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Más conversaciones inútiles

Fuentes: Al Ahram Weekly

Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández

El Primer Ministro israelí Ehud Olmert y el Presidente de la Autoridad Palestina Mahmud Abbas mantuvieron otra ronda de negociaciones en Jerusalén Oeste el pasado 7 de abril. Sin embargo, como en tantas reuniones anteriores, este último encuentro no aportó resultados sustantivos que puedan representar un avance en el proceso de pacificación israelo-palestino.

Según fuentes periodísticas israelíes, se puso al día a los dos dirigentes acerca de las «conversaciones secretas» que están manteniendo la Ministra de Asuntos Exteriores israelí Tzipi Livni y el jefe de las negociaciones palestinas Ahmed Qurei sobre las cuestiones del estatuto final, tales como Jerusalén, el derecho al retorno, los asentamientos judíos y las fronteras de una futura entidad palestina en Cisjordania.

Durante el encuentro, que duró tres horas, Olmert y Abbas acordaron mantener reuniones bisemanales y continuar con el «canal de las negociaciones secretas» con la esperanza de alcanzar un acuerdo de paz antes de que finalice 2008.

Un alto portavoz israelí, Mark Regev, declaró: «Se ha llegado al acuerdo de que, no obstante las diferencias sobre el terreno que ambas partes están viendo en las diversas cuestiones, las negociaciones proseguirán con el objetivo de alcanzar un acuerdo histórico a finales de año».

Fuentes israelíes dijeron que Olmert y Abbas «examinaron los recientes progresos», una alusión a la supuesta suavización de restricciones al movimiento palestino en Cisjordania que tan gravemente interrumpe la vida palestina y convierte en imposible cualquier tipo de comercio significativo. Israel, en respuesta a presiones estadounidenses, dijo durante la última semana que eliminaría algunos bloqueos y controles de carretera en Cisjordania. Los palestinos y los observadores de terceros países dicen que sólo se han removido un pequeño número con montones de suciedad y que los principales obstáculos al tráfico palestino permanecen intactos.

Según fuentes israelíes y palestinas, Abbas pidió a Olmert que detuviera la expansión de asentamientos en Cisjordania y en el Este de Jerusalén. Olmert respondió pidiéndole a Abbas que acabara con el lanzamiento de cohetes caseros contra Israel desde la Franja de Gaza. Cuando Abbas le dijo a Olmert que eso se escapaba de sus posibilidades, Olmert le dijo, bastante lacónicamente, «ese no es mi problema».

Según se informa, Abbas le recordó a Olmert que la expansión de asentamientos israelíes va en clara violación de los principios de la hoja de ruta. Olmert le contestó que la expansión era consecuente con la tristemente célebre carta del Presidente Bush al anterior Primer Ministro israelí, Ariel Sharon, en 2004. En esa carta, Bush aseguraba a Sharon que los asentamientos israelíes más importantes en Cisjordania quedarían dentro de Israel como parte de la solución sobre el estatuto final con los palestinos, especialmente en la región de Jerusalén.

Anteriormente, el funcionario palestino Saeb Erekat puso de manifiesto su frustración por la lenta marcha de las negociaciones y «la menguada credibilidad de todo el proceso de paz», diciendo que Israel «no ha cumplido ni un solo renglón de lo que ya se había acordado sobre un montón de cuestiones, incluyendo la construcción de asentamientos, los bloqueos de carreteras y la liberación de prisioneros palestinos». «Lo que importa no es lo que Israel dice sino lo que hace», añadió Erekat.

Antes del último encuentro entre Abbas y Olmert, la Ministra israelí de Asuntos Exteriores Livni, que también participó en la reunión, dijo que Israel tenía una serie de «líneas rojas» que ella no iba a cruzar bajo ninguna circunstancia. La radio del ejército israelí, GaleTzahal, mencionó a Livni diciendo que confiaba en que la comunidad internacional comprendiera que Israel no se iba a comprometer acerca de Jerusalén, los refugiados y las fronteras.

Hamas fustigó el último encuentro de Abbas y Olmert llamándolo «tapadera para seguir judaizando Jerusalén y expandiendo los asentamientos». Sami Abu Zuhri, portavoz jefe de Hamas en la Franja de Gaza, dijo: «Es en gran medida lamentable que Abbas haya estado dispuesto a reunirse con ese criminal de guerra cuyo gobierno aprobó la reciente carnicería genocida contra los niños de Gaza».

Otro dirigente de Hamas, el Sheij Hamed Al-Beitawi, anterior imán de la Mezquita de Al Aqsa, actualmente encarcelado en Israel sin acusación ni juicio por «afiliación con un partido político ilegal», criticó a Abbas. «Nos sorprende que sigas manteniendo esos cordiales encuentros con los dirigentes israelíes mientras te niegas a reunirte con sus hermanos palestinos en Gaza. Tu diálogo con tus hermanos es más importante que tus amigables charlas con el enemigo», dijo Beitawi.

«La fuerza procede de la unidad y la desunión no produce más que debilidad. Por lo tanto, llamamos a nuestro pueblo en Ramala y Gaza para que demuestre su responsabilidad nacional. Todo el mundo debe comprender que si la barca palestina es segura, todos estarán a salvo y que, si se hunde, todos vamos a perecer», añadió Beitawi.

Mientras tanto, Israel ha continuado batiendo tambores de guerra esta semana, poniendo al ejército y a las fuerzas de seguridad israelíes en alerta máxima. El gobierno israelí anunció maniobras militares por toda la nación con el objetivo de preparar el país para ataques con cohetes y armas no convencionales. Como parte de las maniobras, conocidas con el nombre de Turning Point-2, las sirenas estuvieron resonando por todo Israel y los niños en los colegios y los funcionarios del gobierno corrieron a los refugios contra ataques aéreos.

No obstante, el Ministro israelí de Defensa Ehud Barak dijo que esos ejercicios de cinco días de duración no significaban que Israel previera una guerra en un futuro próximo. Dijo que las maniobras debían contemplarse como parte de la respuesta del país a las lecciones aprendidas de la guerra del Líbano en 2006 contra Hizbollah. «Al Estado de Israel no le interesa que haya una escalada en la situación de la región», dijo Barak.

Sin embargo, Benyamin Ben Elizer, un anterior Ministro de Defensa, amenazó esta semana con destruir a Irán si la República Islámica atacaba a Israel. «Los iraníes no se van a apresurar a atacar a Israel, porque comprenden el significado que tal acción podría tener y son muy conscientes de nuestra fuerza», dijo Ben Elizer, aludiendo al arsenal nuclear israelí.

Añadió que: «En una futura guerra, será mucho más seguro vivir en las ciudades del norte de Israel, como Nahariya y Shlomi, que en Jerusalén y Tel Aviv, ya que es de prever que en un ataque abierto caigan sobre Israel cientos de misiles. No hay un sitio en el país que no esté dentro del alcance de Siria y Hizbollah».

Algunos observadores creen que las maniobras, en las que se entrena a los servicios de rescate y de defensa civil para que respondan a simulacros de ataques, incluyendo ataques químicos simulados, se incluyen en el contexto de los preparativos israelíes y/o israelíes-estadounidenses para atacar las instalaciones nucleares de Irán antes del final del mandato presidencial de George W. Bush.

Israel ha estado abiertamente pinchando a la administración Bush para que lance una guerra contra Irán que le impida adquirir tecnología nuclear. Los oficiales israelíes prevén que la respuesta iraní vendría a través de Hizbollah y, posiblemente, también de Siria. Se cree que tanto Siria como Hizbollah poseen misiles cuyo alcance llega a todos los centros de población importantes de Israel.

Enlace con texto original en inglés:

http://weekly.ahram.org.eg/2008/892/re71.htm