un bien escaso para los habitantes de Gaza. En julio, aparecieron imágenes de vídeo de soldados israelíes demoliendo una instalación de bombeo de agua en la ciudad de Rafah, uno de los muchos ataques documentados e intencionados contra infraestructuras hídricas en el territorio.

Jalid Mortaga, ciudadano estadounidense de 22 años que permanece atrapado con su familia en Deir al-Balah, ciudad del centro de Gaza, dijo que él y los miembros de su familia han sufrido enfermedades crónicas de la piel, hepatitis y otras dolencias como consecuencia de verse obligados a utilizar agua contaminada.

«El 1 de octubre me diagnosticaron hepatitis. Durante los diez días siguientes estuve en cama la mayor parte del tiempo, la cara se me había puesto pálida y los ojos se habían vuelto amarillos», dijo Mortaga. «Mucha gente a nuestro alrededor en Deir al-Balah también sufre esta enfermedad, pero los problemas de salud más comunes que padece la mayoría de la gente son enfermedades de la piel como consecuencia del agua salada y sucia que utilizamos para beber y bañarnos».

Mortaga compartió fotos con Drop Site News de erupciones y otras afecciones cutáneas que él y su familia sufren actualmente. «Mucha gente busca medicinas y no las encuentra», dijo. «Mi madre fue a un dermatólogo y le recetó un medicamento, pero no lo encontraba. Mi padre también tiene sinusitis crónica y no encuentra el espray que usa normalmente». Él y su familia siguen esperando que el Departamento de Estado les ayude a evacuar.

Recopilar cifras exactas sobre el impacto total de las enfermedades en Gaza es casi imposible debido a las restricciones de entrada al territorio y al colapso del sistema sanitario durante la guerra. Sin embargo, los informes del personal médico que sigue trabajando en Gaza ofrecen un panorama sombrío y constante de una población que sucumbe a los estragos de la enfermedad.

El lunes, Mohammed Aghaalkurdi, trabajador humanitario que trabaja en Jan Yunis, publicó un artículo de opinión en The New York Times en el que evaluaba la catástrofe a la que se enfrenta el sistema sanitario de Gaza. «Se han cortado las tuberías de agua que abastecen la zona, las aguas residuales inundan las calles y la gente no tiene más remedio que vivir en tiendas de campaña debido a las constantes evacuaciones y bombardeos. Muchos se han visto obligados a utilizar agua de mar contaminada con aguas residuales sin tratar para lavarse y lavar la ropa. Casi no hay jabón ni detergente para comprar», escribió. «A diario, los puntos médicos de nuestro equipo en el sur de Gaza atienden ahora a unos 180 niños con enfermedades eruptivas de la piel, como impétigo y varicela».

Antes de la guerra, Gaza ya figuraba entre los lugares más densamente poblados del planeta. Ahora, gran parte de la población se ha visto obligada a refugiarse en una serie de las denominadas «zonas seguras», entre las que se incluye un área a lo largo de la costa conocida como Mawasi, explicó Rana. Aunque el nivel de muertes y desplazamientos en el territorio ha dificultado la obtención de cifras exactas de población, es posible que en las zonas seguras se concentren hasta 1,9 millones de palestinos. Se calcula que la densidad de población de Mawasi supera las 30.000 personas por kilómetro cuadrado. «Toda la zona está abarrotada de tiendas y campamentos. Es insondable. Hay tiendas hasta donde alcanza la vista, y no hay baños ni acceso a agua corriente», añadió Rana.

En estas condiciones, las enfermedades transmisibles como la meningitis, la hepatitis A, las infecciones gastrointestinales, la sarna y la varicela están muy extendidas. A principios de este año también aparecieron informes sobre poliomielitis en Gaza, lo que provocó una breve pausa en los combates para administrar vacunas de emergencia y evitar una mayor propagación de la enfermedad.

«Estamos viendo personas con graves complicaciones por cosas que podrían haberse evitado fácilmente, entre ellas muchos diabéticos que han enfermado gravemente por falta de una alimentación adecuada», afirma Rana. Las pequeñas heridas no suelen tratarse, lo que provoca gangrena y un alto índice de amputaciones parciales de manos y pies. «Últimamente hacemos más amputaciones por heridas infectadas y por diabéticos que por lesiones traumáticas».

Aunque la cifra de muertos en los combates estimada por el Ministerio de Sanidad de Gaza ha superado los 40.000 desde el comienzo de la guerra, los informes médicos sugieren que el número real de muertes causadas por la guerra alcanza ya probablemente magnitudes muy superiores debido a la destrucción deliberada de las infraestructuras de agua, alcantarillado y atención sanitaria.

El Ministerio de Sanidad no incluye las muertes por enfermedad y otras causas indirectas derivadas de la guerra en sus tabulaciones de muertos. Sin embargo, un estudio publicado en julio en la revista médica británica The Lancet calcula que el «exceso de muertes» provocado por la destrucción de las infraestructuras sanitarias y otras infraestructuras civiles puede haber superado ya las 186.000 desde el comienzo de la guerra, cifra que los autores estiman entre el 7% y el 9% de la población total del territorio antes de la guerra.

Evaluar el alcance de la pérdida es aún más difícil, ya que sólo un fragmento de la población de Gaza tiene acceso a asistencia médica en estos momentos. «La gran mayoría de la población vive en estos campamentos de tiendas de campaña inaccesibles. Probablemente no estemos captando ni siquiera una fracción del número de infartos y derrames cerebrales que se están produciendo», afirmó Rana. “Estamos viendo tantos casos de meningitis en el hospital que se está convirtiendo en una verdadera epidemia. Calcular el ritmo de propagación de las enfermedades infecciosas en este momento es sencillamente imposible».

Es probable que las condiciones actuales agraven la crisis. «Hay residuos por todas partes, basura por todas partes, hay aguas residuales en la calle por donde camina la gente, todo esto está calculado para causar enfermedades infecciosas masivas. No hay agua limpia para beber. He visto literalmente a niños bebiendo aguas residuales de la calle, ese es el nivel de desesperación», añadió Rana. «Todo el mundo está desnutrido, todo el mundo está inmunodeprimido, y estas son las personas que han sobrevivido a los bombardeos».

La idea de utilizar la enfermedad como arma contra los gazatíes se hizo pública en noviembre pasado, cuando Giora Eiland, influyente general de división retirado del ejército israelí y asesor del ministro de Defensa, Yoav Gallant, empezó a defender el uso de la inanición, la enfermedad y la denegación de agua como herramientas de guerra.

En noviembre, Eiland escribió un artículo en la edición en hebreo de Yedioth Ahronoth en el que animaba a Israel a infligir sufrimiento a la población por estos medios. «La comunidad internacional nos advierte de un grave desastre humanitario y de graves epidemias. No debemos rehuir esto. Al fin y al cabo, las epidemias graves en el sur de Gaza acercarán la victoria y reducirán las bajas entre los soldados israelíes», escribió Eiland. Sobre el posible impacto de esta estrategia en la población civil, añadió: «¿Quiénes son las “pobres” mujeres de Gaza? Todas son madres, hermanas o esposas de asesinos de Hamás».

El artículo de Eiland fue respaldado posteriormente por el influyente ministro de Finanzas israelí de extrema derecha, Bezalel Smotrich, que lo compartió en las redes sociales y declaró que «estaba de acuerdo con cada palabra».

Eiland es también el artífice de una propuesta conocida como el «Plan de los Generales», que impulsa el uso de la inanición para vaciar el norte de Gaza de su población y transformar el territorio en una «zona militar cerrada», una estrategia que, al parecer, Israel está considerando desplegar en la parte norte del territorio.

El asesor del ministro de Defensa y exjefe del Consejo de Seguridad Nacional israelí ha alabado públicamente la destrucción de los suministros de agua como herramienta para infligir sufrimiento colectivo a los palestinos. «Israel, según tengo entendido, cerró el suministro de agua a Gaza», dijo Eiland en una entrevista en hebreo el año pasado. «Pero hay muchos pozos en Gaza, que contienen agua que tratan localmente, ya que originalmente contienen sal. Si la escasez de energía en Gaza hace que dejen de bombear agua, está bien. De lo contrario, tendremos que atacar estas plantas de tratamiento de agua para crear una situación de sed y hambre en Gaza, y crear así una crisis económica y humanitaria sin precedentes».

El plan de Eiland de utilizar el agua, las enfermedades y la desnutrición como armas de guerra parece haberse aplicado en Gaza, y la población civil está sucumbiendo en masa a los estragos de las enfermedades. Como resultado de estas medidas, y con la guerra en marcha, la cifra final de muertos en Gaza puede acabar superando incluso las estimaciones más sombrías que están haciendo ahora los investigadores médicos.

“No hace falta lanzar una sola bomba y se puede acabar con una población entera simplemente destruyendo por completo sus instalaciones e infraestructuras de esta manera”, dijo Rana. “Esa será la causa de la gran mayoría de las muertes al final de esta guerra”.

Murtaza Hussain es un periodista especializado en temas de seguridad nacional y política exterior. Sus trabajos se publican en CNN, BBC, MSNBC y otros medios de comunicación.

Texto original: Drop Site News, traducido del inglés por Sinfo Fernández.

Fuente: https://vocesdelmundoes.com/2024/10/19/los-supervivientes-de-los-bombardeos-israelies-se-enfrentan-a-una-nueva-catastrofe-epidemias-amputaciones-inanicion/